En España está prohibida «la utilización durante la conducción de dispositivos de telefonía móvil y cualquier otro medio o sistema de comunicación, excepto cuando el desarrollo de la comunicación tenga lugar sin emplear las manos ni usar cascos, auriculares o instrumentos similares», dicho con las palabras que aparecen en el Reglamento General de la Circulación.
Eso es así para el conductor de cualquier tipo de vehículo, y la bicicleta es un vehículo. Pensando en ese segmento de la población que usa la bici para sus desplazamientos cotidianos, la firma Wicler ha lanzado un dispositivo manos libres para facilitar la vida a los ciclistas que deban atender una llamada mientras circulan, quieran escuchar música o deseen emplear la bocina que incluye. 100 euros cuesta el cacharrillo.
¿Puede ser útil un dispositivo como este? Estamos en lo de siempre: es el criterio de uso lo que hace que las cosas sean más o menos útiles, recomendables o desaconsejables. A primera vista, parece fuera de lugar el empleo del móvil cuando vamos en bicicleta. Si lo pensamos un poco, al circular en bici es fácil detener la marcha para atender el teléfono. Sin embargo, si existe la posibilidad de que alguien corra el menor peligro por responder una llamada empuñando el móvil mientras pedalea, siempre será preferible que utilice un manos libres que le permita mantener las manos en todo momento en el lugar que corresponde.
De todas formas, no sé yo si un aparato así tiene sentido en un vehículo que, por ir al descubierto, se ve completamente inmerso en el ruido que nos rodea, especialmente cuando hay tráfico intenso. Desde luego, sería cuestión de advertir a los usuarios de este dispositivo que las conversaciones que mantengan no contengan secretos de estado, porque pasarían a ser de dominio público.
Y finalmente está el asunto del reproductor mp3 de 1GB que incorpora el gadget. Y ahí sí que entramos en terreno pantanoso. Si cunde el ejemplo y los ciclistas le toman el gusto a escuchar la música a toda castaña mientras van por aquí y por allá, la bicicleta puede dejar de ser un medio de locomoción absolutamente silencioso para pasar a ser un ruido más de la jungla del asfalto.
Lo dicho: es cuestión del uso que se le dé.
Vía | Vitónica
Imagen | Wicler, Luiso (Ojo Digital)
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