Llega la Navidad, quizás la epoca en la que más se concentran los viajes. Las reuniones familiares marcan estas fechas y por ello, a casi todo el mundo le toca coger el coche y ponerse en ruta. Por ello, antes de salir de viaje conviene recordar algún consejo para que éste sea lo más cómodo posible.
En primer lugar, como no, el vehículo. Podríamos decir que cómo cada vez que realizamos un gran viaje, conviene que éste esté a punto, aunque deberíamos tener en cuenta que nuestro coche siempre debe estar en perfecto orden de marcha. Aunque en esta ocasión, la especial atención a los detalles también se debe centrar en las circunstancias intrínsecas al invierno, y esas no son otras que el frío, la lluvia o la nieve.
Acciones básicas como revisar la batería (el frío no les sienta nada bien), los niveles de los líquidos tanto del anticongelante como del limpiaparabrisas (la lluvia, la nieve o la sal hacen que tengamos que utilizarlos más habitualmente), el estado de las gomas de los limpiaparabrisas o que la calefacción y los sistemas antivaho funcionen correctamente.
De esta revisión, como suele ser habitual el punto clave será el estado de los neumáticos. Los niveles de presión deben ser los adecuados y la profundidad de la huella superior a los 1,6 mm. El agarre ante situaciones de hielo, nieve o agua hace que el estado de las gomas sea más importante que nunca.
Tampoco hay que olvidar todos aquellos objetos que nos pueden ayudar a solventar imprevistos. Tener la batería del móvil cargada o contar con un cargador de coche, llevar una manta en el maletero por si nos quedamos atrapados en la nieve o en un atasco, contar con una linterna y viajar siempre teniendo de antemano la información sobre el tiempo y el tráfico. Además no debemos olvidar dos elementos claves ante la nieve como pueden ser una rasqueta y las cadenas.
Si importante es preparar nuestro vehículo para el viaje, también lo es preparar a nuestra familia y a nosotros mismo. Conducir habiendo descansado para que nuestros reflejos estén en perfecto estado es fundamental. El cansancio hace que disminuya la velocidad de reacción y con hielo o nieve de por medio eso puede suceder en cualquier momento. Además, debemos conducir con el estómago no muy lleno y estar bien hidratados.
Por último para evitar distracciones al volante sobre todo si viajamos acompañados, mejor realizar paradas cada dos horas para que todo el mundo descanse y nosotros nos podamos tomar un respiro de la conducción. Si lo hacemos con niños, estas paradas se hacen fundamentales para que los más pequeños se distraigan.
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