Ante el mal tiempo en la carretera, no te la juegues…

Victoriano Flores Corzo

14 de enero de 2013

Las condiciones climatológicas adversas a la conducción, como, lluvia, fuerte viento, niebla, hielo, nieve, granizo… nos pueden jugar una mala pasada si no tenemos en cuenta una serie de medidas de seguridad previas al comenzar un viaje. Se trata de prever una conducción segura, con todos nuestros sentidos, durante nuestro desplazamiento adaptando la velocidad a las circunstancias de la vía y a las condiciones medio ambientales existentes para reaccionar a tiempo ante una carretera helada o cubierta de nieve, fuertes lluvias o densa niebla.

El invierno, con mal tiempo, hace de las suyas y lo peor es que no avisa. Por eso, es fundamental tener durante la época invernal el coche a punto y preparado ante cualquier imprevisto que pueda suceder o desplazamiento que queramos realizar. Un mantenimiento periódico, por nuestra parte, nos viene bien para que en situaciones difíciles el coche no nos deje tirados en la carretera. Una simple revisión, por ejemplo, del sistema de refrigeración, los niveles de líquido anticongelante, neumáticos en perfecto estado para que agarren al pavimento así como el alumbrado y los frenos nos dará una mayor tranquilidad antes de emprender cualquier viaje. Pero hay más consejos…

Ante el mal tiempo toda precaución es poca

Como conductores tenemos que tener en cuenta que, en esta época del año, la lluvia y nieve es más abundante, por lo que, hay que comprobar el estado de las escobillas. Además, es recomendable añadir un poco de anticongelante al líquido limpiaparabrisas si circulamos por puertos de montaña. Es bueno a mitad del trayecto llenar el depósito, ya que nunca se sabe cuando un gran volumen de nieve u otra circunstancia puede detener nuestra marcha, así como unas mantas y alimentos por si nos vemos en un tramo que nos impide circular con normalidad y tenemos que esperar a que se establezca el paso de vehículos.

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En invierno, precaución y suavidad al volante: la lluvia, la nieve y el hielo comprometen el agarre y la estabilidad del vehículo

Ante la lluvia, si no es fuerte, hay que tener en cuenta que las primeras gotas mezcladas con el polvo y la suciedad de la calzada convierten el firme en deslizante, por lo que hay que conducir el vehículo con mucha precaución, aumentando la distancia de seguridad entre los vehículos y reduciendo la velocidad. Si esas primera gotas de lluvia viene acompañadas de viento, además de lo anterior, hay que sujetar con firmeza el volante, especialmente si se está adelantando a otro vehículo, así como mantener un elevado número de revoluciones en el coche para que la fuerza del motor ayude a mantener la trayectoria.

En caso de tormenta y fuertes lluvias, es recomendable que si circulamos con nuestro vehículo por una zona anegada por agua, debemos hacerlo lentamente y en primera para evitar que el motor se moje y se pare. Hay que tener especial cuidado con los frenos ya que no suelen funcionar correctamente cuando las ruedas están completamente mojadas. Tampoco podemos olvidar el peligro de los charcos en la calzada, ya que el coche puede producir el llamado efecto aquaplaning, y que supone el deslizamiento y descontrol de nuestro vehículo. No obstante, en el caso de padecer dicho efecto hay que levantar suavemente el pie del acelerador y sujetar con fuerza el volante, pero nunca frenar.

Foto | carballet, Roberto Sena
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