Cómo resuelven los fabricantes de coches eléctricos la seguridad de la batería

Diego Ávila

12 de mayo de 2016

Cada día que pasa es más fácil adquirir un vehículo eléctrico. Muchos de los fabricantes ya cuentan con algún modelo (o versión) totalmente eléctrico. Además, los distintos desarrollos hacen que, aunque siga siendo un poco justa, cada vez la autonomía sea un poco más extensa y el coste de adquisición de uno de estos coches más económico.

Sin embargo, si analizamos los datos de ventas del sector en España, vemos que el porcentaje de vehículos con propulsión eléctrica todavía es muy muy bajo. Esa falta de autonomía a la que hacíamos referencia y el miedo a lo desconocido, hacen que los coches con motor 100 % eléctrico no terminen de despegar.

Tal vez, por ese miedo a lo desconocido, hay gente que piensa que un coche eléctrico no es tan seguro como uno tradicional y por eso más de uno no se plantea adquirir un vehículo de este tipo. La verdad es que quienes piensan así se equivocan. De hecho, puede que incluso sean más seguros.

A la hora de conducir, los coches eléctricos son más ágiles y estables si los comparamos con modelos exactamente de las mismas dimensiones y peso. Como las baterías van alojadas en la parte inferior de la carrocería, se reduce la altura del centro de gravedad y además permite una mejor distribución de pesos entre ambos ejes.

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En cuanto a los sistemas electrónicos de seguridad activa, un vehículo eléctrico puede incorporar todos los sistemas de un coche tradicional. ABS, control de tracción y control de estabilidad no faltan en los modelos eléctricos, pudiendo añadir sin problemas controles de crucero con función de frenado automática, aviso de ángulo muerto o el frenado de emergencia automático en ciudad por citar algunos ejemplos.

Ni que decir tiene que en cuanto a la seguridad pasiva ocurre lo mismo. La rigidez estructural y la protección del habitáculo, así como las zonas de deformación programada están totalmente estudiadas para garantizar la máxima seguridad en caso de impacto. Además, los modelos comercializados en Europa también se someten a los test de choque Euro NCAP como un coche convencional.

Sin embargo, en esta entrada nos queremos centrar en otro tema. La seguridad de sus baterías.
Antes de nada, debemos de hacer una sencilla reflexión. Los coches “convencionales” utilizan gasolina o gasoil como combustible. Cuando conducimos, ¿tenemos miedo de que ese combustible comience a arder o de que explote? No, ¿verdad? Por tanto, si no tenemos ninguna preocupación de llevar 50 litros de gasolina bajo los asientos traseros de nuestro turismo tampoco deberíamos encontrarnos inseguros por unas baterías.

Además, en caso de accidente, igual que en coches de gasolina o de gasoil, las baterías se encuentran dentro de la célula indeformable del habitáculo, por lo que es muy difícil que en caso de accidente (a no ser que sea muy violento) éstas se vean afectadas. Tal vez sepas que, en un coche de gasolina o de gasoil, si el accidente es considerablemente fuerte, la alimentación de combustible se elimina de forma automática para reducir el peligro de incendio. Pues en un coche eléctrico ocurre justamente lo mismo, pero en lugar de cortar el suministro de gasolina o gasoil, simplemente se desactiva la corriente eléctrica.

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Tal vez, por algún fallo eléctrico/electrónico de sobre-temperatura, el conjunto de baterías se incendie. Esta posibilidad, aunque real, es prácticamente inexistente. Los fabricantes pasan un gran número de pruebas de todo tipo y los organismos competentes no dejarían poner en circulación un vehículo con altas posibilidades de incendio o explosión. En cualquier caso, en caso de detectar ese exceso de temperatura, el sistema nos ordenará que nos detengamos o bien detendrá el suministro eléctrico por sí solo. Además, los materiales de las baterías no son inflamables y en un incendio las llamas se propagarían muy lentamente. Si fuera un vehículo de gasolina, en cuanto las llamas entrasen en contacto con el combustible que se haya podido derramar, el desastre estaría prácticamente garantizado.

Por tanto, y como puedes entender, un coche eléctrico es igual de seguro que un coche convencional o más.

Fotos| iStock Taina Sohlman, joel-t, edaldridge
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