¿Quién es responsable de enseñar Seguridad Vial en el entorno del colegio?

Esteban Viso

19 de septiembre de 2014

Septiembre llegó y con él, la nueva temporada escolar. En estos momentos miles y miles de niños, padres y acompañantes pueblan los alrededores de los colegios mientras esperan entrar, por la mañana, para comenzar las clases, o los esperan a la salida, a mediodía. Si el centro no dispone de autobús escolar, o si dispone de él, pero no para todos los alumnos, habrá ‘tortas’ en sentido figurado por encontrar un buen sitio de aparcamiento. Si no, seguramente se irán amontonando los coches aparcados de mejor o peor manera.
En muchos colegios es un caos, y se convierten en el lugar idóneo para desaprender Seguridad Vial. Como hablamos en el artículo que acabo de referenciar, allá por noviembre pasado, hay tres situaciones, al menos, en las que los padres nos debemos hacer responsables de cara a nuestros hijos: buen aparcamiento, cruzar la carretera con prudencia y cómo entrar en el coche con seguridad. Esa es nuestra parte, ¿y la de los demás?

Padres, profesores y adultos en general son el puntal de la SV

En mi anterior artículo discutíamos (amigablemente, por supuesto) con Vicente un asunto que me viene ahora mismo como anillo al dedo para explicar la parte responsable que cualquier adulto generoso tiene con los más pequeños. Decía yo algo así: «¿No somos sino los padres, los profesores, los adultos genéricos quienes hacemos la seguridad vial más importante?«. Creo que la base fundamental de unos futuros adultos responsables y respetuosos está en los niños de ahora, pero sin la ayuda y el ejemplo sin ambigüedades de los adultos, no es posible conseguirlo.
Podemos querer delegar esa educación en los profesores, tanto en el colegio como en la autoescuela; podemos querer que los gobiernos lancen campañas de concienciación; podemos pedir que se mejore la infraestructura… pero como delante de nuestros hijos quitemos autoridad a profesores, gobiernos, normativas o lo que sea que se nos ponga por delante, habremos perdido cualquier avance que se hubiese conseguido. ¿Cuántas veces vemos a nuestros hijos imitar nuestros gestos, solo porque los hacemos nosotros, sus padres? ¿Cuántos niños «opinan» sobre temas que no entienden, tan solo porque absorben las opiniones de sus padres?
La mejor educación en seguridad vial para los niños se consigue colaborando entre padres, profesores y adultos anónimos. ¿Es que, porque no sean mis hijos, voy a dar mal ejemplo a unos niños saltándome las normas? Yo, que soy muy ñoño en esas cosas, no quiero cruzar la calle en rojo si hay algún niño cerca de mí. Llamémosle manía o llamémosle síndrome del caballero andante.

FUNDACIÓN MAPFRE por la seguridad en el entorno del colegio

Como es normal, la responsabilidad no puede recaer tan solo en las personas. Ha de hacerse hincapié en que cada colegio disponga de la infraestructura más segura, de accesoa acondicionados, de suficiente superficie de acera, de espacio de sobra para aparcar, de buena visibilidad y salidas… Las autoridades tienen que responder y deben conseguir un entorno seguro para los estudiantes y sus padres. Y los colegios deberían saber analizar sus entornos y decidir si son, o no, seguros. ¿Cómo hacerlo? ¿Qué ha de tenerse en cuenta para ello?
La FUNDACIÓN MAPFRE dio a conocer hace unos días, en La Coruña, un ‘Manual de Inspecciones de Seguridad Vial en Entornos Escolares’ que permitirá a los colegios (a sus dirigentes, se entiende) realizar auditorías de seguridad vial mediante la ayuda de una herramienta eficaz como ese manual, que les permitirá analizar lo riesgos a los que están expuestos los alumnos en el entorno escolar y proponer rutas seguras.
En resumen, todos somos responsables de enseñar Seguridad Vial en el colegio y su entorno. El colegio en sí mismo no está cubierto de una cúpula que nos impide a los demás, padres o adultos que pasan por allí, ser ejemplos activos en materia de seguridad. No vamos con los niños al colegio para entregarlos, sino que los llevamos al colegio y debemos cumplir con ellos porque somos su mayor ejemplo.
Foto | woodleywonderworks