El uso de la bicicleta se ha convertido, hoy por hoy, en una actividad cotidiana por tratarse del vehículo perfecto para desplazamientos cortos y no sólo eso, sino que además, la bicicleta resulta ser, un medio de transporte económico, fácil de aparcar, cuida el medio ambiente y de paso nos vale para sentirnos bien físicamente. No obstante, conlleva sus riesgos y no podemos ‘caer en la trampa’ de relajar nuestra atención sobre los demás usuarios que comparten las vías públicas tras circular en bici por una razón: los siniestros de tráfico. Un problema que podemos solucionarlo si entre todos tomamos conciencia de la gravedad que supone un sólo siniestro en el que interviene un ciclista.
Las medidas preventivas que pueden tomarse para circular en bicicleta como son, la utilización del casco, el uso de prendas reflexivas, circular por el arcén siempre que sea éste transitable de una vía interurbana, mantener la distancia de seguridad no sólo con los vehículos sino también con los peatones, especialmente, cuando circulamos por zonas peatonales, el uso correcto de las vías para ciclistas, pueden prevenir situaciones de riesgo o, en su caso, minimizar las lesiones del ciclista en caso de impacto o caída. El conductor de una bicicleta debido a su vulnerabilidad sale peor parado que cualquier otro conductor en caso de producirse un siniestro vial.
El ciclista implicado en un atropello puede que no pueda contar lo sucedido, falten elementos para sacar conclusiones sobre las causas que llevaron al hecho, incluso, existan dudas de por dónde circulaban los conductores implicados en el momento del siniestro. De ahí, que cualquier grabación a modo de caja negra, como tienen los aviones, pueda ser una pieza clave para despejar muchas dudas, evitar situaciones de indefensión y plantear, a toro pasado y para que no vuelva a ocurrir, nuevas medidas sobre Seguridad Vial.
¿Qué es la caja negra para bicicletas?
La caja negra para bicicletas, bautizada como Rideye, es un dispositivo similar a una cámara de vídeo de alta definición y que colocada sobre el manillar de la bicicleta puede grabar y registrar imágenes reales, de forma voluntaria o consentida por parte de su conductor durante su desplazamiento. El material con que está fabricado está protegido por una aleación de aluminio similar a la que se utiliza en las cajas negras de los aviones y su función, en un principio, es almacenar datos que permitan analizar lo ocurrido en caso de sufrir un accidente o incidente vial.
Su inventor, Cedric Bosch se inspiró en la caja negra o registrador de datos que llevan las aeronaves y coches motores o locomotoras de trenes para registrar la circulación del vehículo a tiempo real y, luego, poder visualizar y oír lo grabado. Un invento que se le ocurrió a Cedric Bosch tras el siniestro grave que sufrió un buen amigo suyo y del que no pudieron saberse las causas del mismo por falta de pruebas. Un relato que viene siendo habitual, por desgracia, en cuanto al modo de actuar por alguna de las partes, cuando existe: contradicción en la forma de producirse el evento, manipulación por terceros de las unidades de tráfico, falta de testigos y, sobre todo, cuando una de las personas implicadas se ausenta del lugar.
El funcionamiento de Rideye es muy simple: el propio ciclista acciona el mecanismo tras apretar el botón de encendido y el dispositivo empieza a grabar y registrar las imágenes con un ángulo de 120 grados, que se guardan en una memoria interna de 8 Gb (ampliable a 32 Gb) con capacidad para almacenar dos horas y media de vídeo. Superado ese tiempo, el dispositivo realiza un borrado automático de las grabaciones antiguas. No obstante, el sistema incorpora un sensor para detectar accidentes y cuando se produce una colisión se activa un protocolo de seguridad para guardar las imágenes en un archivo y evitar que se borren.
Un sistema que podría encuadrarse como medida de seguridad terciaria por tratarse de una intervención posterior al evento, consistente en la visualización de unas imágenes que sirven para esclarecer un hecho o suceso, como puede ser un siniestro vial, y en el que intervienen dos o más conductores, salvo que se trate de una caída o salida de vía del propio ciclista. Un dispositivo que aporta muchísima información y que puede ser tenido en cuenta durante la conducción de cualquier vehículo como, por ejemplo, en turismos y motocicletas. De hecho, los vehículos profesionales de mercancías y viajeros llevan un dispositivo similar, denominado tacógrafo que registra la velocidad y distancia recorrida por el vehículo, así como el tiempo de conducción y descanso del conductor.
Unas imágenes y datos relevantes para las personas afectadas, compañías de seguros y por supuesto para sacar información que puede ser válida, incluso, para determinar responsabilidades si fuese necesario, ¿no les parece?
Vía | El Confidencial
Foto | RIDEYE
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