La función de navegador de Google Maps es una bendición para muchos de nosotros. No solamente es mucho más eficaz que la inmensa mayoría de navegadores integrados en los coches, es también gratis. Una de sus ventajas es la de ofrecer información sobre el tráfico en tiempo real, de forma más eficaz que un navegador integrado del coche y, por tanto nos permite buscar una ruta alternativa. Para los que quieren todavía más información, existe la aplicación Waze (también de Google): un Google Maps colaborativo.
Estas aplicaciones aprenden nuevas rutas, basadas en las rutas utilizadas por sus usuarios, el tiempo que han tardado, etc. De este modo detecta un atasco mucho más rápido que los servicios oficiales de tráfico y puede proponer una ruta alternativa a los usuarios. Claro que, en ocasiones, esas rutas alternativas nos pueden llevar por caminos insospechados o incluso crear un nuevo atasco.
Creando nuevas vías principales
Si estás en el coche, una aplicación como Waze o Google Maps, puede evitarte un atasco. La aplicación te informa de la incidencia y si lo deseas te propone una ruta alternativa. La aplicación no contemplará si se trata de un camino de tierra o la calle de una urbanización, si la vía es pública te hará pasar por ella.
Para el conductor es genial, le ha evitado un retraso y, en algunos casos, ha descubierto gracias a la app un nuevo camino para ir de casa al trabajo, por ejemplo. Si esa ruta alternativa se hace por caminos de la campiña o por una autovía, no es un problema para nadie. El problema surge cuando cientos de coches empiezan a pasar por una calle de un barrio residencial que no está preparada para tanto tráfico.
Se han dado casos muy sonoros, principalmente en Estados Unidos donde se usa más el coche que aquí y donde también se usan más las aplicaciones colaborativas. Los vecinos de las ciudades residenciales al rededor de Los Angeles, han visto sus tranquilas calles convertidas a menudo a una enésima «freeway».
Incluso en sitios más pequeños, como Takoma Park en el estado de Maryland. Allí, Timothy Connor, uno de los vecinos afectados, empezó a falsear la información en Waze para desviar el tráfico de su barrio.
Seguimos ciegamente al GPS
Estas apps y los GPS son efectivamente herramientas muy útiles. Sin embargo, como conductores tendemos a seguir al pie de la letra las indicaciones que nos dan los GPS, ya sea el del coche, o de Google Maps. Así, las aplicaciones no distinguen el tipo de carretera ni su entorno a la hora de buscar una alternativa, sólo se limitan a ver que es de uso público.
Ciertamente, es mejor pasar por un área residencial con sus badenes que estar atrapado en un atasco, pero quizá deberíamos mirar un poco más por donde vamos y no fiarnos ciegamente de lo que dice el navegador. Por una parte, pueden cometer errores (y podríamos terminar en el fondo de un lago), y por otra parte, la propia carretera indicada por la app nos ralentizará. En algunos casos esa carretera o calle es inundable, por ejemplo, sin que por ello se corte el tráfico.
Fotos | Pixabay
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