Cómo circular con mal tiempo, en cinco vídeos

Victoriano Flores Corzo

22 de enero de 2015

 

El dicho popular nunca llueve a gusto de todos también afecta, en cierta medida, a nuestra seguridad vial debido a las condiciones meteorológicas o ambientales del momento. No es lo mismo, conducir de día que de noche, con día soleado -salvo que el sol afecte a la visión- que con mal tiempo. No obstante, el problema se presenta cuando las inclemencias del tiempo hacen más difícil la conducción. Por ejemplo, cualquier trazado curvo o tramo señalizado con señal vertical de peligro que recorremos casi a diario nos resultará más complicado si, ese día, circulamos con lluvia o niebla.

Pues bien, precisamente, por estas fechas es cuando nuestra conducción se ve más afectada debido a esas condiciones meteorológicas adversas que, en algunas ocasiones, nos trae el invierno. Quizás hayamos explicado en Circula Seguro, y no pocas veces, cómo afrontar situaciones de riesgo relacionadas con aquellas circunstancias que afectan de manera negativa a la conducción pero, en esta ocasión, queremos que sea con imágenes y de forma breve aprovechando cinco vídeos que ha subido la DGT su Canal Oficial en YouTube sobre consejos para conducir con seguridad bajo condiciones de: niebla, viento, hielo, lluvia y nieve.

Al mal tiempo, buena respuesta al volante

invierno

Niebla

La niebla se compone de pequeñas gotas de agua en suspensión que disminuyen la visión. La luz, al atravesar el agua, se ve amortiguada en su paso (refracción) y, además, se producen unos reflejos (reflexión) que pueden dificultar la visión al incidir en las pupilas del conductor los rayos luminosos de sus propios proyectores. Además de las medidas que se comentan en el video, se destacan algunas:

– Aumentar la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede.
– Reducir la velocidad.
– No adelantar si la reducción de visibilidad es tal que impide una buena observación hacia delante.
– Prestar especial atención a las marcas viales.

Viento

El viento, venga de donde venga, afecta a nuestra seguridad tanto más cuanto mayor sea su fuerza, así como la frecuencia con la que suele cambiar de dirección, no solo la dirección del viento, sino porque el vehículo cambia muchas veces su trayectoria al seguir el trazado de la carretera, con sus tramos curvos o cambiando de dirección en los cruces. Por tanto, aunque el viento lo haga siempre en la misma dirección, el vehículo se verá afectado cada vez por un lado diferente, es decir, de frente, por detrás o de costado. Pues bien, de las medidas que se citan en el vídeo sobre el viento para mejorar la visibilidad ante el polvo y partículas en suspensión, destacamos:

– Evitar utilizar los limpiaparabrisas en seco.
– Si es preciso, será necesario detenerse en un lugar seguro para quitar el polvo o barro que se pueda formar en el parabrisas.
– Moderar la velocidad

Nieve

La conducción con nieve puede decirse que es similar a la conducción con lluvia o niebla, si bien existe un mayor peligro al tratarse de agua helada, con la consiguiente pérdida de adherencia en los neumáticos. En el supuesto de acumularse en el parabrisas las gotas de agua heladas, éstas, pueden impedir casi por completo la visión, por lo que es preciso utilizar el limpiaparabrisas que debe encontrarse en perfecto estado de funcionamiento. Además del vídeo sobre la nieve, destacamos que para mejorar la visibilidad en caso de nevada, el conductor debe:

– Utilizar la luz antiniebla delantera o la luz de corto o largo alcance.
– Utilizar la luz antiniebla trasera sólo en los casos en que la nevada sea fuerte.
– Poner en funcionamiento los limpiaparabrisas.
– Accionar el lavaparabrisas si fuera necesario, no sin antes añadir anticogelante al agua del depósito para que disuelva la nieve acumulada sobre el parabrisas.

Lluvia

La lluvia es un fenómeno atmosférico que puede influir negativamente en la conducción y exige del conductor adoptar las debidas precauciones en garantía de la seguridad porque, al quedar la calzada mojada o cubierta de una capa de agua, disminuye su adherencia con los neumáticos. Sin embargo, es al caer las primeras gotas cuando más precauciones se ha de adoptar, porque al mezclarse el agua con el polvo, arenilla, gasoil, grasa, goma y otros restos depositados en la calzada, se produce un barrillo que convierte al firme, sobre todo después de un largo periodo sin haber llovido, en una pista de patinaje.

Una cuestión no comentada en el vídeo es sobre los peatones, los cuales, no solo hay que evitar salpicarles al psar con el vehículo, sino por las dificultades que tienen al circular por las aceras y para cruzar la calzada. Por tanto, hay que prestar especial atención a los peatones que van con paraguas (no transparente) o con capucha para protegerse de la lluvia por tener dificultades para observar a los vehículos:

Hielo

La conducción con hielo es prácticamente similar al caso de la nieve pero con la diferencia de que hay que aumentar aún más las precauciones, la distancia de seguridad, disminuyendo la velocidad y seleccionando una relación de marchas acorde con la velocidad dinámica del vehículo y las circunstancias que se den en cada caso. El mayor peligro es la falta de adherencia y, probablemente, la imposibilidad de detectar con tiempo suficiente la presencia de esa zona de sombría, si se circula a mayor velocidad de la adecuada.

Además de lo que se explica en el vídeo, es que con tiempo frío y ambiente húmedo, la calzada puede estar helada y deslizante pero lo importante es saber que hay zonas de calzada especialmente propensas al hielo, como son, los lugares húmedos, sombríos, próximos a corrientes de agua, badenes, puentes, pasos elevados y lugares situados bajo ellos, etcétera.

Foto | Geoffrey, Tim Mezies
Más información | Cuestiones de seguridad vial, conducción eficiente, medio ambiente y contaminación (DGT)
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