En el año 1966, Estados Unidos inauguró el Departamento de Transporte, pero no fue hasta 1979 cuando la NHTSA empezó a realizar pruebas de choque con automóviles para publicar los resultados y sacar sus conclusiones. Gracias a estos crash tests que en 1984 se obligó a que los coches equipasen el cinturón de seguridad, una enorme victoria de la seguridad vial.
Las principales características de estos test prueban las consecuencias en un choque frontal, un choque lateral, un choque contra un pilar, un choque con alto solape o en un atropello de peatón. Recientemente, se ha estudiado que las mujeres conductoras sufren accidentes de mayor gravedad, pero no exactamente debido a las imprudencias o a los errores humanos.
El machismo de los crash tests en datos
Según han analizado dos estudios de 2019 de la Universidad de Virginia y de 2018 de la Universidad Tecnológica de Suecia, las mujeres se ven más expuestas a riesgos viales en su día a día por un simple y aparente desinterés en el diseño de medidas de seguridad específicas para ellas. Un machismo invisible que se refleja visiblemente en las estadísticas.
Concretamente, y según se extrae de ambos estudios, las conductoras son un 71% más susceptibles de sufrir una lesión grave que los conductores. A pesar de los avances en medidas de protección de cuello y columna, el peligro de sufrir discapacidades permanentes aumenta en un 13% en las conductoras, mientras que se reduce considerablemente en el caso de los hombres (70% menos).
La seguridad de los usuarios masculinos se ha priorizado más y se ve reflejado en las evaluaciones de seguridad de los vehículos, en los que el adulto hombre estándar representa al conjunto de la población en los tests. Por ello y según se extrae de las estadísticas de lesión, la protección entre hombres y mujeres en caso de siniestro no es la misma, incluso cuando ellas tienen un porcentaje de fallecimiento mucho menor (24% frente a 76% en hombres), siendo el número de conductores y conductoras en las carreteras europeas bastante equitativo.
¿Por qué son imprescindibles los dummies femeninos?
Por lo tanto, en un mismo accidente, es más fácil que un hombre salve su vida que una mujer, pero ¿a qué se debe esto? Todo deriva de la invisibilidad de la mujer en los crash tests. Los dummies que se utilizan por defecto en estas pruebas son masculinos en su gran mayoría, limitando los femeninos casi en exclusiva a las pruebas de colisión lateral con objeto punzante.
A pesar de que en la actualidad se emplean muñecos de hasta veinte diferentes tamaños y pesos, la estructura física masculina es la predominante, dejando de lado las características físicas del cuerpo femenino y la diferenciación entre los puntos vulnerables de unos y otros. Distinciones como son el tamaño de hombros, cadera, pecho o la longitud de los ligamentos o estructura ósea, que no se recogen en los dummies estándar de 60 kilos y 1.65 de altura.
Esta cuestión imperceptible ocurre de igual manera con otros perfiles como puede ser el de las personas con obesidad o, incluso, los niños aunque estos últimos han adquirido un mayor protagonismo en los tests de los últimos años. La diferencia de tamaños, proporciones y estaturas no solo entre hombres y mujeres, sino también entre las propias mujeres no se refleja en estos maniquíes de prueba, olvidando peculiaridades que a la hora de circular por el asfalto pueden ser letales.
Las necesidades de un diseño involuntariamente machista
Los investigadores afirman que las conductoras femeninas son más susceptibles de sufrir lesiones por diferencias en la fortaleza de la musculatura del cuello, posición del reposacabezas y adaptación de los asientos a la estatura. Los sistemas de seguridad de los vehículos están diseñados en gran medida por hombres, quienes han parecido olvidar las necesidades de seguridad que tengan en cuenta las necesidades de la mujer, principalmente, por un desinterés de la industria. Por el momento, las mujeres conductoras pueden garantizar que su seguridad funciona de manera óptima incluido el mantenimiento de un buen ajuste del cinturón y la postura correcta de los asientos.
Pero parece que ya es hora de superar estas cuestiones para abrir el diseño y la seguridad a todas y todos, resolviendo las necesidades de quienes las necesitamos.
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Imágenes | Euro NCAP