Cuándo está realmente permitido tocar el claxon

Carlos R Vidondo

24 de septiembre de 2018

 

Claxon y prisas, un cóctel que sin duda alguna altera el status quo de nuestras ciudades. Lo usamos (equivocadamente) para todo, lo que puede suponernos en alguna ocasión una multa de hasta 6.000 euros. Siempre que sirva para alertar de un peligro se le estará dando buen uso, en cambio, si es para quejarse o reclamar algo a otro conductor estaríamos infringiendo la norma.

El claxon tiene un origen, para muchos, desconocido y su evolución también nos ha llevado a experimentar con diferentes sonidos y alertas. ¿Quieres conocer cuál es su uso correcto?

Una problemática muy ruidosa

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A lo largo y ancho de nuestras grandes ciudades circulan automóviles, motos, autobuses, vehículos de limpieza y peatones, a través del constante bullicio humano, el tráfico denso y las calles con obras. El ruido a veces puede ser insoportable para los vecinos y la elevada contaminación acústica ha llevado a las administraciones a tomar medidas obligadas para garantizar un nivel estable de ruido que mejore la salud y bienestar de los ciudadanos.

El artículo 110 del Reglamento General de Circulación regula el uso del claxon como elemento de seguridad vial, pero también como emisor de ruido. En este se prohíbe, concretamente, el empleo de señales acústicas estridentes y sin motivo reglamentariamente permitido, en ambos casos bajo multa de 80 euros. Todo vehículo debe disponer de un elemento productor de señal acústica según los criterios establecidos y, en el coche, este no es ni más ni menos que la bocina o el claxon. Su ausencia puede suponer también una multa de 200 euros.

Sin embargo, tengamos en cuenta que el hecho de que nuestro vehículo disponga de claxon no nos da derecho a utilizarlo libremente y de forma irresponsable.

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¿Conoces estas curiosidades sobre el claxon?

Hace no tantos años, el claxon se situaba en una de las palancas laterales, aunque hoy en día lo habitual es encontrarlo en el centro del volante. A pesar de ser uno de los elementos de seguridad más simples, es también muy desconocido. Y tú… ¿Te sabes estas anécdotas? Por ejemplo, su origen data de principios de siglo XX y surge como una necesidad vital para advertir de la presencia de vehículos motorizados al resto de usuarios.

Antes de su aparición, todos los coches debían ir precedidos de una persona portando una bandera o, en caso de ser por la noche, una linterna. La primera forma que obtuvo la bocina era de campana y se hacía sonar cuando las ruedas giraban 360º. Una solución no muy efectiva (por molesta) que, en cualquier caso, era mejor que el uso de bengalas de aviso. Por su parte, la bocina eléctrica no apareció en el mercado hasta 1921 tras los experimentos de Robert Bosch en Alemania, un verdadero avance en la seguridad del sector del motor.

El tamaño, en el caso de las bocinas, importa. No todas son iguales y su sonido tampoco, un claxon de tren o camión no puede utilizarse en un coche, ni tampoco al revés. Tengamos en cuenta que una bocina puede llegar a alcanzar intensidades de 120 decibelios, aunque por ley deben estar reguladas a 105 dB a una distancia de 7 metros. Su sonido tampoco es el mismo, hay más agudos, más graves, más estridentes… pero en sus inicios sí coincidían en la nota que emitían: Mi bemol. Pronto tuvieron que aumentar ese intervalo al Fa sostenido, una nota algo más aguda para hacerse notar mejor entre el creciente tráfico.

Por último, resulta curioso que en nuestro país su nombre se estableció debido a la marca comercial registrada de bocinas Klaxon. Pero hoy en día, rara vez alguien «toca la bocina». Uno de tantos extranjerismos que hemos adaptado al castellano.

El uso del claxon está permitido cuando…

Volvamos al comienzo. La principal función de la bocina de un vehículo es la de alertar de un peligro a otros conductores o usuarios de la vía, pero a menudo, de forma incorrecta, se utiliza para otras muchas acciones: saludar a un amigo, avisar a otro vehículo detenido, para quejarte sobre una maniobra incorrecta de otro conductor, de forma insistente cuando un coche obstaculiza la vía.

Estos son algunos de los ejemplos que cometemos a diario y en los que el claxon lo utilizamos en beneficio propio. Debido a su mal uso, la DGT ha dispuesto tan sólo tres situaciones en la que se nos permite usar esta herramienta, evitando así otras necesidades más subjetivas de cada conductor. Sólo está permitido según el código de circulación tocar la bocina cuando existen «motivos justificados para ello». Esto significa, por ejemplo:

  1. Para evitar un accidente y prevenir un percance cuando circulamos con baja visibilidad o por vías estrechas.
  2. En una situación de emergencia, como es el traslado de una persona al hospital de urgencia en un vehículo particular (siempre acompañado de las señales de emergencia visuales)
  3. En el caso de adelantamientos, para avisar de tu posición a otro vehículo que intente incorporarse, sobre todo si lo hace marcha atrás.

El uso del claxon NO está permitido cuando…

Ahórrate el dinero de las multas y cumple con las normas de tráfico: el claxon no es para celebrar un gol de tu equipo. Tampoco es correcto utilizarlo en un atasco en el que tengas prisa o para decir «hola» a un conocido que pasea por la acera. Si no quieres equivocarte piensa en estas consecuencias:

  • Utilizar señales acústicas de sonido estridente: 80€
  • Utilizar señales acústicas sin motivo reglamentariamente admitido: 80€
  • No obedecer la señal de prohibido realizar señales acústicas (R-310): 80€
  • Circular con un vehículo utilizando señales acústicas especiales sin tener carácter de vehículo prioritario, especial o de transporte especial: 200€
  • Circular con un vehículo no prioritario con aparatos emisores de señales acústicas especiales: 200€

Una acción a la que estamos muy acostumbrados es la de avisar con el claxon al vehículo que nos precede de que el semáforo se ha puesto en verde. Un error por falta de paciencia que puede costarnos 80 euros. También reporta estas cantidades la costumbre de llevar el volumen de nuestra Radio/CD demasiado alto, sobre todo si estás circulando por el núcleo urbano. La música, mejor bajita.

Por otro lado, si un peatón está cruzando en rojo o un coche no ha respetado una señal de prioridad y se interpone en nuestro camino, el claxon será necesario y obligatorio para avisar de la infracción y del peligro. Sin duda, es una herramienta necesaria de la que se viene haciendo mal uso. Si queremos ciudades más silenciosas, comencemos dando este primer paso, aunque en algún momento nos toque armarnos de paciencia.

En Circula Seguro | Carta abierta por la abolición del claxon

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