Conducir y meditar tiene muchos beneficios: 8 trucos prácticos para conseguirlo

Jose Ramon Martinez Fondon

12 de marzo de 2021

La mente humana es muy compleja, y a menudo funciona como reflejo de nuestro estilo de vida o de nuestras circunstancias personales. Si estas no son favorables, nuestra mente nos puede jugar una mala pasada, y esto al volante puede resultar fatal. Conducir y meditar puede ayudarnos a desconectar de nuestro día, y evitar las distracciones que tan peligrosas resultan.

También se puede considerar un remedio para los momentos de ansiedad o ira que sufrimos por causa del tráfico.  Al igual que con cualquier actividad, estar atento mientras conducimos significa, ante todo, tener mayor control de nuestros propios actos. En este artículo veremos los aspectos de la conducción más atenta y consciente, así como algunos trucos para alcanzar ese estado.

Los peligros de la mente al volante

Discutiendo en el coche

El estrés es una muy mala compañera de viajes. Es uno de los principales causantes de los llamados “microsueños”, que no necesariamente están relacionados con el cansancio físico ni implican cerrar los ojos. Las largas jornadas laborales, las tareas exigentes mentalmente o determinados asuntos sin resolver pueden ser motivos para sufrir los microsueños.

Peor aún es si nos traemos al coche el motivo de nuestro estrés o preocupación. Según el estudio Conducción Zen, discutir mientras conducimos puede tener los mismos efectos que el consumo de alcohol. Y en consecuencia, aumentar las posibilidades de sufrir un accidente: una conversación intensa por el móvil incrementa el riesgo en un 41%, un altercado con otro conductor en un 37%, o una conversación tensa con su acompañante en un 26%.

Pero es que ni siquiera hace falta que nuestras emociones se desborden para que nos desconectemos del tráfico. Conducir implica una serie de tareas y maniobras repetitivas que con la práctica terminamos por convertir en hábitos que realizamos sin darnos cuenta. Ello implica una desconexión mental con el tráfico, no exenta de peligros. No en vano, y según un estudio de Audi Attitudes, 3 de cada 4 conductores reconocen llegar a su destino sin recordar cómo han llegado hasta allí.

Conducir y meditar: filosofía zen y mindfulness

conducir y meditar

No decimos nada nuevo al hablar de la necesidad de prestar atención al tráfico. Si sabemos que el 90% de los accidentes es causado por errores humanos, y que el 30% es debido a distracciones, la atención continua al volante es más que un buen hábito.

Precisamente el estudio Conducción Zen que citamos arriba trata de ello: controlar nuestras emociones para evitar la ansiedad y estrés, y poder centrar toda la atención en la carretera. Referirse a la filosofía zen, una técnica oriental de meditación, no es superflua. Su fundador, el monje budista Myoan Eisai, describía en sus libros un estado simultáneo de “calma y alerta”, que le permitía estar en armonía consigo mismo y ser plenamente consciente de su entorno.

La vertiente occidental de la filosofía zen es el Mindfulness, una técnica de relajación orientada a la reducción del estrés. No en vano su inventor, el científico norteamericano Jon Kabat-Zin, es un gran seguidor de los métodos zen. La eficacia del Mindfulness ha  sido probada en diversos estudios, y la posibilidad de trasladarlo a nuestro vehículo ha llevado a muchos fabricantes a plantearse nuevos retos en materia de confort y ergonomía en sus vehículos.

Cómo meditar y relajarse conduciendo

Independientemente de que apostemos por conducir y meditar, por la filosofía zen o por el Mindfulness, existen algunas pautas que nos ayudarán a mejorar nuestro comportamiento al volante. Podemos implicarnos con ello todo cuanto queramos, sin necesidad de alcanzar ningún trance, ya que cualquiera de estas medidas son igualmente recomendables para una conducción más segura.

Vestir ropa cómoda

Para poder alcanzar nuestro estado de conducción consciente, es fundamental sentirnos cómodos al volante. Y la vestimenta que llevemos puesta es muy importante para ello, aunque no hace falta que nos vistamos como un monje.

Si estamos en verano, basta que vayamos frescos, eso sí sin quitarnos la camiseta y evitando sandalias. En invierno, fuera las prendas de abrigo. La premisa es siempre la misma: ropa holgada y calzado cómodo y ajustado.

Descansando en el coche

Tener nuestro coche bien limpio

Si nuestro coche va a ser nuestro templo, tiene que lucir como tal. Es decir, el respeto hacia nosotros mismos empieza por el respeto a nuestras propiedades, sobre todo si vamos a pasar mucho tiempo en él. Y no solo eso, también va a ser nuestro oasis, es decir, un lugar en el que ante todo nos apetezca estar y nos sintamos a gusto.

Ya hemos hablado en Circula Seguro sobre la importancia de la limpieza de nuestro vehículo. No se trata solo de que todos los elementos funcionen correctamente, como los faros o el elevalunas. También se trata de evitar cualquier tipo de distracción o molestia, como manchas en el parabrisas o un espejo retrovisor demasiado sucio. En general, el orden y la limpieza en el interior del vehículo nos ayudará a conducir y meditar durante los trayectos.

Tener una postura cómoda

Sentirnos adecuadamente en el asiento también es importante para que estemos a gusto en nuestro templo. Pero tampoco debemos estar apoltronados, como si estuviéramos en el salón de nuestra casa. Una postura correcta nos evitará la aparición de molestias o dolores en nuestro cuerpo, o al menos retrasará su aparición. Y también nos ayudará a disminuir el riesgo de somnolencia por un exceso de confort.

Además, una postura correcta nos permitirá sujetar el volante con holgura y firmeza, y tener todos los controles a mano, lo que nos aportará más seguridad aún. En este artículo ya vimos cómo debemos sentarnos para disfrutar de una buena ergonomía al volante.

Mantener el interior ordenado

Una gran idea para alcanzar nuestro estado de conducción consciente, es tomárnoslo como un pequeño ritual. Y todos los rituales suponen seguir un procedimiento, que en el caso de la conducción ya lo conocemos de sobra: ajustar el asiento, ponernos el cinturón de seguridad, revisar y colocar los espejos retrovisores…

Y si el trayecto va a ser largo, también debemos disponer en orden todo lo que vayamos a necesidad en el camino: comprobar que el limpiaparabrisas tiene agua, programar el GPS, poner a mano bebidas, víveres, tabaco… Si nos tomamos nuestro tiempo para hacer todos estos pasos con calma, notaremos cómo entramos en ambiente para nuestro trayecto.

conducir tranquilo

Apagar el móvil (o al menos silenciarlo)

Aunque si queremos evitar distracciones, ya sabemos que el primer causante es el smartphone. Desde Circula Seguro siempre vamos a recomendar apagarlo o silenciarlo, y no realizar ninguna actividad con él durante la marcha. No en vano la DGT ha endurecido recientemente la normativa, ya que el 35% de los españoles nos empeñamos en seguir usándolo incorrectamente.

De todos modos, si seguimos insistiendo en no poder pasar sin móvil durante el trayecto, al menos hagámoslo de forma segura. Enchufar el cargador, conectar el  manos libres o asistente virtual de turno, y activar el grabador de llamadas para tomar notas, pueden ser algunos pasos a incorporar a nuestro ritual.

Llevar una temperatura agradable

Disfrutar de un ambiente adecuado en el coche también implica tener en el habitáculo una temperatura agradable, pero sin excesos. Ya sabemos que el exceso de calor puede producirnos somnolencia, pérdida de facultades e incluso un golpe de calor. Tampoco es bueno “pasar frío” ya que se nos pueden entumecer las manos y como poco nos hará sentir incómodos.

Si hace calor, siempre hemos recomendado ir con las ventanillas bajadas antes que usar el climatizador, y de paso relajarnos con el sonido del viento. Pero si vamos por la ciudad o estamos en un atasco, tener los cristales subidos nos ayudará a amortiguar el ruido del tráfico.

conducir concentrado

Dejar las preocupaciones fuera del coche

Para que el coche sea nuestro refugio y poder llegar a nuestro estado de calma, debemos dejar fuera aquellos asuntos que nos puedan preocupar. Tomarnos un par de minutos antes de arrancar el motor, especialmente si estamos en la oscuridad del garaje, puede ser un buen ejercicio para destensar nuestro ánimo.

Debemos tratar de dejar resueltos todas nuestras tareas, o al menos saber posponerlas hasta el día después. Si tenemos que llegar a nuestro destino a una hora determinada, mejor salir con tiempo de sobra para evitar las prisas . Y si vamos acompañados, intentemos evitar las conversaciones que nos puedan causar estrés o enfado.

Concentrarse en la respiración

Las técnicas tanto de la filosofía zen como las del Mindfulness comienzan en nuestra propia respiración. Escucharnos respirar y sentir el aire cómo entra y sale de nuestro cuerpo, nos ayudará a ponernos en situación con más facilidad. Nuestro objetivo es trasladar esa concentración a nuestra conducción, tomando consciencia de nuestros gestos y maniobras, y permanecer atentos a los sonidos a nuestro alrededor (el motor del coche, el sonido de los intermitentes, el resto de vehículos…). Para ello, lo más recomendable será conducir en silencio, o al menos con una música calmada. 

Estos son solo algunos ejemplos que, además de ayudarnos a conducir y meditar a la vez, son siempre recomendables para mejorar nuestra seguridad al volante. Pero el mundo de la conducción zen y el Mindfulness es muy amplio, y existen muchas más técnicas para conseguir ese estado. Fundación MAPFRE también nos recomienda algunos más, que nos ayudan también a mejorar nuestro ánimo y controlar nuestras emociones. Porque la seguridad en nuestro coche empieza en nosotros mismos.

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