La conducción autónoma revolucionará la seguridad vial. Sin embargo, resulta un hito hacia el que conviene avanzar con mucha prudencia. Es una llamada de atención que lanzan organismos como Euro NCAP, tras realizar encuestas en las que descubren que un 70% de los conductores preguntados piensa que ya es posible comprar un coche que conduzca por sí mismo. Pues bien, para Euro NCAP, los riesgos no acaban en este desconocimiento.
Los fabricantes de automóviles se encuentran volcados en una carrera por la conducción autónoma cuyos logros tienden a difuminarse. Por eso, resulta muy recomendable distinguir entre tipos de tecnologías que suponen diferentes clases de conducción.
No es lo mismo conducción asistida o pilotada, que la conducción automatizada o autónoma plena. De hecho, existen seis niveles escalonados de entre los que conviene distinguir. Los beneficios de los desarrollos de los fabricantes nos van a beneficiar de forma directa durante esta década, gracias a las tecnologías ADAS.
Los expertos dudan sobre el piloto automático
Sin embargo, surgen muchas incógnitas sobre qué ocurrirá cuándo las llamadas tecnologías de conducción semi-autónoma se estrenen con tráfico abierto. La cuestión fundamental y principal motivo de preocupación es la indecisión entre las tareas que debe asumir la inteligencia del vehículo y el papel que han de jugar los conductores en todo este asunto.
El Programa Europeo de Evaluación de Automóviles Nuevos (Euro NCAP) iniciaba en 2018 un profundo análisis con el objetivo de prevenir determinadas situaciones de riesgos relacionadas con el desarrollos de sistemas como el piloto automático.
Su último estudio, #TestingAutomation, elaborado en conjunto con Global NCAP y Thatcham Research ha destapado impresiones potencialmente peligrosas en lo que se refiere al uso del piloto automático (que conocemos con otros nombres como Autopilot, Pro Pilot, etc.) en vías rápidas.
#TestingAutomation o el piloto automático a examen
Dentro del trabajo de investigación de Euro NCAP destacan el hecho de que uno de cada diez conductores de la muestra estaría tentando a «echarse una siesta» gracias al uso de los mencionados pilotos automáticos activados en autovías y autopistas.
En un informe independiente, la autoridad de seguridad vial europea ETSC ha puesto sobre aviso a la Comisión Europa para desplegar una hoja de ruta consistente que prevenga los riesgos que producirá el exceso de confianza de los conductores en esta tecnología.
En palabras del director de investigaciones de Thatcham, Matthew Avery:
Algunos fabricantes de automóviles están diseñando y promocionando vehículos de tal modo que los conductores creen que pueden delegar el control. Los fabricantes quieren ganar ventaja etiquetando sus sistemas como «autónomos» o «semi-autónomos», pero a la vez, alimentan la confusión entre los conductores.
En busca de la responsabilidad de la industria
Parece que las autoridades demandan un marco normativo que garantice unos mínimos en relación al piloto autómatico. Aunque el coche autónomo puede que todavía esté lejos de materializarse, los niveles intermedios de conducción autónoma están, casi, a la vuelta de la esquina.
Así se constata con los anuncios de fabricantes como Tesla. Esta compañía, no solo adelantaba que en 2020 ya alcanzaría el nivel 4 de conducción autónoma, sino que su propio CEO, Elon Musk, lo verbalizaba señalando que los conductores podrían «dormirse al volante mientras el modelo conduce por ellos».
Estas son justo las situaciones que se pretenden evitar desde el ETSC o Euro NCAP. Volvo es otro fabricante con planes avanzados para lograr una tecnología de piloto automático consistente en poco tiempo. Con todo, su CEO, Hakan Samuelsson, se muestra mucho más comedido que Elon Musk. Samuelsson cree que no se deben poner a rodar vehículos con estas tecnologías antes de tiempo o mientras supongan un riesgo, pues podrían erosionar la confianza de conductores y autoridades:
Tenemos una responsabilidad que incluye a todos los que estamos en este negocio, porque de otro modo vamos a terminar matando una tecnología que podría ser la que salvase más vidas en toda la historia de la automoción.
Supervisión en voz activa
Una de las primeras voces que nos avisaron de la llegada de este complicado momento provienen de la NASA. El psicólogo investigador de la NASA, Stephen Casner apuntaba, a tenor de su trabajo en las relaciones entre humanos y máquinas, lo siguiente:
La labor de estar sentado y observar un sistema que funciona de maravilla es extenuante. De hecho, es extremadamente difícil para los humanos monitorizar de forma precisa un proceso repetitivo durante largos periodos de tiempo. Es lo que se llama «mantenimiento de la vigilancia» (…)
Lo comentábamos también a propósito de cómo los fabricantes, en los últimos años, promocionan sus vehículos defendiendo que reducen la carga mental de la conducción. Por lo que nos cuentan los expertos, no resulta aconsejable desarrollar sistemas que reduzcan en exceso esa carga mental.
De ahí que desde Euro NCAP insistan en que incluso aquellos sistemas más avanzados de asistencia necesitan una supervisión obligatoria. Antes de la llegada de la conducción autónoma parece que resultará imperativo solucionar este dilema que podría amenazar, tanto a la seguridad de los conductores como a la efectividad del coche autónomo para salvar vidas.
Imágenes | iStock/Scharfsinn86 e iStock/Andrei Stanescu