Hace tiempo que llevo observando la presencia de dos vehículos estacionados en mi barrio y que no se mueven desde hace meses. Uno de los vehículos está estacionado en una plaza del garaje subterráneo cerca de mi aparcamiento y el otro ocupando una plaza del aparcamiento exterior del edificio donde vivo. Hasta aquí todo normal. El problema es que no entiendo cómo dos vehículos con síntomas de estar abandonados, no se abandonan definitivamente. Ambos supuestos se dan en un espacio donde rige una comunidad de vecinos pero… ¿y si fuera un espacio público?
No me veo afectado directamente pero sí indirectamente por los motivos que expondré más adelante. De momento, esperaré a la próxima reunión de vecinos para exponer este tema. No es agradable y tampoco saludable ver un vehículo comido de polvo y casi desguazado al lado de tu coche. Además, estoy seguro que a la larga será como un residuo sólido. En el caso del vehículo del garaje subterráneo se ve que tiene pinta de estar sin uso, sin brillo, enmohecido, con el parabrisas lleno de hojas y papeles de publicidad y si no se ha movido, desde hace mas o menos un año, seguramente estará sin batería. ¿Es esto normal?
Los vehículos abandonados y sin uso se convierten en residuos sólidos
Un vehículo inservible es un foco de contaminación ambiental y al mismo tiempo da una imagen lamentable de inseguridad en la zona donde esté ubicado ya sea un lugar público o dentro de una comunidad de vecinos. Además, está demostrado que donde hay suciedad y abandono se transmite una idea de deterioro y despreocupación que aprovechan otros para justificar otras conductas sancionables.
Según tengo entendido, si un coche permanece más de un mes en la vía pública sin que su propietario haya demostrado interés en su uso o mantenimiento, esté desprovisto de placas de matrícula o presente desperfectos que hagan imposible su desplazamiento por sus propios medios, (dependiendo de la localidad y comunidad autónoma), la policía local procede a retirarlo en grúa hasta su depósito municipal. Una vez allí se espera a que se publique en el Boletín Oficial de la Provincia la autorización pertinente para proceder a su destrucción por abandono.
Visto así parece muy fácil, pero la cosa puede complicarse si su dueño a pesar de tener olvidado su coche demuestra tener pagado el impuesto de matriculación, su seguro en regla y la ITV en vigor. El único daño que se supone que está haciendo es ocupar con su vehículo un espacio público o privado; aunque en el fondo, existan otros motivos como, por ejemplo, el económico o simplemente dejarlo por su antigüedad. En este caso se trata de una clara dejadez y no podemos hacer nada de momento.
Otro supuesto, quizás más razonable, sería la retirada del vehículo sin uso por su propietario de forma voluntaria. En este caso el servicio de limpieza del ayuntamiento pone los medios retirándolo del lugar para someterlo a una descontaminación previa tras eliminarle los elementos más peligrosos, como la batería, los restos de combustible y aceite lubricante. Transcurrido un tiempo se procede a su desguace en un Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos.
Para terminar, independientemente de si es abandono o dejadez, un vehículo puede ser declarado como residuo sólido urbano si se demuestra bien de oficio por parte de la administración o por representante de una comunidad de vecinos, en el caso de hallarse dentro de un recinto privado, que puede ser un peligro para el resto de los usuarios de la vía por su estado, o porque por ese estado de conservación haga imposible que pueda desplazarse por sus propios medios.
Foto | Cayetano, xornalcerto
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