Aprender a conducir y después a circular no se consigue simplemente superando un examen teórico y práctico. Además de conocer las reglas del juego, habilidades y actitudes necesarias para evitar riesgos ante cualquier imprevisto, es importante tener una visión conocida y real de nuestro entorno. Manejar los mandos de un vehículo requiere además una preparación previa de auto responsabilidad que tiene que inculcarse durante el proceso de aprendizaje.
Cuando vamos al volante, tenemos que ser conscientes de la necesidad de una toma de decisiones de manera continua, precisa y libre de cualquier emoción o sentimiento que pueda desviar nuestra atención. No se trata de la exposición de la buena conducta como única garantía de éxito ni nada por el estilo. Es, simple y llanamente, circular como lo hacemos a diario pero con una identidad propia que defina nuestro comportamiento en sociedad.
Actualmente, la formación vial en las escuelas particulares de conductores prepara a los alumnos sobre el control y habilidades del vehículo así como la conducción en situaciones de tráfico real adaptadas, muchas veces, a las exigencias del alumno y otras, condicionadas por el propio centro de formación. Sin embargo, según un estudio Noruego basado en la conducción segura, dice que hay dos nuevas actividades que complementan los objetivos adecuados para la educación del conductor.
Cuatro escenarios para cuatro actividades en la formación vial
Estas nuevas actividades están relacionadas con los escenarios que debe conocer el aspirante antes de someterse a las pruebas necesarias para la obtención de su autorización y poder conducir. Los cuatro escenarios de la formación vial fueron presentados, seleccionados y llevados a la práctica por miembros del equipo del proyecto ‘Hermes’. Dichos escenarios están divididos en cuatro actividades diferentes, dos de ellas ya conocidas, de acuerdo a la ubicación donde se desarrollen:
El aula y el control del vehículo
El aula como lugar de encuentro del grupo donde se puede discutir el objetivo de la parte teórica así como la forma de conducción segura. El fenómeno vial con sus ventajas e inconvenientes y la importancia de la formación. Llegar al destino de manera segura sin causar peligro propio o ajeno si vamos al volante. Si la parte teórica es planteada en clase, los conocimientos adquiridos pueden ser trasladados a la práctica, recordando incluso los puntos debatidos y opiniones personales. Por tal motivo, el trabajo en clase, sin necesidad de memorizar conceptos, ayuda a desenvolverse durante la parte práctica, máxime, si la continuidad de los conocimientos adquiridos han sido enlazados en un proceso de aprendizaje positivo.
La pista y situaciones de tráfico
El objetivo general de este escenario es desarrollar la conciencia de un conductor y la comprensión de sus limitaciones para predecir cómo va a reaccionar un vehículo. Como ejemplos: la necesidad de permitir las distancias de seguridad con respecto a otros vehículos y las zonas de incertidumbre con respecto al resto de usuarios. Es una buena oportunidad a realizar en la pista (circuito cerrado al tráfico), ver el comportamiento del vehículo tras una frenada. El funcionamiento del ABS y la adherencia sobre el firme teniendo en cuenta el tiempo de respuesta es una buena práctica. Facetas que una vez conocidas serán tenidas en cuenta durante la conducción real al conocerse, por parte del aspirante, el comportamiento y prestaciones del vehículo. Por otro lado, el alumno, al expresar o sentir la sensación de dominio y experiencia, le sirve para conocer el nivel de entendimiento y sus futuros pasos dentro del proceso de aprendizaje y antes de enfrentarse al tráfico real.
Sobre el simulador, tráfico real y niveles de riesgo
Antes de iniciar la capacitación, el alumno debe conocer las maniobras más peligrosas, como por ejemplo: las reglas para los adelantamientos y los principios básicos para realizarlos por fases y de manera segura. El estudio del factor sorpresa y conocer los errores de otros conductores es una faceta que la puede facilitar muy bien el simulador. Un entrenamiento simulado garantiza, a ciencia cierta, conocer los posibles fallos y corregirlos para que no vuelvan a producirse. De hecho, existen en el mercado simuladores de conducción en tres dimensiones que ponen en juego el equilibrio que tiene que conseguir el alumno entre las exigencias que impone la conducción y su capacidad de respuesta. Si consigue un buen nivel incluso puede beneficiarse el alumno de una reducción de clases prácticas, siempre y cuando el proceso de aprendizaje haya sido de manera continua.
Habilidades y toma de decisiones en la carretera
Se trata de la última fase donde el nivel alcanzado refleja la preparación del alumno para enfrentarse al tráfico abierto. Además, en este escenario se verá la cualificación personal y tendencias que pueden influir en las actitudes, la toma de decisiones y el comportamiento en la conducción y, en consecuencia, la probabilidad de éxito o fracaso. Un ejemplo del conductor de escasa pericia puede ser, el deseo de experimentar emociones para impresionar a los demás. El mensaje básico es: la manera de conducir como un reflejo de quién eres, o quién, quieres ser. Es decir, el razonamiento empleado en la parte teórica vuelve a recordar el objetivo que debe alcanzar el aspirante conductor: la conducción segura utilizando las técnicas y habilidades respetando al resto de usuarios dentro del entorno vial.
En definitiva, lo que se persigue con estas cuatro fases o escenarios es aumentar la seguridad de los jóvenes aspirantes a conductores y noveles, desviando la importancia que se confiere en las clases de conducir, el control del vehículo y la percepción del tráfico para centrarse en el reconocimiento de los riesgos en la carretera y en el modo de evitarlos. La importancia de la formación inicial y continua desarrollada en unas fases, con contenidos diferentes, son necesarias para el entrenamiento en la educación y formación del conductor, cuando se combina con los conocimientos y habilidades, los factores de riesgo y la precisión en evaluar sus propias competencias.
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Foto | fermut, Daniel Dionne, campuspartybrasil
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