Como todos los años, el 22 de septiembre se celebra el Día Mundial sin coches, dentro de la denominada Semana de la Movilidad Sostenible y Segura. Una año más las ciudades despliegan sus recursos para concienciar de la importancia de la movilidad sostenible. Para este caso, lo hacen instándonos a que imaginemos la posibilidad de una ciudad sin coches. Es una visión utópica no tan descabellada dados los tiempos que corren.
La iniciativa viene respaldada con una serie de medidas para que tratemos de dejar el coche en casa ese día (u otros). Son más de 400 ciudades las adheridas al programa europeo, garantizando no tanto el vaciado de las ciudades, como la sonoridad del Día sin coches.
No hace tanto que nos preguntábamos si el tráfico en el centro de las ciudades está destinado a desaparecer. Es un fenómeno que está década está cogiendo impulso y que en la siguiente amenaza con convertirse en realidad.
Europa está llena de ejemplos que ilustran más o menos esa tendencia. Solo es necesario observar cómo se han multiplicado las restricciones de acceso a los centros urbanos de muchas grandes ciudades. O, del mismo modo, cómo proliferan los proyectos para prohibir la circulación de los vehículos térmicos en países como Noruega, Países Bajos o Reino Unido o recientemente, en Madrid.
Sin poseer objetivos tan revolucionarios para el transporte, en España hay planes de Movilidad Urbana Sostenible o proyectos ambiciosos que buscan mejorar el entorno urbano y reducir el impacto del transporte.
¿Desde cuándo se celebra el Día sin coches?
Las jornadas sin coches son más antiguas de lo que puede parecer. Si bien desde la crisis del petróleo de 1973 aparecieron las primeras y tibias iniciativas, no fue hasta 1994 cuando ciudades como Reikiavik (Islandia), Bath (en Reino Unido) o La Rochelle (en Grancia) celebraron lo que hoy conocemos como días sin coches. Así, Gran Bretaña fue el primer país en darle una proporción nacional a la reivindicación. Fue en 1997.
La Comisión Europea, institución de gobierno de la Unión Europa, aplicó la idea a los estados miembros en el año 2000, enmarcándola dentro de la semana de la movilidad. En esa misma fecha, el Día sin coches adquiere ya trascendencia internacional.
El Día sin coches es una llamada de atención
Al Día sin coches no le faltan defensores, ni tampoco detractores. Comenzando por estos últimos, existen muchas opiniones que apuntan a que este tipo de iniciativas sirven para poco. Se basan en que no son tantos los que se apuntan a renunciar al transporte privado en favor de otras formas de desplazamiento alternativas. Sin ir demasiado lejos en el tiempo, algunos medios se hicieron eco del hecho de que en Madrid el Día sin coches había causado un 89% más de atascos.
No se puede negar que la jornada tiene gran parte de declaración de intenciones y que queda mucho por hacer. Sin embargo, según pasan los años, la necesidad de concienciar sobre el problema de la contaminación en el transporte se antoja más necesaria.
Se trata de una problemática que se ha venido subestimando desde algunos sectores. En Circula Seguro, con motivo del Día Mundial del Medioambiente, ya comprobamos algunas de las consecuencias de la contaminación sobre la salud pública.
Las emisiones en el transporte: una amenaza a la salud
Son muchas las fuentes que coinciden en los problemas de salud pública que supone la contaminación. Para empezar, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) publica anualmente datos sobre el número de muertes que esta causa. Esta primavera se hacían eco de 1,7 millones de defunciones infantiles anuales.
El motivo son los agentes contaminantes que salen del tubo de escape: óxidos de nitrógeno (NOx), dióxido de carbono, monóxido de carbono, partículas en suspensión (PM), óxido de azufre, ozono, etc. La lista de males asociados a estas substancias es muy larga. En 2012, la OMS terminó de demostrar que el humo de las motorizaciones diésel causa cáncer de pulmón. Lo grave es que según avanzan los años esa lista de enfermedades relacionadas sigue en aumento.
Con todo, muchas autoridades están comenzando a ser conscientes de la importancia desde un punto de vista económico. Un mayor número de enfermos ocasiona más gastos a la sociedad. Es una factura que pagamos entre todos a largo plazo. De ahí que la visión del asunto que se está imponiendo en la actualidad sea prevenir el problema de raíz, es decir, antes de que sea un problema.
La Seguridad Vial evoluciona con las ciudades
La Seguridad Vial es un factor más para entender el futuro inmediato de las ciudades. Pese a que el Día sin coches pueda considerarse «tan solo» como una declaración de intenciones, los entornos urbanos no dejan de evolucionar.
Otras formas de transporte (movilidad eléctrica, plataformas de coche compartido, transporte público o la bicicleta) han hecho su aparición. No queda demasiado para que copen el protagonismo en las ciudades, generando un nuevo panorama en la movilidad urbana. Esta requerirá, probablemente, que se replanteen muchas de las variables de la seguridad en el transporte urbano. Tenemos que estar preparados para asumir ese cambio. Podemos comenzar, por ejemplo, imaginando un día sin coches.
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