A finales del año pasado, justo para el periodo navideño abrió sus puertas Micropolix. Un centro de ocio educativo infantil que pasa por ser el primero de estas características de Europa, una ciudad a escala de los más pequeños en la que los niños pueden jugar a ser mayores y aprender los valores, suponemos que los buenos, de la sociedad. Una búsqueda del desarrollo personal de los niños mediante el juego.
Como fiel reflejo de la sociedad en que nos movemos, el mundo de la seguridad vial tiene su cabida. El recinto cuenta con su escuela y parque de educación vial. Antes de que puedan disfrutar del parque, los niños deben aprender las normas y señales en la Escuela de Educación Vial. Una autoescuela para niños en toda regla, que cuenta con sus pruebas teóricas y prácticas.
Las pruebas prácticas se realizan con un simulador y servirán para que obtengan el carnet de conducir de Micropolix. Hasta aquí, casi como la vida real. Una vez dispongan de su carnet, los niños podrán poner en practica lo aprendido en un circuito cerrado, que por simular, simula hasta la acción de repostar en una gasolinera.
Una magnífica propuesta para los más pequeños. Ya no es que disfruten en un parque de atracciones o en el zoo, ahora pueden aprender casi sin darse cuenta, con las ventajas que ello conlleva. Si desde cuando son más pequeños podemos conseguir que asocien la educación vial como una parte más de su conocimiento, para el futuro nos esperan, crucemos los dedos, grandes conductores.
Vía | El Mundo Motor