Sueño al volante. Cómo evitarlo

Josep Camós

5 de julio de 2007

Un estudio publicado por el RACE pone de relieve la escasa importancia que los 2.180 encuestados conceden al sueño como factor de riesgo en la conducción. De ellos, el 80% reconoce haber manejado su vehículo en estado de somnolencia y el 50% afirma no detener la marcha de forma regular durante los viajes largos.

El sueño es un factor de riesgo inherente a la conducción. Viene motivado por la fatiga que conlleva mantener un nivel de atención constante y se acentúa con otros factores que conviene evitar, como el consumo de algunos fármacos, la ingesta de alcohol, la práctica de actividades más intensas de lo habitual, el ayuno o las comidas copiosas, la irregularidad del sueño nocturno, el calor y falta de ventilación en el vehículo y la monotonía en la conducción.

El mejor remedio para el cansancio es el descanso regular y una dieta sana. Ni el café ni una ducha pueden reparar la fatiga producida por un viaje largo. Por eso, antes de echarse a la carretera conviene trazar una ruta situando en ella puntos de parada obligatorios. De esta forma, tendremos el descanso como una etapa más del viaje.

Aunque hoy los automóviles puedan recorrer 1.000 km sin parar, ese nivel de autonomía no se aplica al automovilista. Conviene detener la marcha para descansar cada 200 km o cada dos horas de trayecto, momento en que el nivel de atención del conductor desciende bruscamente por efecto de la fatiga. Si se nota cansancio antes es altamente recomendable adelantar la parada. Para esto, resulta útil tener presentes cuáles son sus síntomas:

  • Visión borrosa e incremento en la frecuencia de parpadeos
  • Ansiedad, irritabilidad, mayor tolerancia al riesgo
  • Reacciones bruscas ante sonidos como el del claxon
  • Sensación de pesadez, dolor o picor
  • Cambios posturales, estiramientos, bostezos
  • Maniobras más espaciadas, torpes y erróneas

Vía | El País, Servei Català de Trànsit