Cinco razones de peso para defender los 30 km/h en entornos urbanos

Bienvenido Alcántara Garvía

8 de junio de 2017

 

Evitar la muerte por atropello en las ciudades es una intención que lejos de ser una utopía se ha convertido en una realidad o al menos no se aleja de esta. La prueba: Pontevedra. ¿Cómo? Reduciendo el límite de velocidad a 30 km/h.

El límite de velocidad de 30 km/h en entornos urbanos hace que las ciudades sean mejores, más tranquilas, más limpias y sobre todo, más seguras para peatones, ciclistas… y conductores. De hecho, en un arrollamiento provocado por un vehículo que circula a esta velocidad, el peatón tiene un 90% de posibilidades de sobrevivir, según estudios internacionales de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Aparte de los motivos mencionados, tiene más beneficios ¿Quieres saberlos?.

En 2011 el Parlamento Europeo aprobaba el “informe sobre seguridad vial 2011-2020” en el que abordaba la medida de los 30 km/h, aunque para que se haga efectiva la Comisión Europea (CE) debía dar el visto bueno. Así, en abril de 2012 se creaba la figura de la “Iniciativa Ciudadana Europea” (ICE), que ofrecía a los ciudadanos la posibilidad de reclamar acciones antes las instituciones europeas. Una treintena de ONG, encabezadas por la alemana Heike Aghte, creaban la ICE 30km/h para lograr el millón de firmas, que lleven a la CE a debatir esta medida.

El objetivo de la ICE 30km/h es extender el límite en todas las áreas residenciales urbanas y no solo en las zonas individuales, como ya disponen algunas ciudades. Te contamos cuáles son sus ventajas.

 

1. Salva vidas

Nada menos que dos tercios de los siniestros de tráfico mortales en Europa, alrededor de 20.000, ocurren en calles urbanas y el 48 % de las víctimas son peatones y ciclistas, según la base de datos de accidentes de tráfico de la comisión Europea.

Según el informe “Ventajas de la reducción de velocidad de 50 a 30 km/h en determinadas zonas urbanas”, realizado por el Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, reducir la velocidad media un cinco por ciento bajaría las cifras de accidentes con heridos un 10 % y las mortales un 20 %.

Además, al disminuir la velocidad de 50 a 30 km/h en zona urbana, la distancia de frenado se rebaja de 36 a 15 metros, según indica la OMS en el estudio de la Fundación MAPFRE “Velocidad y usuarios vulnerables”.

El mismo informe indica además, que a una velocidad mayor de 30 km/h aumentan la probabilidades de sufrir lesiones graves o muerte, mientras que a una velocidad de 30 km/h, el riesgo de muerte de peatón que sufre un atropello se reduce al 10 %.

Manuel Martín, director técnico de la coordinadora ConBici, una ONG que representa a 58 asociaciones de toda España y que participa en la ICE 30km/h, afirma que “las personas que resultaran heridas lo serían de menor gravedad o incluso ninguna, porque a menor velocidad, la capacidad de reacción es mayor”. En este sentido, apuesta por cambiar el modelo de ciudad apostando por una con “menos coches y donde toda la protección vaya dirigida al peatón”.

 

2. Reduce la contaminación

El 98,6 % de la población (45,9 millones de personas) respira un aire que supera el índice de contaminación recomendado por Organización Mundial de la Salud, según el último estudio de calidad de aire de Ecologistas en Acción. Teniendo en cuenta el límite marcado por la legislación europea y española, más permisiva que la que marca la OMS, el porcentaje se reduce al 39 %, aunque siguen siendo 18,5 millones de personas, lo que supone 3 millones de afectados más que en 2014. Y según la citada asociación, el empeoramiento de la contaminación se debió a “un repunte del tráfico por carretera o al fraude en los sistemas de certificación de las emisiones –conocido a partir del escándalo Volkswagen–».

La coordinadora ConBici añade el dato de que con los 30 km/h se disminuye las emisiones nocivas de los coches para el medio ambiente y para la salud, como el dióxido de carbono (C02), el óxido de nitrógeno (NOX) o las partículas contaminantes finas (PM 2,5 y PM10).

El tráfico rodado es el principal causante de la contaminación acústica en las urbes con un 80 %. De hecho, dos de cada tres residentes en ciudades españolas medias o grandes viven en ambientes sonoros “inaceptables”, según los impulsores de la iniciativa. Con la aplicación del límite de velocidad a 30 km/h, el Consejo Medioambiental Alemán (SRU) estima una reducción del ruido de 3 decibelios.

 

3. Mejora el tráfico y la calidad de vida

Conducir a 30 km/h en ciudad garantiza un flujo de tráfico constante con menos atascos y congestiones. También logra que los desplazamientos activos, es decir aquellos que se realizan a pie y en bicicleta, sean mucho más atractivos, aparte de mejorar la competitividad del transporte público. Por ejemplo, en hora punta el autobús reduce su velocidad a 15 km/h al tener que competir por el asfalto.

La velocidad media en ciudad ronda entre 18-22 km/h, mientras que a una velocidad máxima de 30 km/h pasaría a situarse entre los 16-20 km/h, propiciando una circulación más uniforme, logrando alcanzar la velocidad máxima durante más tiempo.

 

4. Fomenta la movilidad sostenible y beneficia a la economía

Una reducción en el abuso actual del coche fomentará la movilidad sostenible. Una disminución en la utilización del uso de vehículos privados conllevaría a un menor gasto de combustible y, con ello, a una menor dependencia energética del exterior. De hecho, los responsables de la campaña recuerdan que en 2011 las compras de petróleo supusieron el 63,1% del total del saldo comercial español.

 

5. Más turismo

Un tráfico respetuoso y amable fomenta el turismo, además del consumo, repercutiendo en los ingresos de una ciudad. Piénsalo, ¿no preferirías un lugar en el que los coches circulen a baja velocidad y en el que te sientas seguro moviéndote como peatón o ciclista?

 

Hay ciudades que ya aplican los 30 km/h: el caso de Pontevedra

La pequeña ciudad alemán de Buxtehude establecía en 1983 la primera zona de 30 m/h. Años después, muchas ciudades europeas, se han sumado y disfrutan de sus ventajas.

En España se ha implantado en calles, zonas o barrios, pero no en toda la ciudad, salvo en Pontevedra. Esta urbe gallega establecía esta medida en todas sus vías urbanas y la siniestralidad vial se ha reducido a la mínima expresión. Tanto que en la última década ha logrado la cifra de cero muertos por atropello o accidente de tráfico, mientras que la cifra de personas heridas en incidentes vinculados al tráfico se situó en 2013 en 96.

Además, en menos de 20 años (1996-2014), la mencionada ciudad gallega ha logrado reducir el tráfico en el centro en un 70 % y en el conjunto de la ciudad en un 30 % hasta situar la Intensidad Media Diaria (IMD) de vehículos en la ciudad por debajo de los 70.000 en 2014. Unas cifras que repercuten en una mejora del 35% de la velocidad media hasta casi 21 km/h, reduciendo en un 78% el tiempo perdido en atascos y retenciones.

En la actualidad, la DGT apoya la aprobación de un nuevo Reglamento General de Circulación que contribuya a su extensión.

 

Fotos | Prieto Armani, Vladimir Zlokazov, tombomba2

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