Tres comportamientos incorrectos de los peatones

Victoriano Flores Corzo

24 de mayo de 2014

La DGT quiere cubrir los aspectos que más siniestralidad generan y entre ellos están las infracciones de los peatones. El 20 % de las muertes en carretera se deben a atropellos y en muchas ocasiones la imprudencia es del viandante

La forma más habitual de los siniestros en que intervienen peatones, como ya sabemos, es el de atropello. Estos siniestros producen un resultado de al menos una víctima, el peatón, como elemento más frágil, es también el más vulnerable entre los dos que entran en colisión y el más necesitado de protección, razón por la que requieren toda la atención por parte del conductor.
Por tal motivo, el conductor, debe conocer cuáles de los comportamientos incorrectos, de los peatones como grupo de riesgo, aparecen como causa más frecuente de los siniestros en que resultan implicados con ocasión del tráfico, porque sólo conociendo las causas, podremos adoptar las medidas oportunas para prevenirlos.

Irrumpir en la vía

La calle o la carretera está diseñada para el tráfico rodado y, por lo tanto, el peatón debe adaptarse al medio, es decir, si la preferencia de la vía la tienen los vehículos con o sin motor tendrá que ajustarse o ver de qué modo puede invadir dicho espacio y por dónde puede transitar si quiere hacer uso de la vía. No es cuestión de definir ahora el ABC de la calle: acera, bordillo y calzada pero sí tener claro por dónde debe transitar un viandante y cómo hacerlo con seguridad. El diseño urbano cuenta con todos los usuarios pero el problema se acentúa cuando por necesidades de ordenación y fluidez del tráfico se establecen unas prioridades y se modifica la señalización o el trazado de manera circunstancial o permanente.
El problema se acentúa cuando el peatón o viandante desconoce las normas de circulación y, por otro lado, el conductor que hace uso de la vía pública no tiene en cuenta a uno de los grupos de riesgo que presenta la siniestralidad vial como son los peatones. Unas personas, usuarios de la vía pública, que se les llama peatones y que deben prestar atención al tráfico rodado si quieren invadir o hacer uso de un espacio compartido, independientemente de la prioridad de unos y otros. Un ejemplo muy claro, sobre irrumpir de forma antirreglamentaria, lo tenemos cuando para ahorrarnos unos metros para llegar a un paso de peatones decidimos cruzar por un lugar no habilitado o sin ser consciente del peligro, por un instinto: «donde pongo la vista, voy» irrumpimos de forma violenta la vía con el consiguiente peligro de atropello.

Cruzar fuera de la zona marcada

paso de cebra

Un paso de cebra es un tipo de paso de peatones usado en muchos lugares del mundo. Se caracteriza por sus rayas longitudinales (de ahí el término, nombrado a partir de las líneas de la cebra) paralelas al flujo del tráfico, alternando un color claro (generalmente blanco) y oscuro (negro pintado o sin pintar si la superficie de la carretera es de color oscuro). Las rayas tienen generalmente de 40 a 60 centímetros de ancho

Si antes me refería al ABC de la calle ahora avanzamos un poco más hasta llegar al paso de peatones o lugar habilitado parar que los viandantes puedan cruzar la vía pública. Es decir, no vale cualquier lugar como tampoco podemos ignorar la señalización auxiliar que rodea o facilita el cruce de personas de un lado a otro de la calle o carretera. Los pasos de peatones son la zona de intersección entre circulación rodada y el tránsito peatonal y la parte del itinerario peatonal que cruza la calzada de circulación de vehículos, al mismo o a diferente nivel.
Aunque el concepto general es evidente, no hay acuerdo en cuanto a la definición de los límites del paso de peatones. Cuando se habla del ancho de un paso de peatones, no está claro a qué dimensión concreta se refiere, en parte porque muchas normativas confunden los conceptos de vado y de paso peatonal. Por otro lado, el criterio más adecuado considera la anchura del paso peatonal como la longitud total de los vados que lo limitan, y coincidirá con la longitud de las bandas señalizadoras del paso de cebra correspondiente. No obstante, siempre y cuando la señalización lo permita, debemos cruzar por el lugar habilitado para ello, en línea recta y pendiente del resto de usuarios.

Estar o marchar por la calzada indebidamente

Hablamos en su momento sobre el peatón tecnológico y ahora nuevamente para referirnos al riesgo que supone el uso de dispositivos electrónicos a la hora de cruzar un paso de peatones o simplemente transitar por la calzada sin prestar atención al resto de usuarios y tráfico rodado. Un peatón tecnológico es una persona que camina por una ciudad utilizando aparatos tecnológicos como teléfonos móviles, reproductores de música, agendas electrónicas, etcétera, y que va distraído debido a que se olvida del entorno que le rodea hasta el punto de aumentar la posibilidad de provocar un atropello o colisión. Un hábito o situación que cada vez se está dando más y en edades tempranas debido a la dependencia y prestaciones que nos aportan, por ejemplo, los móviles, en especial, en modo táctiles.
Existe un cajón desastre sobre peatones distraídos y en donde tiene cabida todos los usuarios que no prestan la debida atención al tráfico. Me refiero a los que no saben distinguir acera de calzada, arcén de carretera, paso de peatones de carril bici…; usuarios o viandantes que por cualquier circunstancia como por ejemplo, tras una avería o el auxilio a otro vehículo accidentado, abandonan su vehículo y pasean por la vía como si fuera el patio de su casa; peatones que transitan de noche sin ningún tipo de prenda reflectante, y luego están aquellos aventureros con mochila al estilo de José Antonio Labordeta en su programa «Un país de mochila» que se introducen por una autopista o autovía en lugar de utilizar las vías verdes… En fin, seguro que habrá más comportamientos incorrectos que pueden cometer los peatones pero lo dejamos ahí para no extendernos demasiado. No obstante, amigos lectores, si se os ocurre alguno más, os invito a exponerlo como comentario.
Por último, destacar que de entre las personas atropelladas destacan dos grupos de peatones: los niños y los ancianos. El desconocimiento de la norma (en el caso de los niños) y la pérdida de movilidad debido a la edad, así como la falta de reflejos en un momento dado, son factores de riesgo importantes que nos afectan a todos. Con lo cual, como conductores, toda precaución y uso adecuado que se haga del vehículo es poca para prevenir las reacciones que puedan tener los peatones en general, es decir, desde el paso por un colegio hasta el paso de peatones en mitad de una larga recta de avenida y, por supuesto, no debemos justificar los defectos y circunstancias de los peatones cayendo en otros, ¿no les parece?
Foto | Daniel Lobo, Anna S., Michael Cory
Más información | Guía del peatón, el viajero y el ciclista
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