Los patinetes eléctricos se encuentran en pleno auge. Aunque en Europa hay determinados países que están limitando su utilización, se trata de un vehículo de movilidad personal que no deja de sumar adeptos. En este sentido, la velocidad que pueden llegar a alcanzar es uno de los factores que más preocupa en las ciudades y, sobre todo, a usuarios vulnerables como los peatones. Por todo ello, su diseño permite velocidades comprendidas entre 6 y 25 km/h. Si se excede de esta velocidad, ya no se trata de vehículos de movilidad personal (VMP).
No hay que olvidar que para utilizar este tipo de vehículo no es necesario obtener un permiso de circulación. De momento, tampoco es obligatorio contar con un seguro ni se requiere matriculación. Se puede decir que son equiparables a las bicicletas y, por todos estos factores, deben respetar una velocidad máxima. Esta velocidad máxima está limitada por su diseño técnico.
Son 25 km/h para España y Portugal. Sin embargo, hay otros países como Dinamarca, Alemania, Noruega, Suecia y Suiza que limitan su velocidad máxima a 20 km/h, tal y como dan a conocer desde el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte ( ETSC por sus siglas en inglés). Desde este organismo defienden que las velocidades más bajas reducen las lesiones graves a los usuarios de este tipo de vehículo, así como al resto de usuarios de la vía. A esto hay que añadir que muchos de estos patinetes eléctricos no cuentan con velocímetros de serie, por lo que establecer un límite máximo de velocidad en el diseño y a nivel técnico es fundamental.
El riesgo de trucarlos
Aumentar la velocidad o la potencia son algunas de las tentaciones a las que algunos usuarios de patinetes eléctricos pueden sucumbir. Sin embargo, se trata de una práctica tan ilegal como peligrosa .
El trabajo ‘Pruebas de choque (crash-tests) de patinetes eléctricos y riesgos asociados a su proceso de recarga: recomendaciones para un uso seguro’, realizado por Fundación MAPFRE y CESVIMAP, además de mostrar las secuelas de sufrir un choque con un patinete en diferentes situaciones, recoge que cuando se truca el patinete se permite que el vehículo entregue toda su potencia en todo momento de funcionamiento, llegando a sobre esforzarlo en ocasiones y, como consecuencia de ello, se produce calentamiento excesivo en el motor. Todo ello puede producir el incendio del vehículo.
¿Y si se cambia el motor? Este mismo trabajo concluye que el cambio de motor por otro con mayor potencia para obtener una mayor velocidad, puede acarrear problemas, ya que también se debe cambiar el controlador, la batería y su BMS, que debe ser el adecuado, ya que aumentará el número de celdas del pack de batería.
Por todo ello, recuerda que trucar la velocidad y potencia del patinete eléctrico es peligroso, además de ir contra la normativa. El mencionado estudio cuenta con varios crash test. Uno de ellos analiza precisamente las consecuencias de un atropello a un peatón (un niño) por parte de un patinete. Las secuelas son daños serios en la rodilla, tórax y cabeza, que suele impactar primero y de forma violenta contra la columna de dirección del patinete, y después, contra el suelo. También afecta a los hombros, donde recae la masa del conductor y el propio patinete en el momento de impactar contra el asfalto.
Este vídeo muestra el hipotético incidente a una velocidad de 25 km/h:
https://documentacion.fundacionmapfre.org/documentacion/publico/es/media/group/1109840.do
Circula con precaución y reduce la velocidad cuando haya usuarios vulnerables, especialmente peatones y, por supuesto, cumple siempre con las indicaciones del fabricante y la normativa para una movilidad segura.