Cuando el carnet por puntos se hizo una realidad, comenzó en paralelo un lucrativo negocio bajo cuerda en el que unos vendían puntos sobrantes a otros que los perdían por infringir las normas. Ese mercado negro de la seguridad vial no es que hiciera millonario a nadie, pero daba la posibilidad de sacar un dinerillo a cualquier desaprensivo que tenía puntos de sobra, no solo suyos, sino de algún incauto de su cercanía (muchas veces familiares mayores). Y al infractor, le daba «vidas extra» para seguir a lo suyo.
Como es lógico, esa práctica me parece aborrecible porque trata con desprecio el sentido del carnet por puntos (que se puede discutir, claro, pero que defiendo como una buena idea, visto lo visto sobre cómo triunfa el sentido común en este país, clara ironía la mía) y se deja de lado cualquier aprendizaje, o mínima reflexión, que debería tener alguien a quien le han retirado puntos. Lo normal, sería que cuando uno recibe una sanción, piense. Pero no.
En 2009, el año en que empezó todo, nos contaba nuestro compañero, entonces, Javier Costas, cómo funcionaba el engaño:
Fulanito comete una infracción en la que no es posible identificar al conductor, por ejemplo por un radar. A Fulanito le quitarían digamos tres puntos de su carnet, pues le cogen por la matrícula.
Pero no, Fulanito responde a la autoridad que era Menganito el que iba conduciendo, y que es su responsabilidad. Menganito, que usa poco el coche, asiente y acepta la multa. Si Menganito es mínimamente inteligente, recibe de Fulanito el dinero de la infracción más un plus a cambio de esos puntos que ha evitado que le quiten.
En aquélla época también no era raro ver cómo a un señor que no había hecho nada, le endosaban multas en coches diferentes, ciudades diferentes, y claro, se destapaba el pastel. Cosas de engañar a escala nacional.
Hoy en día, lo cierto es que sigue habiendo anuncios de este tipo, ¡y muchos! Pero el modus operandi de las ventas es diferente, ya no se ofrece directamente la venta de los puntos, sino de otras cosas: es gente que sí que vende sus puntos, pero no lo dicen abiertamente. Se pueden leer anuncios como este:
Vendo boli bic y regalo puntos del carnet de coche 400 €
O como este:
¿Peligra tu permiso de conducir? Cedo puntos del carnet de conducir, solo gente seria, interesados contactar por whatsapp.
Por desgracia, son dos anuncios reales y fechados en ¡marzo de 2015! Como vemos esto sigue en marcha y es una pena, no porque yo sea una persona ilusa, sino porque en ciertos sectores de la población se sigue viendo el carnet por puntos, las normas de tráfico, la seguridad vial y la decencia como una molestia, un impedimento para «seguir con la vida», para trabajar (porque sin carnet no puedes, a veces), o para disfrutar de esa comida de fin de semana «y que solo por tomarte unos vinos ya no puedas conducir».
A mí me parece muy triste, y veo que en seis años no ha cambiado mucho el panorama. Eso sí, que nadie se olvide de que esta compraventa de puntos es un delito penado por el Código Penal, en concreto por el artículo 392. Este artículo habla de falsedad documental, y lo que más me frustra de este asunto, es que todavía hoy no se pueda comprobar ágilmente la mentira.
Foto | Henry