La invención del automóvil marcó el inicio de la segunda revolución industrial al mismo tiempo que fue un instrumento de libertad y movimiento para las masas en la segunda mitad del Siglo XX. El automóvil generó toda una industria a su alrededor, como talleres, áreas de servicio o centros comerciales con sus parkings enormes.
Con el tiempo, el auge del automóvil también supuso un problema para las grandes y no tan grandes aglomeraciones: regular el tráfico. Y no es un problema muy reciente. Ya en los años 30 regular el flujo de automovilistas en el centro de las ciudades era todo un reto. De hecho, la primera herramienta para controlar ese tráfico lleva más de 80 años en servicio. Hablamos del parquímetro. Y esta es su historia.
Creado a petición de los comerciantes
Cuando llegó a Europa, a finales de los años 70 y principios de los años 80, el parquímetro llevaba ya décadas fastidiando la existencia de los automovilistas en Estados Unidos. El 16 de julio de 1935, los habitantes de Oklahoma City descubrieron por la mañana que había que pagar por aparcar en el centro de la ciudad.
El parquímetro fue inventado por Carl C. Magee (foto superior). Este reportero y abogado de Nuevo México, ideó el parquímetro para el ayuntamiento de Oklahoma City. Un altercado en la recepción de un hotel de Las Vegas le llevó a ser acusado de homicidio involuntario. Para dejar todo el asunto detrás, se marchó a Oklahoma City. Una vez allí se involucra en la vida política de la ciudad y llega a ser Consejero de Tráfico en la cámara de comercio de la ciudad en 1932.
En los años 30, Oklahoma City era una de las ciudades más importantes de EEUU. El crecimiento de la urbe fue rapidísimo, siguiendo el auge industrial del país. Mientras que en 1913 había unos 3.000 coches matriculados en el condado, en 1930 ya eran 500.000. Obviamente, la ciudad no estaba preparada y todo el mundo aparcaba donde quería, pero sobre todo donde podía.
Los comerciantes empezaron a quejarse, pues los automóviles que había aparcados por las calles eran de la gente que trabajaba en la ciudad: los clientes que venían al centro para hacer una gestión o comprar tenían que dejar sus coches muy lejos. La cámara de comercio tuvo que tomar cartas en el asunto.
La expansión del parquímetro
Carl C. Magee y un ingeniero local, Gerald Hale, crearon el primer parquímetro en 1933 y lo bautizaron «Black Maria». Hasta que la patente les fue concedida en 1936, Black Maria había evolucionado en el parquímetro de monedas que todos hemos visto durante años.
La falta de patente no detuvo ni a Magee ni al ayuntamiento de Oklahoma City, el 16 de julio de 1935, la ciudad amaneció con 175 parquímetros alrededor de las 14 manzanas del centro de la ciudad. Eran todos de la marca Park-O-Meter, propiedad de Carl C. Magee, por cierto.
Lógicamente, a los automovilistas no les gustó nada. Lo veían como un impuesto sobre el coche que no había sido aprobado ni debatido por ningún organismo legislativo, ya fuese local o nacional. Da igual, el parquímetro daba dinero al ayuntamiento cuando nadie había pensado en monetizar el aparcamiento en las ciudades. Entonces se pagaba 5 céntimos la hora por aparcar y la multa era de 25 dólares.
Otras ciudades empezaron a seguir el ejemplo de Oklahoma. Magee hizo fortuna con los Park-O-Meter, se crearon puestos de trabajo para comprobar que todo el mundo pagaba, lo que aquí llamamos agentes de movilidad, y los abogados se dedicaban a recurrir las multas. Y así ha sido hasta hoy.
Fotos | Library of Congress, Wikimedia, Oklahoma Historical Society