Un 83% de los jóvenes se posicionan a favor de la tasa cero de alcoholemia para conductores noveles

Josep Camós

13 de abril de 2009

El RACC y la ANFABRA acaban de presentar un estudio según el cual la práctica totalidad de los jóvenes de 18 a 34 años, un 92% de los encuestados, creen que se debería potenciar el consumo de refrescos como alternativa al alcohol cuando hay que conducir. De la misma forma, una amplísima mayoría (83%) está a favor de que a los conductores noveles no se les permita beber ni una gota de alcohol.

Dejando de lado el interés más o menos altruista que pueda tener la ANFABRA en este tipo de contiendas, desde Circula Seguro siempre hemos insistido en que alcohol y conducción son incompatibles, incluso cuando uno tiene la percepción de que no ha bebido tanto y de que, en definitiva, controla la situación. Por este motivo, que sean ahora los jóvenes quienes comienzan a ver en el alcohol un problema cuando se mezcla con el volante no puede pasarnos por alto.

Bebida alcohólica en el coche

Del estudio sorprende alguna que otra aparente contradicción. Por una parte, aparecen los encuestados como unas personas que comprenden el problema vial y el alcohol como detonante de entre un 30% y un 50% de las muertes de la carretera y por eso apoyan el consumo de bebidas no alcohólicas. Sin embargo, el mismo estudio revela que aún existen en la calle esas creencias según las cuales se puede bajar la tasa de alcohol en un control de alcoholemia. De hecho, más de la mitad de los encuestados reconocen que siguen bebiendo igual que hace tres años, aunque un 30% afirma que en el mismo plazo de tiempo han pasado a beber menos.

Parece que nos vamos moviendo algo en la dirección de reducir el consumo de alcohol al volante, aunque muchos conductores siguen creyendo en soluciones milagrosas contra los efectos de la bebida. La medida más popular consiste en dormir la mona dentro del coche. Un 62% de los encuestados se dejarían cortar un brazo antes que comprender que cuando dormimos se ralentizan todos los procesos derivados de la digestión, y por tanto también desciende el ritmo de metabolización del alcohol por el hígado. Otro remedio consiste en dejar de beber una hora antes de coger el coche, como si nuestro organismo funcionase con un cronómetro de precisión atómica y pudiéramos asegurar cuál será el mejor momento para ponerse a conducir tras haber bebido. Y eso, dejando de lado el ligero detalle de que normalmente a la hora de haber bebido es cuando el alcohol campa a sus anchas por nuestro cuerpo.

La tasa cero se percibe como solución al problema para buena parte de los jóvenes mayores de 25 años (87%). No lo ven así, en cambio, los encuestados de 21 a 25 años. De ellos, un 25% se opone a que el alcohol se prohíba de forma total en la conducción. Curiosamente, si hablamos de aplicar la medida a los conductores noveles, los más jóvenes están abrumadoramente de acuerdo con la medida. ¿Será porque perciben el problema como algo propio si van a bordo de un coche conducido por un amigo que acaba de aprobar el examen?

Encuesta del RACC y ANFABRA sobre los jóvenes y el consumo de alcohol en la conducción

A menudo quienes acaban de obtener el permiso de conducir (o quienes están en ello, que de todo hay) preguntan por qué a ellos se les reduce la tasa de alcoholemia permitida para llevar un vehículo, dejándola en sólo 0,15mg de alcohol por litro de aire espirado frente a los 0,25mg que se permite a un conductor con más de dos años de carnet. La respuesta tipo pasa por explicar que un conductor novel, debido a su poca experiencia, no ha automatizado aún los movimientos necesarios para conducir, de manera que los efectos del alcohol le perjudican en mayor medida que a los demás.

Sin embargo, hay una falacia dentro de todo esto. A poco que le damos la vuelta al argumento, resulta que un conductor con más de dos años de experiencia en la circulación está capacitado para conducir con una tasa de alcoholemia de 0,50mg/l, algo que según las tablas causa:

  • Disminución de los reflejos,
  • Dificultad para mantener la conducción en línea recta,
  • Falsa apreciación de las distancias,
  • Subestimación de la velocidad,
  • Perturbación de los movimientos,
  • Euforia,
  • Disminución de la percepción del riesgo, y
  • Un incremento notable del tiempo de reacción.

Si esto es compatible con la conducción segura, que venga Dios (o Pere Navarro) y lo vea. La cuestión es simple: hasta que en nuestro país no deje de interesar que la gente consuma alcohol a pesar de que vaya a coger el coche, no se impulsará una tasa cero de alcoholemia. Quienes viven de que esto no suceda tienen motivos sobrados para impedir el cambio. La cuestión es saber si la balanza se decantará algún día hacia el plato de la seguridad vial.

Vía | RACC

Foto | Jason Pratt, Buster McLeod, Jaume

En Circula Seguro | No se puede bajar la tasa en un control de alcoholemia, ¿Por qué alcohol y conducción son incompatibles?