Casi 25 años de reducción de muertos en accidentes de tráfico

Ibanez

12 de abril de 2014

Han pasado muchos años desde el máximo histórico de fallecidos en accidentes de tráfico en España de 1989. Aquel aciago año, último de la década de los ochenta, una de gran cambio y progreso para España, en pleno aumento del parque de vehículos automóviles, 9.344 personas perdieron su vida en un accidente de tráfico. Entonces no llegábamos a 15 millones de vehículos en total.
En 2012 en total, tanto en ciudad como en carretera, y contabilizando fallecidos a los 30 días, perdieron la vida 1.903 personas. El año pasado se registró la cifra más baja de muertos en siniestros viales en carretera, 1.128, (falta por dar el dato definitivo sumando los fallecidos en ciudad y a los 30 días). La tendencia con la que ha comenzado el 2014 parece indicar que este año volveremos a reducir ligeramente esa fatídica cifra. En estos casi 25 años se ha reducido el número de muertos a menos de la cuarta parte, y eso a pesar de que hay algo más del doble de vehículos (unos 31 millones).

No fueron 25 años de descensos consecutivos, porque algún año hubo en el que aumentó el número de muertos con respecto al año anterior, pero el descenso final ha sido enorme. Es un gran progreso del que debemos estar orgullosos, pero no por ello dejar de seguir esforzándonos en reducir la siniestralidad todavía más.

Dureza de las campañas de tráfico en televisión

Muchas cosas han pasado en estos casi 25 años que han permitido tal logro. Es difícil determinar cuál ha sido más importante. Hay una que tal vez recuerden muchas personas: las campañas de concienciación que realizó la DGT para televisión con anuncios muy duros y directos que mostraban las accidentes de tráfico sin censura. Alguien nos dijo que la gente moría en las carreteras, se quedaba en una silla de ruedas o se destrozaban familias.
Había imágenes sobrecogedoras. Esas campañas perseguían la finalidad de tantas otras, la educación vial de los conductores, aunque fuera en este caso por las malas. Muchas personas al ver aquellos spots se pararon a pensar que conducir un coche no es un juego, que correr tiene su peligro y que beber era una insensatez. «Las imprudencias se pagan».

Mejora de las infraestructuras

El conductor español de hace 25 años era aquel sufridor de las carreteras nacionales. Esas carreteras de una sola calzada y un único carril por sentido, que sufrían atascos kilométricos en los puentes y vacaciones. Eran esas carreteras plagadas de puntos conflictivos, con cientos de cruces y pueblos que atravesar.
Pero todo fue mejorando. España empezó a ampliar como nunca su red de autopistas y sobre todo autovías, mucho más seguras y con mayor capacidad de tránsito que las nacionales. Viajar se hizo más cómodo y rápido, eso fue lo primero que notamos, pero sin darnos cuenta también mejoraba muchísimo la seguridad vial.
Ya no había cruces peligrosos, ni tampoco había que atravesar poblaciones. No había que arriesgarse en adelantamientos y las salidas de la vía y atropellos se redujeron. Se mejoró la señalización, y se empezaron a utilizar asfaltos drenantes.

Mejora de la seguridad de los coches

Hacía años que se realizaban crash tests, sin embargo la ciudadanía apenas había oído hablar de ellos, pues apenas trascendían. En los años 90 empezaron a realizarse por un organismo independiente que además decidió hacer públicos los resultados. Era Euro NCAP. De pronto nos dimos cuenta de que no todos los coches eran igual de resistentes, ni protegían a los ocupantes de la misma manera. Ver las fotografías y vídeos de los coches siniestrados, y el nivel de destrozo que se producía, seguro que también empujó a más de uno a ser más consciente.
Algunos modelos de coches obtuvieron resultados a todas luces inaceptables. Los conductores empezaron a dar más importancia a la seguridad del coche, y a considerar también este factor dentro de la compra de un coche nuevo. Las marcas que tenían modelos con mejores resultados empezaron a utilizarlo como argumento de venta y publicidad, y poco a poco se extendió en toda la industria. La natural competencia entre fabricantes significó al final una mejora en la seguridad de todos los vehículos.
Es la época en la que se extienden los airbags y sistemas como el ABS dejan de ser algo exclusivo de los coches más caros. Aparece el control de estabilidad ESP. Los coches se hicieron más resistentes, el habitáculo se hizo indeformable, mientras que el morro se deformaba de manera controlada para absorber la energía del impacto. Los coches, sin duda, han mejorado mucho.

Más mano dura para cumplir las normas

Si las campañas de concienciación y educación no eran suficientes, y aunque sea a veces un poco doloroso reconocerlo, que la DGT controlara con mano dura el cumplimiento de las normas también es responsable en parte de la reducción. Es el tiempo de recordar que en el coche hay que usar el cinturón de seguridad siempre, en todas las plazas, y en todo tipo de vías, y que hay que ponerse el casco en la moto.
Y también creció el número de radares de control de velocidad, fijos, o móviles, de la presencia de la guarda civil de tráfico por las carreteras, y de los controles de alcoholemia. Las multas cada vez más caras y el carné por puntos ayudaron a respetar más las normas.
Son muchos los factores que ayudan a reducir la siniestralidad vial. Sin duda el más importante es el propio conductor: debe ser responsable y conducir con prudencia y atención, en plenas facultades. La educación vial, que puede ejercerse de diferentes maneras, y desde luego desde que somos niños, pero también cuando somos mayores.
La mejora de las infraestucturas, y su correcto mantenimiento, conservación y señalización, son sin duda también vitales para garantizar la máxima seguridad y menos riesgos. Las carreteras secundarias siguen siendo una asignatura pendiente, la mayor parte de los muertos se producen allí. Aplicar medidas que protejan a conductores más vulnerables como los motoristas, también ayudaría.
Sigue habiendo muertos, sigue habiendo conductores menos responsables y sigue habiendo puntos negros en las carreteras. La tecnología también evoluciona y nos trae nuevos sistemas electrónicos que pueden ayudar a tener coches más seguros. Seguir reduciendo el número de personas que mueren en un accidente de tráfico es posible.
Vídeo | DGT (YouTube), DGT (YouTube), Euro NCAP (YouTube)
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