La Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020 ha provocado que volvamos a poner la atención sobre la evolución negativa de la accidentalidad en determinados grupos de usuarios de la vía como los ciclistas. Queda mucho por hacer para mejorar la seguridad de tránsito del colectivo y, en ese sentido, la DGT está fijando nuevos objetivos. Pese a los rumores que se escuchan, implantar un carnet ciclista no se encuentra entre estos.
Así lo ha asegurado el director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT, Álvaro Gómez. En cualquier caso, no es la primera vez que el ente público descarta la implantación del carnet ciclista.
¿Inviabilidad del carnet ciclista?
Se trata de un tema que lleva vivo desde 2015. De hecho, en 2018, algunas asociaciones como el RACE se mostraban a favor de incluir una normativa similar a la del carnet por puntos del resto de vehículos. La DGT ha terminado por no contemplar algo así.
Quizá el actual panorama con la movilidad hace inviable arrancar un sistema de esta magnitud. Algo similar ocurre con el establecimiento de una matrícula para bicicletas. Los colectivos en defensa de la bicicleta rechazan de plano estas medidas debido, entre otros motivos, al carácter disuasorio que suponen.
En #Israel ya existe una nueva licencia de conducir, la A3, para obtener permiso de conducción de #bicicletas y #patinetes eléctricos, que se otorga a partir de 15 años y medio de edad. 🚲🛹🔌
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) June 23, 2019
Aunque hay países que han implantado un sistema de carnet ciclista (y la propia DGT se ha hecho eco de esto), implica una serie de cambios no poco complicados de asumir de forma institucional. En España existen otro sistemas de protección opcionales, como las licencias federativas y carnets ciclistas con coberturas mínimas.
Igualmente, la propia normativa de tráfico constituye una garantía para el tránsito, a pesar de que requiera de actualizaciones periódicas para mantener su efectividad. Partiendo de esta base, la DGT trabaja en el plan de actuación para el próximo lustro con la Estrategia Estatal para la Bicicleta 2020-2025.
Concienciación y fomento de la convivencia
Dejando a un lado el carné ciclista, el plan de la DGT incluye una serie de medidas dirigidas a potenciar el tránsito seguro de ciclistas. Uno de ellos será seguir reforzando la educación, la convivencia y el fomento del respeto sobre la vía.
Dada la vulnerabilidad del colectivo ciclista, se antoja fundamental seguir trabajando en una llamada a la convivencia en lo que respecta, no solo a bicicletas, sino al resto de vehículos. Esto pasa por exigir el mismo cumplimiento de la norma a todos los usuarios de la vía, empezando por una de las reglas vitales, la de las distancias mínima de seguridad (en especial los 1,5 metros de distancia para adelantar).
Velocidad urbana a 30 km/h
El respeto de los vehículos por los límites de velocidad en vía urbana es una cuestión esencial para la supervivencia ciclista en poblado. De hecho, un a velocidad moderada en ciudad también beneficiaria a otros grupos, como los peatones o usuarios de VMP.
Por eso, la DGT vuelve a sacar a relucir el dilema de reducir de forma legal y generalizada el límite hasta los 30 km/h. A principios de 2019 se barajó incluso la posibilidad de disminuirlo en determinadas circunstancias hasta los 20 km/h.
Aparte de los beneficios directos que supondría para la seguridad vial, traería además una reducción de emisiones por parte de los vehículos con motorizaciones de combustión. La tendencia continental es clara en ese aspecto y se priorizarán este tipo de soluciones que incrementen la sostenibilidad en la movilidad.
¿Qué pasa con los carriles bici?
Si España pretende convertirse en un país con cultura ciclista al nivel de los que vemos en el Norte de Europa, es imprescindible que se apueste por la infraestructura de protección. La estadística de siniestralidad vial en aquellos puntos del planeta con más kilómetros de carril bici demuestra su efectividad por la seguridad. Así lo llevan contando decenas de estudios año tras año.
Además, traen consigo un efecto llamada hacia el uso de la bicicleta. En su contra esta que conllevan una inversión considerable y que su establecimiento depende en buena medida de las autoridades locales. Claro está, en algunos casos no siempre ven con buenos ojos su existencia.
Ante la apertura del inicio de la década, resulta vital potenciar una planificación que responda de forma proporcional al aumento del número de ciclistas (y VMP) en las calles de las grandes ciudades y siga fomentando integración y convivencia.
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