Si. Existen diferentes tipos de velocidad, no solo lento o rápido. Afortunadamente cada vez menos, una de las conversaciones entre “machotes” tomando algo en un bar, era cuanto tiempo tardábamos en llegar desde una ciudad a otra. Se solía presumir de lo poco que se tardaba, “pues yo me pongo en Madrid en hora y media”, el otro día uno presumía que se ponía en Córdoba en la misma hora y media desde Ciudad Real, ahora eso sí, le quedaban seis puntos de carnet de conducir, aunque ese no es su mayor problema.
Conducimos siempre igual, llueva, truene, haga frío, calor, con niebla… Claramente eso es un error. Uno de los principios básicos sobre la conducción es la de adecuarnos a las circunstancias. Además, está regulado en el Reglamento General de Circulación en su artículo 45:
Artículo 45, Adecuación de la velocidad a las circunstancias. Reglamento General de Circulación
Todo conductor está obligado a respetar los límites de velocidad establecidos y a tener en cuenta, además, sus propias condiciones físicas y psíquicas, las características y el estado de la vía, del vehículo y de su carga, las condiciones meteorológicas, ambientales y de circulación, y, en general, cuantas circunstancias concurran en cada momento, a fin de adecuar la velocidad de su vehículo a ellas, de manera que siempre pueda detenerlo dentro de los límites de su campo de visión y ante cualquier obstáculo que pueda presentarse
Situaciones existen muchas y muy diferentes. Siempre nos fijamos en las externas, en las climatológicas, en las de la vía.
Pocas veces hacemos revisión de nuestro vehículo. Algo tan simple como darle una vuelta para comprobar que está todo en orden, que las ruedas están aparentemente bien por ejemplo, siempre pendiente cada tres o cuatro semanas de mirarles la presión, claro.
Luego estamos nosotros, los que llevamos los coches. ¿Estamos siempre al cien por cien? ¿O es que quizás conducir es una actividad diaria a la que no le damos excesiva importancia?
¿Y que tiene que ver el tocino con la velocidad? Sencillo, esto nos lleva a la velocidad inadecuada. Es un concepto que no debemos tener muy claro, cuando todos los días y en cualquier situación actuamos de la misma manera. Todos los días no son 27 de Marzo, no todos los días hace el tiempo que hace hoy, y puede ser que ayer pinchara, no me he fijado y llevo la rueda medio vacía de presión. Por cierto, como anécdota, un día me encontré mi coche con la rueda pinchada, como era casi la hora de cerrar le pregunté al taller mas próximo si iban a poder arreglarla, y me hizo gracia que me preguntara el mecánico como estaba la rueda, si estaba en el suelo ya… Pues si claro, como siempre, pero lo que me sucede es que también está pinchada… bueno le entendí lo que me quiso decir…
La velocidad inadecuada es la que no se adapta a la situación de cada momento, tanto a nivel vía, vehículo o del propio conductor. Circulamos a velocidad inadecuada cuando circulamos con niebla espesa (o no tan espesa) a 120km/h por autovía, aunque esté dentro del límite legal de la vía, no es la adecuada para esa situación, también con lluvia fuerte, ya que la capacidad de evacuar agua de nuestros neumáticos tiene un límite. Es fácil romper los límites de la física, y cuando esto sucede, ocurre el siniestro.
La velocidad adecuada, está casi siempre dentro de los límites, pero tanto o mas que eso, es a la que circulamos cuando controlamos el vehículo ante cualquier imprevisto. En algún caso extremo la velocidad adecuada está fuera de los límites pero por estar por debajo de la velocidad mínima, (que también existe, esas señales redondas azules con una cifra dentro), cuando nieva, hay hielo, etc.
No debemos de confundirla con la velocidad máxima, que es la permitida legalmente, tanto de forma genérica como de forma específica. Continuando con los conceptos, nos encontramos con la velocidad excesiva, que aparte de ser inadecuada siempre, además está por encima de los límites legales.