El alcolock y el parche de última hora

Josep Camós

27 de julio de 2008

Este mes se ha propagado a través de la red el anuncio de un dispositivo electrónico que bloquea el encendido del vehículo cuando el conductor tiene una tasa de alcoholemia superior a la permitida legalmente. Alcolock, le llaman ahora, aunque nosotros nos referimos a él ya el pasado mes de septiembre empleando la denominación Alcoguard. El caso es que las notas de prensa que han aparecido este mes de julio hablan de una posible disminución de 115 muertos al año si todos los conductores utilizasen alcolocks antes de emprender la marcha.

La idea, en principio, no parece del todo mala. Si sabemos que alcohol y conducción son incompatibles, parece razonable que se bloquee la puesta en marcha del coche que ha de ser manejado por una persona que ha bebido, siempre y cuando se evite la más que previsible picaresca del «sopla tú, que conduzco yo» por medios tan sofisticados como el control dactilar o la lectura del iris.

Sin embargo…

Poner un parche de última hora para evitar que el conductor ebrio ponga en circulación un vehículo es eso mismo: un parche de última hora que revela una falta absoluta de cuidado en la educación de los conductores. No se trata de demonizar el consumo de alcohol. Sabemos que una pequeña cantidad no es dañina para el cuerpo humano y que algunos estudios incluso revelan los beneficios de la bebida cuando se toma con moderación. La cuestión está en no confundir esos beneficios con los perjuicios que ocasiona el alcohol cuando lo mezclamos con el volante:

Niveles de riesgo por tasa de alcoholemia

Por otra parte, hay un par de razones técnicas que, sintiéndolo mucho, podrían invalidar la bondad del aparatito. La primera tiene que ver con el ritmo de absorción del alcohol en el cuerpo. Si sabemos que hasta los 30 a 90 minutos el alcohol no alcanza su punto máximo en la curva de la tasa de alcoholemia, ¿cómo podemos estar seguros de que el conductor no daría positivo tras haber puesto en marcha el vehículo?

Yendo más allá, si un alcolock bloquea el encendido, ¿qué hará con aquel conductor que lleve consigo una botella de whisky para echarle tragos por el camino? ¿Le exigirá volver a realizar la prueba para controlar que sus niveles de alcohol en sangre no han aumentado desde que puso en marcha el motor? Siguiendo esta lógica, lo óptimo sería que el conductor respirase exclusivamente a través de un tubo conectado al alcolock. ¿Que sube la tasa? Sin problemas: el coche se bloquea inmediatamente y si en esos momentos el conductor estaba realizando una incorporación de aquellas de «ahora o nunca», pues… mala suerte.

Este extremo parece exagerado, pero no lo es tanto. Hay que recordar que el alcohol es una droga que causa adicción. Por ese motivo, el conductor con problemas de alcoholismo que se vea privado de su necesidad de beber presumiblemente intentará saltarse el control electrónico con un sacrificio por su parte para luego ingerir tanto como el cuerpo le demande. ¿Para qué servirá el alcolock entonces?

La cuestión no es tanto controlar el momento antes de hacerse a la carretera, sino trabajar la idea de que el alcohol y la conducción no son compatibles. De esta forma, no es necesario mirar si el conductor ha bebido más o menos, puesto que habrá entendido que la única tasa compatible con la conducción segura es 0,0.

Foto | Volvo
En Circula Seguro | ¿Por qué alcohol y conducción son incompatibles?, Alcoguard, si bebes no te deja conducir