Desde el año 2004 –y con la reforma del Reglamento General de Conductores–, tras alcanzar los tres años de experiencia con el permiso B, los conductores tienen permitido subirse a la moto. Una medida que muchos recibieron de buen grado, dado que les permitía saltar a una moto con marchas sin pasar por la prueba específica del carnet A2. Puede que este haya sido tu caso o puede que, simplemente, te hayas decidido por una cilindrada mayor y más potente.
A partir de los 125 cc, la gran mayoría de las motos son de transmisión manual por lo que no es tan fácil como saber circular sobre las cuatro ruedas. El control de la caja de cambios con pies y manos y adquirir soltura sobre un vehículo de mayor peso puede resultar complicado si es tu primera vez. Por ello, desde Circula Seguro te recomendamos que no te incorpores a circular sin haber practicado antes en lugares sin tráfico y con espacio amplio. Incluso te animamos a realizar algún curso de perfeccionamiento para aprender más rápido y con la seguridad que dan los maestros.
Antes de subirse a la moto, unos apuntes teóricos
Empecemos por la teoría básica: la gran mayoría de motos que no son eléctricas o scooters cuentan con una caja de cambios manual. Por lo tanto, si quieres convertirte en un verdadero motero, el primer paso es aprender cómo usar una moto con marchas. Aunque es una maniobra que al principio parece exigir mucha técnica y coordinación, como todo, con el tiempo y poco a poco se automatiza.
Al igual que en un coche, cambiar de marcha en una moto pone en juego a tres componentes: el acelerador, el embrague y la palanca de cambios. En este caso y, a diferencia de los coches, los dos “pedales” de aceleración y embrague se encuentran al alcance de la mano, mientras que la palanca de cambios se gestiona con el pie. Para realizarlo de una forma instintiva lo primero que has de saber es que:
- La parte derecha de nuestro cuerpo controla el movimiento de la moto: el acelerador con la maneta derecha y el freno con el pie derecho.
- La parte izquierda de nuestro cuerpo controla el cambio de marchas: el embrague con la maneta izquierda y la palanca de cambios con el pie izquierdo.
Mientras que el puño de la derecha se puede mover para aumentar las revoluciones con el giro de muñeca, el de la mano izquierda es fijo. Este permite accionar con comodidad el embrague de la moto al tirar de la maneta, separando el movimiento del motor de la transmisión (la moto no se moverá mientras esté accionado). Es en ese preciso momento en el que podemos utilizar la palanca de cambios con el pie izquierdo para subir o bajar la marcha.
Posiciones de la palanca de cambios del pie
En función del modelo, la caja de cambios suele tener entre 6 y 7 posiciones de las cuales sólo una deja independiente el giro del motor y el giro de la rueda trasera: el punto muerto o posición neutral. Cada vez que pisamos (hacia abajo) la palanca de cambios con el pie izquierdo, seleccionamos una de las 7 posiciones con la siguiente relación de marchas en este orden:
- 6ª marcha (si la tiene)
- 5ª marcha
- 4ª marcha
- 3ª marcha
- 2ª marcha
- Neutral
- 1ª marcha
Si empujamos la palanca con la punta del pie hacia arriba, la relación es la misma pero, en este caso, empezando por la 1ª marcha.
¿Cómo embragar en una moto con marchas?
Antes de meternos en faena debemos de arrancar la moto de forma segura. Para ello, lo más recomendable es hacerlo con la palanca de cambios en la posición neutral para evitar que la moto se mueva de forma brusca y el motor se cale. Gira la llave, acciona la maneta del acelerador y… ¿Oyes ese rugido?
Si queremos cambiar de marcha debemos utilizar los tres protagonistas que hemos mencionado al comienzo del artículo y en el siguiente orden:
- Primero tiramos de la maneta del embrague con la mano izquierda y la mantenemos apretada: el motor y la transmisión se han separado y permiten introducir una marcha.
- Soltamos totalmente el acelerador de la mano derecha para que el motor se mantenga girando pero a bajas revoluciones.
- Seleccionamos la primera marcha pisando con el pie izquierdo hacia abajo sin soltar el embrague de la mano.
- Ahora ya tenemos una marcha engranada y tenemos que ir soltando el embrague de forma gradual y suave para que la moto no se cale ni lo haga con saltos bruscos.
- Empezamos a acelerar poco a poco mientras continuamos soltando el embrague y viendo cómo responde la moto.
- A medida que la moto se va moviendo continuamos acelerando hasta que las revoluciones nos pidan subir a otra marcha.
Dudas más frecuentes sobre el cambio de marcha en moto
¿Cuándo debo cambiar de marcha? Debes hacerlo cuando el motor te lo pida, es decir, si notas que está muy revolucionado y su sonido es muy agudo, debes de subir una marcha. En caso de que notes que a la moto le cuesta acelerar y parece que vaya a pararse, debes engranar una marcha menor.
¿Al subir una marcha siempre tengo que acelerar? Es recomendable que siempre lleves el motor a un ritmo de revoluciones algo más alto cuando vayas a subir de marcha. Al engranar una marcha más larga el motor reduce revoluciones por lo que es importante tener suficiente par y potencia antes de subir.
¿Qué ocurre si me salto una marcha al subir o bajar? No existe ningún problema de riesgo, el único inconveniente es que el cambio de marchas será más brusco y, tanto bajando como subiendo, notarás que el motor se revolucionará mucho o se ahogará, respectivamente.
Y vuelta a repetir: dar cera, pulir cera
Ya has aprendido a conducir una moto con marchas, pero ahora queda lo más importante: repetir, repetir y volver a repetir. Cualquier proceso de aprendizaje se considera completo cuando se realiza de forma instintiva. La conducción de una moto con marchas nunca será del todo segura mientras tengas que pensar cada uno de tus movimientos al detalle. La suavidad y fluidez de las maniobras a los mandos permite que toda la concentración esté en la carretera y en el movimiento del resto de usuarios. Recuerda que, sobre una moto, siempre debemos de hacernos ver y actuar de forma preventiva, como si los demás no se hubiesen percatado de nuestra presencia.
Encuentra una localización vacía como un parking o una explanada donde puedas poner en práctica todos tus conocimientos teóricos hasta que sientas que tienes la situación bajo control. Sólo en ese momento tu mente podrá relajarse y sentirás la seguridad de salir a escena en circunstancias reales de conducción.
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