Qué es la movilidad multimodal y porqué es importante para las ciudades

Jose Ramon Martinez Fondon

6 de junio de 2018

 

Una palabra resuena cada vez más en los foros y encuentros de urbanismo y movilidad: multimodal. Hasta hace poco, los gurús se empecinaban en ensalzar la bicicleta como única forma de movilidad ecológica, y en demonizar al vehículo particular (fuese cual fuese su fuente de energía) como el gran culpable de la congestión en las ciudades.

Sin embargo, ahora amplían su foco de atención más allá de los centros y cascos históricos, abarcando áreas metropolitanas, conurbaciones, mancomunidades… Y también hacen hincapié en la necesidad de tratar a todas las formas de transporte por igual (incluyendo el coche de combustión) y garantizar el acceso de los ciudadanos a todas ellas en función de sus necesidades.

Qué es el transporte multimodal

transporte multimodal

El transporte multimodal es un concepto propio del sector de la logística y la exportación, que trata sobre los medios utilizados para transportar una mercancía. Así, llamamos multimodal a la forma de trasladar bienes usando varias de las distintas formas de transporte de mercancías que contamos hoy en día: marítimo, aéreo, por ferrocarril o por carretera (principalmente, con camiones).

Así, podemos transportar una mercancía desde León hasta Madrid en camión, llevarlo desde allí en tren hasta el puerto de Sines (en Lisboa) y allí cargarlo en un barco rumbo al puerto de Cartagena de Indias, en Colombia. Donde podría seguir su periplo por tierra hasta la capital…

También existe el concepto de transporte intermodal, que es una forma de multimodal más específica, pero con diferentes matices técnicos. En ambos casos, se exige que la mercancía no se divida durante el trayecto, lo que se llama ruptura de carga, y que de producirse estaríamos hablando de dos envíos distintos.

Así, el transporte de paquetería en la etapa de la última milla no es considerada parte del transporte multimodal, ya que el conjunto de la mercancía se divide para entregarse cada paquete a su destinatario. Aunque como veremos, las formas «multimodales» de los servicios de paquetería y mensajería son fundamentales para una movilidad sostenible en las ciudades.

La movilidad multimodal en las ciudades

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La posibilidad de combinar varias formas de transporte público en un mismo trayecto no es nada nuevo (usar el tren de cercanías y el metro para ir al trabajo, por ejemplo). Sí es más reciente su aplicación como forma de fomentar una movilidad más sostenible y menos contaminante, y por ende, de reducir el uso del coche particular en las ciudades.

Es en los últimos años cuando va cobrando fuerza el concepto de movilidad multimodal o intermodal, nombre tomado precisamente del sector de la logística. Y lo hace yendo más allá del transporte público, abarcando formas de desplazarse como la movilidad activa (andando o en bicicleta), las plataformas de vehículos compartidos (el carsharing, principalmente) e incluso el propio coche particular.

De lo que se trata es de crear sistemas que combinen varias formas de movilidad para realizar un mismo trayecto, como ocurre en el transporte multimodal de mercancías. Con la única diferencia, claro está, de que la “mercancía” es el ciudadano.

Conexión e integración de infraestructuras y servicios públicos

transporte multimodal

En la movilidad multimodal juegan un papel fundamental las infraestructuras urbanas (aparcamientos, estaciones y paradas, vías…) pero también los servicios públicos (el bono de transporte, los sistemas de información, etc).

Así, si hasta ahora lo normal es ir hasta la ciudad en cercanías y allí coger el metro hasta el trabajo, pronto podría serlo dejar el coche en el aparcamiento de la estación, ir hasta el centro en tranvía eléctrico y allí terminar el trayecto con una bicicleta compartida. Todo coordinado e integrado de forma eficiente, como si se tratase de un único trayecto.

De hecho la clave está en conectar todas las infraestructuras e integrar todos los servicios en uno. Por ejemplo, poder realizar todos los pagos (el aparcamiento del coche, el bono del transporte público y la tarifa de la bicicleta compartida) con una única tarjeta de transporte. O conectar los tiempos y horarios de los distintos tramos de un mismo trayecto, como ya lo hace Google Maps.

Ambas cosas son medidas estrellas de muchos Planes de Movilidad Urbana Sostenible. Como reglamentos marco que tratan de regular la movilidad y el transporte de una ciudad, su misión es marcar las líneas con respecto a las infraestructuras y los servicios públicos citados. Así, el transporte multimodal se pone al servicio de la movilidad sostenible, y en consecuencia, del ciudadano.

Movilidad multimodal en España

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En España podemos encontrar algunos ejemplos de movilidad multimodal, principalmente en Madrid y Barcelona, las ciudades que, por su extensión y sus problemas de contaminación, han tenido que adoptar más rápidamente las nuevas formas de movilidad.

Sin embargo también podemos encontrar ejemplos en ciudades más pequeñas, motivadas también por los retos de movilidad que plantea su orografía (junto a la costa o en una isla). Es el ejemplo de Murcia, que decidió integrar la bicicleta en todos sus procesos del transporte público municipal como una alternativa más. Así, se permitió la circulación de ciclistas en los carriles bus, se instalaron amplios aparcamientos para bicicletas en estaciones de tren y tranvía, y se dotó a todo el transporte público de equipamiento para poder llevar la bicicleta a bordo. Por todo ello, Murcia recibió el Premio Europeo de Movilidad Urbana Sostenible de 2015.

Por su parte, Las Palmas de Gran Canaria quiso ir más allá incluyendo el coche particular en sus propuestas de movilidad multimodal. La ciudad insular, fuertemente condicionada por su situación junto a la costa y por la presencia de penínsulas e istmos en su término municipal, sufría graves problemas de congestión a la entrada del núcleo urbano. Así, el consistorio, sabedor de la importancia del coche particular para todos aquellos que acuden a la ciudad, contempló en su PMUS la presencia de aparcamientos para vehículos en la zona de acceso al núcleo urbano. Desde allí se les permitiría acceder al centro en transporte público o bicicleta, más adecuados para el denso tráfico de toda esa zona. La medida vendría acompañada de una tarjeta única con la que se podría pagar el aparcamiento, el transporte público y el servicio municipal de bicicletas.

Son sólo algunos ejemplos de cómo algunas ciudades tratan de adelantarse al futuro con medidas al alcance del presente. La mayoría de ellas no requieren grandes soluciones tecnológicas, únicamente la voluntad de cambiar el paradigma y poner la ciudad al servicio del ciudadano.

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