No, no nos quedaremos a oscuras en la carretera

Josep Camós

1 de marzo de 2011

Más cambios de esos que, según cómo se enfoquen, dan como para liarla en los medios. El Ministerio de Fomento quiere ahorrar un 50% en la iluminación de nuestras carreteras, que dicen que el Estado se gasta 25 millones de euros al año y eso no puede ser.

Y de ahí más de uno (yo, el primero) ha interpretado que José Blanco iba a armarse con un tirachinas para romper las bombillas de toda carretera y que ya está bien eso de dejarse las lámparas encendidas cuando no hacen falta, que era lo que decía mi madre siempre que le llegaba la factura de la luz.

Nada más lejos de la realidad. Desde Fomento han aclarado en cuatro palabras que lo que van a hacer es sustituir las bombillas halógenas por luces de bajo consumo. Vamos, que lo que quieren en el Gobierno es iluminar igual pero a menor coste. Pues haber avisado, hombre, que con tanto ir y venir nos llevan locos a todos ya.

La incontinencia legislativa con que se está llevando la gestión de nuestra movilidad durante las últimas semanas ha desembocado en una propuesta de esas que a uno le hace dudar sobre si ayer fue 28 de febrero o de diciembre, día de los Santos Inocentes que somos cada vez más los usuarios de las vías públicas. Sea como fuere, nos estamos acostumbrando ya a que un día nos comuniquen una medida de lo más extraña y a renglón seguido se nos dé un matiz, una explicación complementaria o incluso una contramedida. Curiosa forma de comunicar, esta de los políticos (me da igual el color).

Volviendo a la noticia en sí, es de cajón que la vía tiene que estar bien iluminada tanto de día como de noche. Y a pesar de ser tan de cajón, no nos sorprende lo más mínimo que al gobierno de turno se le ocurra la peregrina idea de recortar gastos en alumbrado. Que ya sabemos que no es lo que parece, pero no nos resulta sorprendente. ¿No será por el patético y lamentable estado que presenta ya la iluminación de muchas de nuestras vías?

Semáforo de alta visibilidad

Hileras de farolas que nunca se encienden, túneles con los dispositivos de iluminación sucios, barreras con captafaros que la última vez que vieron un cubo de agua fue el día de su inauguración. Y, en el lado opuesto, oasis lumínicos en medio del más oscuro de los desiertos que causan todo tipo de deslumbramiento para luego dejarnos a oscuras en medio de la carretera, a poder ser antes de una curva, túneles en los que son necesarias las gafas de sol, barreras metálicas que de tan brillantes parecen anunciar la presencia de un vehículo que no es otro que el propio, y así hasta el aburrimiento.

Bueno, y ya que estamos, y dejando de lado Fomento para meternos a fondo en los pueblos y ciudades de nuestro país, que levante la mano quien no haya sido atacado por océanos de luces urbanas que hacen invisibles a los usuarios más débiles de la vía, señales que quedan justo delante de una farola y pasan inadvertidas, semáforos que sirven para ponerse moreno con la luz que dan.

Sí, desde luego, hace falta una seria reorientación en el asunto de la iluminación de la vía. Si los dispositivos que emplee Fomento, seguramente de tipo led, cumplen con su cometido a un coste menor, bienvenidos sean. Si además esta actuación sirve para que se repasen los muchos defectos de iluminación que tienen nuestras vías, mejor que mejor.

Vía | El Correo, Europa Press
Ilustraciones | Josep Camós