Viajar en autobús se ha demostrado como lo más seguro en movilidad. En 2019 ningún pasajero de autobús fallecía a causa de un siniestro vial. A finales de agosto de 2020 la cifra permanecía en cero. En España, el autobús es el único tipo de vehículo que ha alcanzado el objetivo de cero muertes en carretera. Se trata de todo un hito que hay que trasladar a otras movilidades.
Visión Cero de la Unión Europea: solo aprueba el autobús
La Iniciativa Visión Cero (Vision Zero Initiative) es un proyecto largoplacista orientado a la seguridad vial. El objetivo final es que en 2050 no haya ningún fallecido en carretera bajo ninguna circunstancia, una realidad poco probable sin una movilidad autónoma desarrollada.
Como objetivo intermedio se encontraba reducir en un 50% el número de muertes en carretera entre 2011 y 2020. En países como España sí se ha logrado reducir bastante la mortalidad. Sin embargo, las cifras son del todo insuficientes. Ante el suspenso comunitario de toda la Unión Europea, este objetivo intermedio se retrasó hasta 2030.
Parece poco probable llegar a 2050 con cero fallecidos en carretera. Al menos si la movilidad se mantiene tal como se concibe. Ya hay un medio de transporte que ha alcanzado el objetivo Visión Cero más de tres décadas antes del final del plazo: los autobuses y autocares. Al menos en España.
Así aparece reflejado en el Balance de Siniestralidad Vial de la DGT o reportan agentes como la Confederación Española de Transporte en Autobús (CONFEBUS). Según métricas de esta confederación, viajar en autobús es hasta veinte veces más seguro que hacerlo en coche. En 2003 era diez veces más seguro, demostrando que se ha sabido adaptar mucho mejor.
¿Por qué el autobús o autocar es tan seguro?
Muchos son los factores que hacen que el autobús sea un transporte tan seguro con respecto a otras movilidades. La presencia de tacógrafos, una velocidad reducida, pasajeros en la zona superior, profesionales al volante o medidas de seguridad basadas en la tecnología son algunas de las más notables.
La velocidad, no superior a los 100 km/h en autovía
Mientras que otros vehículos como turismos, motocicletas o furgonetas pueden circular a 120 km/h por autopista y autovía; la velocidad genética máxima para los autobuses es de 100 km/h. Puede parecer una diferencia menor, pero lo cierto es que esos 20 km/h de menos ayudan a que, una vez se haya dado un siniestro, este sea mucho menos grave. El tacógrafo ayuda.
Cinturones y arcos reforzados en la carrocería
Hasta hace unas décadas los autobuses tenían dos talones de Aquiles: la falta de cinturones de seguridad y la incapacidad de mantener la estructura durante un vuelco. Son dos problemas que ya están corregidos y que aumentan la seguridad de los ocupantes incluso en caso de colisión frontal o vuelco.
En autocares, los pasajeros se ubican en la parte superior
Mientras que el grueso de los pasajeros de otras modalidades se ubican a una cota baja (unos 0,5 metros), los del autocar suelen encontrarse a mayor altura. Especialmente en autocares de larga distancia, donde la parte inferior está ocupada por maletas y bultos, y las personas viajan a más de metro y medio del suelo. Esto disminuye el riesgo de heridas graves en colisión.
Al volante siempre hay un profesional
Una de las ventajas del autobús, extensible a otras modalidades de transporte colectivo como el tren o el metro, es que la persona que pilota es una profesional. No conduce, trabaja, y su entrenamiento no solo le hace consciente de la responsabilidad: también le da herramientas para sortear peligros.
Han incorporado importantes medidas de seguridad
Precisamente al tratarse de vehículos orientados a la movilidad colectiva hace que las inversiones en los mismos sean excepcionalmente rentables. Por eso muchos incorporan cámaras, sensores de ángulo muerto, una alta conectividad o sistemas hápticos como la vibración del asiento en caso de que haya un ciclista cerca. Todo esto redunda en más seguridad.
Priorizar la movilidad en autobús
En 2030, España y el resto de los países de la Unión Europea habrán tenido que reducir de forma notable los fallecidos en carretera. De cara a 2050, los accidentes serán algo completamente desconcertante por su baja frecuencia. Se estima que será el vehículo autónomo el que evite el riesgo atribuido al factor humano. Sin embargo, para algo así quedan muchos años, quizá décadas.
A día de hoy hay varias estrategias que se pueden seguir de cara a disminuir la mortalidad en carretera y ciudad:
- Reducir la velocidad. Los fallecidos se reducen de forma notable a medida que baja la velocidad de una zona. Bilbao acaba de ubicar el límite de 30 km/h en todo el municipio para ello.
- Priorizar la movilidad en autobús. Si se sabe que vehículos como el turismo son mucho menos seguros que los autobuses, una forma de reducir los fallecimientos es un cambio drástico de la movilidad. Así lo recomienda el informe CIVITAS de la Unión Europea.
- Crear zonas solo para autobuses. Los carriles bus urbanos y bus-VAO periurbanos fueron una importante avanzadilla en la descongestión de las ciudades. Ahora se considera la posibilidad de hacer avenidas solo para autobuses, transporte público y residentes, como en Córdoba.
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