El aparcamiento es una de las situaciones que más estrés generan entre los conductores. De hecho, hay estudios que afirman que la búsqueda de un sitio para aparcar produce incluso más ansiedad que el estar parados en un atasco.
Por suerte, la tecnología muestra en este aspecto su lado más amable, al facilitar enormemente esta tarea: desde aplicaciones colaborativas en las que, a través de la geolocalización, podemos saber dónde hay una plaza libre de aparcamiento, pasando por apps que nos ayudan a sacar nuestro ticket virtual en los estacionamientos regulados en la vía pública, nos avisan del tiempo que nos queda para que expire y que, incluso, nos permiten ampliarlo con nuestro propio teléfono, hasta los smart parkings o aparcamientos inteligentes. Pero ¿qué son y cómo funcionan estos últimos?
Reserva tu plaza desde casa
Los smart parkings permiten mejorar enormemente el aparcamiento en recintos cerrados, de manera que la experiencia del conductor sea enormemente ágil y muy sencilla. De hecho, este tipo de tecnología considera que el primer momento para reducir el estrés que genera la búsqueda de aparcamiento, debe producirse antes incluso de ponerse al volante del vehículo. Cuando desde nuestro hogar o lugar de trabajo imaginamos la zona a la que tenemos que desplazarnos e intuimos que no será fácil encontrar sitio, ya comenzamos a inquietarnos. Pues bien, la digitalización permite monitorizar la disponibilidad de estacionamiento e, incluso, reservar plaza para que cuando lleguemos no tengamos que estar dando vueltas para encontrar un sitio libre.
Acceso por matrícula
Otra de las grandes ventajas que aporta esta tecnología es el acceso por matrícula. Esto quiere decir que, al llegar al parking, un sensor en la barrera de entrada lee nuestra matrícula y nos permite acceder sin necesidad de tocar ningún botón o de recoger ningún tipo de ticket.
El pago a la salida también puede realizarse a través de nuestro propio teléfono móvil, con lo que tampoco sería necesario manipular papeles, cajeros o monedas. Además de ganar en agilidad -este procedimiento también evita tener que esperar cola para pagar nuestra estancia-, se gana en seguridad. Una vez pagado el estacionamiento, los sensores de salida vuelven a leer nuestra matrícula. Si el pago se ha efectuado correctamente, la barrera de salida se abrirá.
Menos contaminación
Otro efecto positivo de los smart parkings es que su aparición ha contribuido a reducir el tráfico en las grandes ciudades al haber menos coches circulando en busca de la ansiada plaza libre. En consecuencia, esta tecnología también contribuye a reducir la emisión de gases contaminantes. Por otra parte, los conductores también pueden evitar multas. Una sanción de aparcamiento puede ir desde los 80 a los 200 euros.
Conscientes de la importancia del aparcamiento en el crecimiento económico, el consumo, el acceso al ocio y a la cultura -la oferta cultural de las grandes ciudades suele situarse en zonas donde las plazas para aparcar son un bien especialmente escaso-, este sector no deja de innovar y de transformarse para que la movilidad de los conductores sea más ágil, segura y eficiente.