Proteger, también en siniestros leves

Jaume

12 de mayo de 2011

Ponemos todo de nuestra parte para que no ocurra, pero a veces es imposible. Un mínimo error de juicio o un despista – propio o ajeno -, es todo lo qué hace falta para sufrir una colisión.

Sin ponernos melodramáticos, la mayoría de los choques acaban únicamente teniendo consecuencias de chapa, pintura y cristales de colores por el suelo. Aunque eso no debe confiarnos, la posibilidad de morir o matar en la carretera desgraciadamente siempre existe.

Incluso si el choque inicial es afortunado y no hay consecuencias graves, el comportamiento posterior es igualmente crítico. O más, ya que al detenernos a comprobar los daños y rellenar el parte estamos creando un obstáculo extra a la circulación, e introduciendo personas a pie donde no suele haberlas (nosotros mismos, y otros conducto y ocupantes de los vehículos involucrados).

En la autoescuela, y mis excelentes compañeros del blog, nos enseñan cómo actuar ante un grave siniestro, nos lo recuerdan con las siglas PAS: proteger, avisar y socorrer. No sé vosotros, pero yo al oírlo siempre pienso en un gran siniestro lleno de amasijos de metal y gente pidiendo (y necesitando) ayuda.

El protocolo PAS es muy simple: primero, evitar empeorar la situación dejando el vehículo donde no ocasione mayores problemas, ni a los heridos ni al resto del tráfico. Ello incluye ponernos el chaleco reflectante. Segundo, avisar a los servicios de emergencia para qué lleguen lo antes posible al lugar. Por último, ayudar en lo que podamos y sepamos, sin extralimitarnos, que a veces es peor ayudar mal que no hacer nada.

A estas alturas supongo que lo que acabo de decir no es nuevo para nadie. Al menos, espero que así sea. Pero, como dije antes, en ocasiones tenemos la impresión que se refiere únicamente a incidentes graves, olvidándonos de lo dicho cuando se trata de simples toquecitos. Porque, ¿para qué avisar si podemos hacer el parte amistoso? Y si no hay heridos,¿a quién voy a socorrer?

Pero hay que tener en cuenta que los protocolos de actuación se crean porque son la mejor forma de hacer las cosas. No podemos saltarnos un paso sin asegurarnos que el anterior está cumplido. Así pues, tras un choque de chapa y pintura lo correcto no es salir como una furia echando fuego por la boca. Lo primero es apartar el vehículo donde no suponga un riesgo para nadie, y si es posible que moleste lo menos posible.

Después, debemos evaluar la situación de forma objetiva. Puede que nos haya parecido un golpe sin gravedad, pero otros podrían haber tenido peor suerte, o podría haber sido involucrados peatones o vehículos a dos ruedas. Sólo tras ser conscientes de todo, podemos afirmar que no es necesario avisar a los servicios.

Y una vez hecho esto ya podemos pensar si alguien necesita nuestra ayuda. Con socorrer no debemos sólo pensar en realizar una reanimación cardiopolmunar o una traqueotomía con un boli. Puede ser algo tan simple como ayudar a alguien a apartar su vehículo si no puede hacerlo sólo. O, incluso, colaborar en la redacción del parte, que a veces los implicados están bastante nerviosos.

Cristales rotos

La foto que sirve de encabezado de este artículo corresponde a algo que presencié el martes pasado. Un camión y una furgoneta pequeña habían tenido un pequeño golpe en la entrada de una rotonda. El camión es el blanco de la izquierda; por desgracia cuando pude tomar la foto la furgoneta ya se había ido.

Imagino, no estoy seguro, que el vehículo mixto adaptable alcanzó al pesado cuando éste frenó para ceder el paso a quienes circulaban por la vía circular.

Ambos vehículos se quedaron allí mismo, arrimados a la derecha en plena rotonda. Cuando yo llegué, los conductores charlaban no demasiado acaloradamente entre ambos vehículos. La furgoneta adelantó al camión para pararse delante de él, pero ya está, esto es lo único que hicieron para “proteger“.

El resto de vehículos los esquivaba como buenamente podían. Los que seguían recto por la misma vía donde venían ambos vehículos no tenían demasiados problemas. No así los que venían por la vía transversal y querían girar a izquierdas, que tenían que tomar muchas precauciones para realizar el giro en el reducido espacio que quedaba.

Y todo siguió así hasta que se acercó un transporte especial. Un camión arrastraba la enorme barca que podéis ver en primer plano de la imagen. Como suele pasar en estos casos, el transporte llevaba un vehículo de vanguardia, que se adelantó para avisar a los conductores de que no estaban en el mejor sitio. Pude ver como el conductor del mismo se comunicaba con radio, presuntamente para informar al trailer que debía esperarse.

Por suerte (aunque mal para mi, ya que no me dio tiempo a sacar una foto mejor desde una posición mejor iluminada), los conductores accidentados fueron rápidos y despejaron el camino en apenas unos segundos. Pero eso no quita que su actitud previa era una flagrante violación del protocolo PAS. No eran un estorbo, sino que podían fácilmente haber recibido algún golpe de los vehículos que giraban a la izquierda. O incluso ser atropellados los conductores.

En vez de quedarse ahí en medio, podrían perfectamente haber girado a la izquierda en la rotonda, entrando en el pueblo, donde hay un tramo bastante ancho donde podrían haber rellenado el parte sin molestar a nadie.

Lo peor de todo este asunto es que, probablemente, ni siquiera tenían la sensación de estar molestando. Ni de haberse saltado una serie de normas tan simple que, en otras circunstancias, podrían haber salvado vidas. Incluso, a lo mejor, la de ellos mismos.

Fotos | Jaume, Robert Couse-Baker
En Circula seguro | En caso de emergencia