Si bebes, no conduzcas: pasa la noche aquí

Josep Camós

22 de enero de 2012

Curioso. Un albergue ofrece en Zaragoza cama, ducha, café con tostadas y un alcoholímetro a los turistas que hayan tomado alcohol por un precio de 10 euros. La idea parece pasar por acabar con el llamado “turismo de borrachera” y, de paso, luchar contra la siniestralidad al volante producto de la consumición de bebidas alcohólicas cuando hay que conducir.

Cuenta el director general de Albergue Zaragoza que durante las pasadas fiestas navideñas pusieron en marcha esta campaña, titulada “Si bebes no te la juegues”, y la han prorrogado con la idea de que dure todo el año 2012 habida cuenta del éxito que ha tenido: cerca de un centenar de personas durante el último mes utilizaron este insólito servicio.

De hecho, en Nochevieja registraron un pico de visitas de clientes que no estaban en condiciones de conducir, aunque el responsable del albergue recalca que no iban borrachos sino que habían ingerido alcohol en dosis “moderadas”. 20 personas utilizaron el servicio de hospedaje para clientes ebrios durante la celebración del Fin de Año.

La idea surgió tras recibir numerosos clientes que al salir de conciertos o de las tradicionales cenas navideñas de empresas no se encontraban seguros de conducir, de manera que al responsable del albergue se le ocurrió dejar que esas personas bien podrían hacer un alto en el camino y reposar antes de volver a coger el coche.

Los 10 euros que cuesta la noche en el albergue representan una rebaja de un 44 % sobre el importe que marca la tarifa, y es que el establecimiento considera que la suya es una acción social de la que no pretenden sacar beneficios económicos, y por eso ofrecen el servicio durante los 365 días del año, a cualquier persona y a cualquier hora.

Por otra parte, cuando el visitante está a punto de abandonar el albergue, se le ofrece la posibilidad de medir su tasa de alcoholemia mediante un etilómetro. No es la panacea, pero es una propuesta interesante, que particularmente me recuerda a la desarrollada cerca de la tarraconense localidad de Amposta por la Sala Metro, pionera en la instalación de alcoholímetros y en la concertación del transporte público de la zona a altas horas de la noche.

Sin embargo, me surge la duda cuando pienso que el servicio lo reclama, entiendo, el interesado. ¿Y si el interesado no está interesado en reclamar el servicio? Ya sabemos que uno de los principales efectos del alcohol consiste en que quien bebe piensa que no hay para tanto. Y otra más, que yo soy muy malpensado: medidas así, con descuentos económicos incluidos, ¿no fomentan que se beba más?

Vía | 02B