La electrificación de la maquinaria agrícola es un fenómeno imparable. Así como los tractores han tenido un papel destacado en la modernización de la agricultura en el siglo XX, los retos medioambientales a los que nos enfrentamos y la necesidad de que la tecnología nos ayude a producir más alimentos con menos esfuerzo, marcarán la evolución de los tractores en el siglo XXI. La electricidad será el factor clave.
Según informes de la FAO, las actividades agrícolas y ganaderas ocupan aproximadamente un 37% de la superficie terrestre y emplean cerca de dos tercios de la cantidad total de agua consumida por el ser humano. Esta dimensión da una idea del impacto medioambiental que se podría producir con el uso de energías limpias en este sector.
Tractores eléctricos y electrificación de tractores
Por ello, se habla mucho de tractores eléctricos y de electrificación de tractores. Pero son conceptos diferentes que hay que tener muy claros. Construir un tractor eléctrico y electrificar un tractor son procesos diferentes. Electrificar un tractor se refiere al accionamiento eléctrico de componentes del tractor (ventilador de refrigeración, compresor del aire acondicionado…) y de aperos enganchados al tractor a través del uso de un generador eléctrico en el propio vehículo (motores del henificador, platos centrífugos de una abonadora, motores eléctricos de ayuda a la tracción en un remolque agrícola…). Que el tractor se convierta en un generador de electricidad para los diferentes aperos que pueden ir conectados a él repercute muy positivamente en la agricultura de precisión; y, además, la maquinaria agrícola adquiriría mucha más flexibilidad en su diseño, la tracción mejoraría mucho en los tramos más complicados y la dirección eléctrica reduciría enormemente la fuerza que debe aplicarse al volante, además de mejorar el control dinámico en el transporte.
Un paso más allá en el uso de la tecnología eléctrica en este ámbito es la introducción de los tractores eléctricos: aquí ya no hablamos de determinados componentes del tractor, sino de un motor de combustión sustituido por uno eléctrico. Es decir, la energía del tractor ya no provendría del gasóleo, sino de las baterías.
Condiciones de trabajo más amables
Para muchos, ésta será, no sólo la forma más sostenible de acometer los retos del sector agrícola, sino una de las mejores opciones para que las condiciones de trabajo de los productores sean más amables. Por ejemplo, la reducción del nivel de ruido y la ausencia de emisiones contaminantes son factores muy relevantes. Otra gran ventaja de la introducción de la electricidad en este tipo de maquinaria es que el productor conoce exactamente cuál es la demanda de potencia de las labores agrícolas, por lo que es posible planificar el tiempo de trabajo y, por consiguiente, la recarga de las baterías. Es importante destacar también que la demanda de potencia para este tipo de labores es relativamente baja.
El mecanismo de un tractor eléctrico es muy simple. Tiene muy pocas piezas móviles, por lo que los rozamientos son pocos y, por lo tanto, el motor genera también poco calor. En consecuencia, la eficiencia energética es mucho mayor. Esto también se traduce en que el gasto económico que hay que dedicar al mantenimiento del motor también será pequeño: se reducen las revisiones periódicas por horas trabajadas, menos cambio de aceites y filtros o menos consumo de refrigerantes, entre otros beneficios. También se reduce el uso de líquidos para frenos y dirección. Además, los frenos sufren menos desgaste, ya que los motores eléctricos son regenerativos.
Autonomía
La autonomía es una de las limitaciones que normalmente se maneja cuando se plantea la introducción de la electricidad como forma de energía en el campo. La clave es que el vehículo tenga autonomía suficiente para realizar una jornada de campo completa. Por ejemplo, la batería de iones de litio de 650 V y con capacidad de 100 kWh permite trabajar hasta aproximadamente 4 ó 5 horas de trabajo real. La recarga se puede realizar en sólo 40 minutos.
Aunque esta tecnología promete aportar muchas ventajas, aún queda mucho por hacer hasta que su uso se popularice en nuestros campos. Hay que tener en cuenta que el primer prototipo de tractor eléctrico se presentó en la Feria Agrícola de París hace sólo 4 años. De cualquier manera, aunque queda mucho trabajo por hacer, el reto y la oportunidad de introducir las energías limpias en nuestra agricultura son apasionantes.
Seguridad
La electrificación de los tractores también puede ayudar a renovar el parque de tractores y, en consecuencia, a aumentar su seguridad. Según los datos de nuestro estudio Siniestralidad, mortalidad agrícola, vuelcos de tractores e incendios en cosechadoras 2010-2019, el sector tiene que mejorar sus cifras de siniestralidad, aumentando su seguridad laboral. Este informe da una idea de esta problemática y propone acciones y medidas que permitan alcanzar el Objetivo Cero en los incidentes mortales y graves en el campo.