Verano y neumáticos: consejos para afrontar una ola de calor

Redacción Circula Seguro

21 de julio de 2022

Cuando hablamos de elementos de seguridad de un vehículo, los neumáticos no suelen ser el primer objeto en el que pensamos, pero lo cierto es que son el único punto de contacto del vehículo con la carretera y son vitales para garantizar la seguridad al volante. Por ello, es necesario prestar especial atención a los neumáticos durante todo el año y muy especialmente en época de calor extremo, como la ola que estamos atravesando.

Alteraciones por acción de calor

No hay que olvidar que el neumático es un elemento de caucho que va montado en una llanta metálica y mantiene su forma gracias al aire que se inserta en su interior. Todos estos elementos -la goma, el metal y el aire- sufren alteraciones a consecuencia del calor. La consecuencia de todo esto es que el único elemento que entra en contacto directo con el asfalto, el neumático, puede llegar a soportar temperaturas cercanas a los 100 ºC. Y esto, inevitablemente, hace que la presión del aire suba mucho y que la estructura del neumático sufra considerablemente.

Vigilar la presión

Por tanto, el primer consejo para que los neumáticos no sufran en verano es vigilar la presión de estos. Es importante hacerlo siempre en frío, sin olvidar que en esta medida también influyen otros factores como el número de pasajeros, la velocidad media o el equipaje. En este punto, nos podemos encontrar con dos situaciones:

  • Excesiva presión por acción de calor: si un neumático tiene una presión superior a la recomendada por el fabricante, su desgaste será superior en el centro de la banda de rodadura, la distancia de frenado aumentará y el coche tendrá menos agarre en curva. También será menos confortable, al amortiguar en menor medida las irregularidades del terreno. Esto no hará necesariamente que se produzca un reventón, pues los neumáticos soportan márgenes muy elevados de presión por razones de seguridad. El problema llega si el neumático no está en perfectas condiciones. Es decir, si tiene cortes, deformaciones o incluso una abolladura en un flanco a consecuencia de un “bordillazo” u otro impacto. En ese caso, la estructura del neumático se ha visto dañada y el exceso de presión puede provocar que la carcasa termine de ceder y se produzca el reventón.
  • Presión insuficiente: esta circunstancia provoca mayor consumo de combustible, desgaste excesivo por los laterales de la banda de rodadura, riesgo de frenada irregular y mayor inestabilidad en curva. Pero hay más. El aumento de temperatura aumenta la presión del aire de la rueda, pero si esta es muy baja de por sí, la carcasa del neumático no tendrá rigidez suficiente para mantener una forma adecuada y sufrirá deformación al rodar. Esto, combinado con el calor del asfalto, acabará generando un sobrecalentamiento del neumático y un fallo estructural en el mismo. ¿El resultado final? Al igual que en el caso anterior, un reventón.

Dibujo

El calor puede hacer que el asfalto alcance unas temperaturas de hasta 70ºC, lo que hace que el desgaste del neumático aumente. Por ello, se debe vigilar que la profundidad del dibujo de los neumáticos en turismos no sea inferior a 1,6 mm, ya que en este caso no solo carecería de las garantías de seguridad necesarias, sino que legalmente no estaría habilitado para transitar por la carretera.

Paralelo

Circular con el paralelo inadecuado acelera el desgaste de los neumáticos sin que en muchos casos el conductor se percate. Algunas de sus consecuencias son un desgaste mayor e irregular, frenadas menos efectivas, mayor ruido de rodadura y aumento de las vibraciones en la conducción.

Rueda de repuesto

Si el coche cuenta con rueda de repuesto, es muy importante comprobar su estado periódicamente. A nadie le gustaría quedarse tirado por una avería de los neumáticos en medio de la carretera y esperar a la grúa por no haberla revisado.

¿Viajar en plena ola de calor?

Más allá de los neumáticos, dada la ola de calor que estamos atravesando en muchos puntos de la geografía, es importante tomar conciencia de los peligros de la conducción en general bajo estas temperaturas. El interior de un automóvil a más de 30 grados centígrados influye sobremanera en las capacidades físicas del conductor y en la forma de conducir: aumenta la fatiga, la deshidratación, influye en la toma de decisiones e incrementa el riesgo de sufrir algún percance. El calor también incrementa la agresividad al volante.

Por su parte, el resto de pasajeros también se pueden ver afectados. Los síntomas más comunes incluyen somnolencia, calambres musculares, bajada de la tensión arterial y agotamiento. Además, un golpe de calor puede derivar en problemas renales y urinarios, llegando a poner en riesgo la vida. Por ello, extrema las precauciones y no realices desplazamientos innecesarios en los días y horas de calor más extremo.