Se cívico con los pesados

Aitor Álvarez

26 de abril de 2008

En la carretera existe un grupo de vehículos que por sus características se denominan pesados. Son camiones rígidos, autobuses y vehículos articulados. Sus características en cuanto a peso, altura y longitud los hacen más vulnerables y mucho más complicados de conducir. Su centro de gravedad está situado más algo y ofrece una mayor facilidad de vuelco. Pero sobre todo, están expuestos al mal hacer día a día del resto de conductores.

No tiene nada que ver conducir un coche con pilotar un camión que lleva 35Tn de tomate. Sus reacciones son más lentas y necesitan mayor espacio para frenar, mucho recorrido para ganar velocidad y amplio espacio para circular. Nuestra forma de circular bien puede ser estricta de acuerdo a las normas y al mismo tiempo peligrosa y molesta para los profesionales de la carretera. Independiemente de los motivos de cada cual y de lo mal que nos traten los camioneros a nosotros, deberíamos seguir ciertas pautas a fin de no provocarles accidentes ni obligarles a maniobras arriesgadas. Y de paso, seguro que nos evitamos más de un susto al encontrarnos con ellos.

Inicio y reanudación de la marcha
Salir de un STOP para nosotros es relativamente fácil. Esperamos a que no venga nadie o que aún viniendo esté lo suficientemente lejos como para realizar el cruce con seguridad y con las mismas nos incorporamos de nuevo a la vía. Para un vehículo profesional y en adelante voy a referirme a los articulados, es todo un logro conseguir incorporarse. Por sus características no tiene tanta visibilidad transparente como nosotros en el coche, con lo que puede ser que le cueste de sobremanera ver qué vehículos se acercan por los laterales. A esto hay que sumarle que tanto si va cargado como si no, su velocidad de inicio es muy corta, lo que supone que tendrán que aguardar mucho más hasta estar seguros de que pueden salir si entorpecer a nadie. Como conductores hemos de tenerlo en cuenta y entender que en el recorrido desde la línea de detención hasta el carril que va a tomar, el camionero tendrá que efectuar entre uno y dos cambios de marcha (lo que nos da una idea de lo cortas que son éstas) y que nos tapará la visibilidad considerablemente.

En este caso no podemos ayudarle de ninguna forma, salvo evitando gestos de desesperación, pitidos o ráfagas. No ayudarán a que salga más rápido, sino más bien todo lo contrario. Partiendo de la base de que ellos están trabajando y que es uno de los trabajos más duros y sacrificados que existen, cualquier ayuda que le otorguemos nos será recompensada y servirá de ayuda para que con su mal carácter acumulado no genere situaciones de riesgo.

Por lo tanto, si circulas por una vía a la que intenta incorporarse un vehículo pesado y detrás tuyo no vienen otros usuarios a los que puedas molestar, intenta en la medida de lo posible cederle el paso. Baja la velocidad y hazte ver, para que sepa que puede incorporarse, te lo agradecerá él y los coches que tiene tras de sí.

Una cosa que hemos de tener siempre presente cuando haya camiones en carriles o intersecciones donde deban respetar un STOP o un Ceda el Paso, es que pueden saltárselos sin previo aviso. Detener del todo un trailer que pesa cuarenta mil kilos y luego ponerlo en movimiento lleva tiempo y esfuerzo, por lo que muchos incívicos cagaprisas optan por saltárselo. Ojito con esto.

Adelantamientos, descenso de puertos e incorporaciones
En primer lugar recordar que, aunque el pesado (en ese caso con doble razón) vaya ocupando el carril central y entorpeciendo la circulación, nunca debemos adelantar por su derecha, pues si ya es arriesgado hacerlo con coches, mucho más si se trata de articulados. Sus espejos no les permitirán vernos y podríamos acabar muy mal el día… o no acabarlo.

A la hora de rebasar a un vehículo pesado hemos de tener en cuenta, en primer lugar, su largura. Esto se aplica especialmente en vías de doble sentido de circulación donde tengamos que utilizar el otro sentido para efectuar la maniobra. Fijarnos en si lleva en su parte posterior la placa o placas (señalada en la foto con una flecha negra) de vehículo largo, lo cual indicaría que mide más de doce metros. Es importante también, más por nuestra seguridad que por la de ellos en este caso, tener en cuenta el posible efecto pantalla que pudiera producirse durante días de fuerte viento transversal y que nos atraerá hacia las ruedas del camión.

Autobus articulado
Una vez hemos efectuado el adelantamiento hemos de ser respetuosos y tener en cuenta sus posibilidades de reacción y de frenado. Para un turismo frenar no es más que pisar otro pedal, sin mayor esfuerzo o peligro. Para un articulado frenar supone ejercer mucha más fuerza sobre el pedal, calcular mejor la frenada para evitar derrapes y probablemente actuar sobre más de un mando a la vez (retarder, freno motor, freno independiente o freno eléctrico, entre otros). Por tanto, hemos de ser nosotros quienes busquemos la distancia de seguridad entre él y nosotros, más por solidaridad que por obligación. Que el camionero vea que no pensamos volver al carril hasta estar bien por delante de él, eso le tranquilizará y hará su conducción más relajada. Es probable que alguno nos pegue un rafagazo tras adelantarle; valorad bien la situación que no siempre se están quejando, a veces nos lo están agradeciendo.

Esto último podría plantearse del mismo modo para las incorporaciones a autopistas y autovías o carreteras que dispongan de carril de aceleración. A veces, aunque nos dé tiempo de sobra, es preferible mostrar con suficiente antelación que vamos a cederle el paso y así evitar molestias innecesarias. Civismo, a fin de cuentas. No es nada sencillo cambiarse de carril con un trasto de muchas toneladas en apenas unos segundos: sus maniobras son más lentas y deberían ser, por seguridad, mucho más progresivas. Si puede y cumple, seguramente nos facilite la incorporación; pero en cualquier caso, si decidimos no esperar y salir, es recomendable hacerlo con una velocidad elevada, de manera que nuestra entrada se produzca varios metros por delante de él, recordando siempre que las pisas son malas consejeras y que, si nos confundimos, estaremos obligando al conductor a realizar una frenada que puede tener consecuencias dramáticas para él y para otros usuarios de la vía, incluídos nosotros mismos.

En cuanto a los descensos de puertos, hemos de tener en cuenta la misma problemática de frenado de la que he hablado en el párrafo anterior. Un buen profesional del volante evitará por todos los medios el uso constante del freno, porque de lo contario pudiera producirse el temido «fading», que no es otra cosa que sobrecalentamiento de frenos dicho de una forma muy kitsch. Normalmente empleará de manera correcta el cambio de marchas y trabajará con el freno motor (que en el caso de los pesados no es sólo el aguante del motor, sino palomillas de ahogue y similares) y otros sistemas de retención que no están expuestos a roces ni desgastes. Además, dado su peso, necesitará de muchos más metros que nosotros para detenerse, por lo que más vale no interferir en su camino. Un ejemplo de esto lo tenemos en tramos de montañas con muchas curvas en los que la velocidad se limita a 100 dentro de las autopistas: si vamos a ser buenos conductores y a respetarla, es preferible mantenernos detrás del camión (que además nos evitará la resistencia al aire en gran medida) a colocarnos delante de él y obligarle a ir calculando distancias de seguridad.

Intersecciones, glorietas y cambios de dirección y de carril
Conviene prestar especial atención a cómo circulan los vehículos largos en las glorietas. Lo normal y correcto es que las tracen por el exterior, ya que el interior tiene un radio de giro insuficiente y además les resta visibilidad. En ese sentido conviene recordar cual es la forma correcta de circular por las rotondas a fin de no exponernos a ningún peligro (más allá del peligro que tienen todas las rotondas). Probablemente la cabeza tractora ocupará una parte distinta del carril o carriles que el voladizo trasero, el cual se irá comiendo la zona interior. Además, mucho cuidado con aquellos autobuses o camiones rígidos en los que el culo sobresalga un buen cacho más que el eje trasero, porque en los giros bruscos podrían acabar por darnos un buen golpe.

A la hora de girar en las intersecciones hemos de tener en cuenta que es probable que necesiten abrir su trayectoria. Eso significa que indicarán hacia el lado derecho y trazarán hacia el lado izquierdo. Y que, por no llevar espejo interior, una vez comiencen la maniobra uno de los lados será siempre prácticamente ciego. Por tanto, muy cuidado con hacerles la pirula e intentar adelantarles, porque podemos acabar bajo su chasis. También es posible que tengan que realizar más de una maniobra y algunas con la dificultad añadida de circula marcha atrás. Ármate de paciencia y no entorpezcas ni metas prisa; mantente en tu posición en el carril y permítele que haga su trabajo con la mayor celeridad posible. Al igual que en el caso del STOP te quedará muy agradecido.

Si la intersección dificulta la visibilidad, puede ser que observes que se salta las marcas viales y adopta posiciones indefinidas que, sin permitir averiguar hacia donde va a girar (salvo por sus intermitentes, lógicamente), le permiten ganar visibilidad. Manten buena distancia para evitar sustos con el voladizo una vez más y si tienes la posibilidad de ayudarle, porque tu vayas hacia otro lado y tengas mejor visión de la calzada, no lo dudes.

Si circulando por una vía con carril especial para vehículos lentos y ves que se va a terminar aquel por el que transita el camión, hazle saber cómo vas a actuar. Si vas a reducir la velocidad para dejarle entrar a tu carril, si vas a cambiar de carril para facilitarle la incorporación o si vas a subir tu velocidad para apartarte lo antes posible. Mira siempre bien por los espejos para calcular tus próximos movimientos en el caso de que el camión ponga el intermitente y comience a desplazarse. Cuidado con esto, porque una vez que te hayas colocado más o menos, a la mitad de camión y de ahí en adelante, serás sumamente difícil de ver por los ángulos muertos, así que cuidado no te vaya a pisar.

Finalmente recuerda que en la carretera no vas sólo y que, si fueras profesional lo que menos te gustaría sería dejarte el pellejo en tu puesto de trabajo; que bastante asqueroso es tener que ir cada día a trabajar, como para encima acabar así. Y olvidate de esos camioneros insolidarios y maleducados que aplican aquello del burro grande, entrando a destajo en donde les plazca. Colabora en la carretera con civismo y buen hacer, y verás como poco a poco, entendiendo su forma de circular te parece que vas más seguro.

Sólo actuando bien individualmente se pueden lograr resultados a nivel colectivo.

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