La respuesta corta es que no. No puedes conducir si te has pasado horas al sol, sin protección, y al sentarte en el coche notas cómo no te encuentras del todo bien. Las insolaciones son procesos que parten de un problema de regulación de la temperatura. Si nuestro cuerpo no es capaz de contrarrestar el efecto del calor excesivo con sus propias armas (sudor, vasodilatación, por ejemplo), experimenta un aumento de la temperatura interna y aparecen los problemas.
La insolación es algo que nos debe preocupar, si la padecemos o si creemos que podemos estar en riesgo (por habernos pasado de la raya con el sol). Debemos actuar rápido y lo último que debemos hacer es pensar en conducir. Si no se manifiesta hasta que ya nos hemos puesto en marcha, deberíamos detener el coche lo antes posible y que conduzca otro… o bien ponernos a la sombra rápidamente. ¿Por qué?
Síntomas de la insolación
El agotamiento por calor es la primera señal de este trastorno, y puede tener estos síntomas inequívocos: calambres, náuseas y vómitos, y falta de coordinación. El problema es que a veces la insolación llega sin más, sin avisos. Notaremos confusión mental, dolor de cabeza, nos sentiremos torpes y también notaremos una temperatura corporal (en la piel) superior a la normal. En resumen, nos encontraremos «aplatanados» en pocos minutos. Si la cosa se complica se vuelve más seria, con complicaciones nerviosas como convulsiones, alteraciones de la visión y pérdida de conocimiento. Algo serio.
No hay que confundir la insolación con el golpe de calor, pero es también un trastorno a tener en cuenta cuando en verano pasamos de los 40 ºC a la sombra. En esencia, el golpe de calor es «parecido» a la insolación, pero no tiene por qué estar presente una exposición directa al sol. El golpe de calor se produce por el mismo motivo (incapacidad de regular correctamente la temperatura corporal), y es también muy peligroso.
La conducción se practica si estamos en condiciones
Ante todo, en verano hemos de tener mucha precaución con el sol. Es algo que repetimos y repetiremos año tras año, y también vemos cómo año tras año hay personas tomando el sol en las horas centrales del día, algo realmente peligroso. La relación de esto con la conducción no es algo que se comente demasiado, pero hemos de pensar en que si de verdad tenemos una insolación y se manifiesta mientras estamos al volante, podemos ponernos en peligro, y poner en peligro a los demás.
El golpe de calor es, quizás, más repentino y se puede controlar mejor si no nos hemos tostado al sol. Las diferencias de temperatura grandes entre ambientes separados (el interior del coche con el aire a 18 ºC, y el exterior a más de 50 ºC al sol es suficiente para darnos una bofetada) pueden llevar a tener un golpe, y mantener el interior del coche poco refrigerado o al sol demasiado tiempo, más de lo mismo.
Por eso, ante una ola de calor (o en verano, simplemente), hay que extremar las precauciones y mantenernos frescos el máximo tiempo posible. Atrás quedan, afortunadamente, los días en que estaba de moda y era lo más ponerse morenos hasta parecer tizones con las marcas de las gafas y el bañador. Hoy, más que nunca, respeto al sol y al calor.
Foto | Adriano Agulló