Sistema de suspensión, señales de deterioro

Igor Zamorano

29 de enero de 2011

El otro día hacíamos referencia a las señales que pueden indicar que el sistema de frenado de nuestro coche tiene alguna deficiencia y por lo tanto nos afecta directamente. Si a la hora de frenar hay problemas, nuestra seguridad se ve comprometida desde el mismo momento en el que pisamos el pedal del freno. Pero a pesar de que todo esté en perfecto estado, el sistema de frenado actúa en conjunto con el sistema de suspensión y si ésta última no está también en buen estado, volvemos a tener problemas.
Aunque todo el mundo ya lo sabe, o al menos debería, vamos a recordar para que sirven los amortiguadores. Definiéndolo en pocas palabras, los amortiguadores se encargan de mantener en contacto los neumáticos con el suelo en todo momento. Además afectan también a nuestra comodidad, ya que filtran las vibraciones de la carretera que se transmiten directamente al habitáculo.

Un sistema de suspensión en mal estado afectan a la estabilidad del vehículo, podemos perder la adherencia en giros, perder la dirección o sufrir aquaplaning (hasta un 15%). También influyen en la frenada aumentando la distancia de frenado considerablemente, hasta un 35%. Tercera razón, los amortiguadores en mal estado hacen que el resto de piezas (rótulas, soportes…) del vehículo aumenten su desgaste debido al exceso de vibraciones. Por último, el mal estado de la suspensión afectan a nuestro confort.
Vamos ahora con aquellos síntomas que nos avisan de que tenemos que cambiar los amortiguadores. Unos amortiguadores en mal estado hacen que en las curvas cerradas la tendencia general del vehículo sea desviarse. Un síntoma que puede provocar que el conductor deba realizar arriesgadas correcciones.
Quizás las más sencillas de detectar sean aquellas que podemos ver a simple vista. Si nuestros neumáticos sufren un desgaste anormal o asimétrico será un síntoma claro de que algo va mal.También podemos descubrirlo si el cilindro sufre perdidas de aceite. La efectividad se verá reducida afectanto a todo el conjunto. No habrá que pensárselo mucho. Necesitamos pasar por el taller.
Otro síntoma claro es los ruidos extraños que se escuchan al pasar por un badén, que también tiene representación en movimientos poco naturales de la carrocería. Rápidamente lo deberíamos notar. Por último también podemos darnos cuenta ya que al acelerar sentimos vibraciones en las ruedas delanteras las cuales pueden incluso perder la adherencia. Eso implica que las suspensiones no son capaces de pegar la rueda al suelo.
Varias señales mucho más efectivas que el simple empujón sobre el amortiguador. Las cifras hablan. Después de 20.000 kilómetros un amortiguador se ha utilizado hasta 1 millón de veces.