La tecnología al servicio de la seguridad vial promete reducir la siniestralidad de un modo histórico. En la actualidad, existen dispositivos que pueden adelantar parte de este hito sin necesidad de aguardar a las promesas propia de la conducción autónoma y la inteligencia artificial. La Unión Europea ya ha dado un gran paso haciendo obligatorios un buen número de sistemas de asistencia a la conducción. Siguiendo las posibilidades que brinda la tecnología, este verano la DGT ha comenzado una nueva apuesta con los drones.
Al igual de lo que está ocurriendo en otros departamento de la Administración General del Estado, los denominados vehículos aéreos no tripulados, más conocidos como drones o RPAS (Remotely Piloted Aircraft System) están probando una valía especial. Por eso, la DGT ha realizado una nueva inversión en estos aparatos. De este modo, se han destinado 341.178 euros en la adquisición de 28 nuevos drones.
La DGT lleva un tiempo probando drones
Las nuevas unidades se sumarán a las 11 que conforman la flota actual de la DGT. El ente público las adquiría el año pasado para vigilar 160.000 kilómetros de la red nacional de carreteras. Por entonces, nos hacíamos eco de todas las funcionalidades que son capaces de llevar a cabo, y de entre estas, que pueden sancionar infracciones (de hecho, es algo que ya han comenzado a realizar, es decir, hay drones que ya multan).
Dentro de la flota de la DGT, los drones pueden tener dos posibles destinos: el primero es la regulación y gestión del tráfico y el segundo la vigilancia y control del tráfico. Está última opción se estrenó la pasada Semana Santa. El operativo diseñado para la seguridad de los desplazamientos en esta fecha incluyó a tres de los once drones para «apoyo en labores exclusivas de vigilancia, sin sancionar infracciones”. Las vías elegidas para el estreno de esta función en los drones fueron las autovías A-1 y A-6 en Madrid, y en la A-6 a la altura de Tordesillas (Valladolid).
La DGT ya tiene tres drones que sancionan y multan
La introducción de los drones busca poco a poco encontrar una alternativa más económica a los helicópteros que llevan años funcionando. Así lo asegura la DGT al hablar de los drones como medios aéreos que suponen un menor coste inicial y de mantenimiento.
Además, los drones presentan unas características técnicas que los hace especialmente versátiles para realizar ciertas labores de control del tráfico. Con un radio de acción que se mueve en torno al medio kilómetro, cuentan con cámaras de alta definición con un alcance de visión de hasta 7 kilómetros. Estas pueden detectar un buen número de infracciones distintas. Su punto más débil quizá es la autonomía. Pueden mantenerse unos 20 minutos a 120 metros de altura.
Estas cualidades los hace útiles en el papel de cazador aéreo de infracciones que realizaban hasta ahora los helicópteros. En ese sentido, tres drones han empezado en el mes de agosto a sancionar y multar a los conductores. De momento, la DGT no ha apuntado que estos persigan los excesos de velocidad. La sanción viene acompañada de una instantánea que sirve como prueba y se notifica en el momento por parte de un agente de la Guardia Civil o puede tramitarse más tarde por parte de la administración.
Protección de los ciclistas
Como decimos, la actual flota de drones tiene otros objetivos más allá del control de la velocidad. En cuestión de infracciones, se priorizará el control del uso indebido del teléfono móvil mientras se conduce.
Sin embargo, la intención más repetida es la de blindar con una protección concreta a los colectivos más vulnerables de la vía y, sobre todo, a los usuarios de la bicicleta. Así lo exponen los pliegos de adquisición de los nuevos drones. Y es que las infracciones entre ciclistas y conductores de otros vehículos pueden no ser tan sencillos de detectar como, por ejemplo, los excesos de velocidad.
En ese sentido, los drones son capaces de controlar facetas fundamentales como la distancia de seguridad en los adelantamientos. En 2018 fallecieron 94 ciclistas en carreteras urbanas e interurbanas y la DGT quiere que esta cifra se vaya reduciendo de forma inmediata.
Los nuevos aportes tecnológicos pueden contribuir a ello. Con todo, nos hace preguntarnos sobre el control aéreo del tráfico que nos espera para los próximos años. Dadas las prestaciones de los drones, podrían seguir multiplicando su presencia en los cielos para terminar ocupando una posición aún más eficaz en su labor que los propios radares.
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