Tenerlo limpio es fundamental. Mientras conducimos, la mayor parte de la información que recibimos es a través de la visión y para que podamos ver bien, lo primero es que nuestro parabrisas esté limpio y en perfecto estado. Nada debería obstaculizar toda la información que «vemos».
Más allá de la pura limpieza es interesante que esté en perfecto estado. El parabrisas es la primera línea que tenemos ante agresiones externas y eso hace mella. Los actuales parabrisas están fabricados en vidrio laminado compuesto de capas alternas de vidrio y policarbonato. Este conjunto permite que ante impactos, el parabrisas no se resquebraje por completo, pero no es una armadura perfecta.
Las chinas, gravilla, piedrecitas proyectados sobre la luna tienen sus consecuencias. Estos impactos pueden ser pequeños y reparables pero también pueden obligar a que hagamos una visita al taller. Dentro del primer grupo están los pequeños impactos en estrella, burbuja o la combinación de ambos.
Para que éstos puedan ser reparables, en cuanto nos demos cuenta del deterioro debemos tapar la zona dañada para que el polvo o el agua hagan que no se puedan reparar. Lo siguiente, dirigirnos a un especialista y comprobar si tiene arreglo. Cuanto más tardemos peor e incluso pueda requerir un cambio completo. El frío, unido con el agua, y principalmente los cambios de temperatura pueden convertir un pequeño impacto en una luna completamente mellada e inservible para un conducción segura.
Cuando un impacto en estrella es mayor a una moneda de dos euros, o cuando hay más de 2 impactos en el parabrisas éste deja de ser reparable. Aunque principalmente deja de ser reparable cuando el impacto está situado dentro del campo de visión del conductor. Una circunferéncia de unos 30 cm. de diámetro con centro en nuestra vista.
En Circula Seguro | Cristales ¿limpios?