Luces de color amarillo ¿selectivo?

Jaume

10 de febrero de 2012

Una cosa divertida que ocurre cuando uno se saca el carnet de conducir es que al amarillo le salen apellidos. Lo tenemos de dos familias. Por un lado, el Amarillo Auto, de los auto de toda la vida, para semáforos, luces laterales e intermitentes.

Por el otro lado, el Amarillo Selectivo, una familia con cada vez menos miembros, aunque antaño proliferaba en las luces delanteras (sobre todo en Francia, donde era obligatorio hasta 1993), hoy en día sólo se ve en algunas luces antiniebla delanteras y en los carteles de puerto de montaña cuando la cosa empieza a ponerse fea.

No es que tenga nada en contra de la familia de los Auto, pero hoy nos centraremos en su primo lejano algo más claro. Al parecer, la idea de utilizar luz amarillenta en los faros delanteros de los vehículos nació en nuestro vecino del norte (Andorra no, un poco más arriba hombre).

En el periodo entre guerras, nuestros amigos galos querían una forma sencilla de distinguir los vehículos nacionales de los extranjeros de forma sencilla de noche, y se les ocurrió simplemente cambiar el color de las luces. Así de simple: luz amarilla, francés bueno. Luz blanca, nazi malo.

Sin embargo, la elección del amarillo no fue casual. Obviamente, lo que no querían era perjudicar la seguridad en carretera. Así que decidieron simplemente quitarle a la luz blanca su parte menos útil.

Plátanos de color amarillo selectivo

Me explico. Como todos sabemos, la luz blanca en realidad está compuesta de luces de todos los colores primarios. Desde las longitudes de onda más largas (rojo) hasta las más cortas (azul y violeta). Un efecto que conocerán los aficionados a la fotografía es cuesta mucho enfocar colores muy diferentes a la vez.

Esto es porque los diferentes colores se refractan en ángulos ligeramente diferentes al atravesar una lente. La diferencia es muy pequeña, pero en algunos casos puede apreciarse en una fotografía de precisión.

En nuestro ojo pasa lo mismo, ha evolucionado de forma que se encuentra cómodo enfocando los colores más abundantes en nuestro entorno: amarillo, rojo, naranja… ese tipo de colores; por el simple motivo que el sol es amarillo.

Eso quiere decir que nuestro ojo se siente más incómodo intentando enfocar la parte azul de la luz. De hecho, cualquier dibujo azul sobre fondo blanco se verá bastante mal, sobre todo en condiciones de poca visibilidad (como en la imagen unos párrafos más abajo). Por contra, un objeto azul o verde muy brillante produce rápidamente la sensación de deslumbramiento, incluso cuando luz roja de la misma intensidad es muy cómoda.

Aquellos que viváis o visitéis Barcelona podréis comprobar este efecto muy claramente en la estación central de ferrocarril más importante la ciudad: Sants. Los carteles que anuncian las próximas salidas están formados por leds verdes, que resultan casi imposibles de leer a distancia. Lo que contrasta con otras estaciones de la misma ciudad, que utilizan los tradicionales leds rojos, mucho más cómodos de leer incluso a grandes distancias.

Texto azul sobre fondo negro

En definitiva, el amarillo selectivo se forma simplemente cogiendo luz blanca, y quitando la parte de longitud de onda más corta. Es decir, filtrando el azul y un poco de verde. De esta forma, se selecciona (de ahí el nombre) la parte más importante de la luz.

De hecho, es común escuchar que los faros de color amarillo reducen la posibilidad de deslumbramiento. Ciertamente, el argumento tiene todo el sentido del mundo según lo que hemos estado diciendo. Sin embargo, es un tema más bien controvertido; al filtrar parte de la luz, también estamos reduciendo su intensidad total (¡desperdiciando parte de la energía!), con lo que a lo mejor resulta más económico simplemente utilizar faros blancos menos potentes.

De una forma o de otra, la realidad el amarillo selectivo ha quedado prácticamente desterrado de los faros principales de los vehículos. Ningún país lo impone, y de hecho en la mayoría está prohibido en los vehículos nuevos.

Tan sólo sobrevive en algunos faros antiniebla delanteros. No es que en ellos «quiten mejor» la niebla, o produzcan un mayor constaste. Los principios en que se basa son los que hemos explicado, no hay ninguna diferencia si el amarillo selectivo se usa en faros principales o en antinieblas.

Lo más seguro es que la permisividad de la luz amarillenta en ellos sea una simple reliquia de las legislaciones antiguas. Como las antiniebla suelen ser piezas opcionales, actualizar esta parte de la normativa no debió resultar apremiante.

Sea eso o no, las antiniebla son una iluminación complementaria, con grave riesgo de deslumbramiento si se usa de forma negligente. Así que permitir utilizar luz atenuada y menos molesta al ojo sin duda parece una buena idea.

Fotos | Scheinwerfermann, Justin Omellas