Desde el 1 de noviembre de 2011 el ESP, control electrónico de estabilidad, es obligatorio en los coches nuevos que se homologuen en Europa. Durante un tiempo algunos modelos nuevos pueden no llevarlo si se homologaron antes de la obligatoriedad, o si se consideran un restyling. Pero después de este pequeño período de transitoriedad, el 31 de octubre de 2014, todos los coches nuevos que se matriculen, sin excepción, llevarán este sistema de seguridad activa.
El ESP son las siglas en alemán de Elektronisches Stabilitäts Programm, pero no todas las marcas de coches las utilizan, algunas pueden referirse a este sistema como VSC, ESC, DSC, VDC… En el fondo es siempre lo mismo, el control de estabilidad. Vamos a ver por qué la Unión Europea decidió hacerlo obligatorio, y por qué si nuestro coche lo lleva, no deberíamos desactivarlo.
Nos ayuda a mantener la trayectoria
Los coches en movimiento están supeditados a las leyes de la física. No se mueven por arte de magia, y no son inmunes a ella. Cuando un coche se mueve actúan sobre él diferentes fuerzas, y van a actuar siempre provocando ciertas reacciones. Insisto en ello: siempre.
Cuando un coche se mueve en línea recta y velocidad constante, podemos decir que e mueve en una situación de equilibrio y seguridad, no tanta como si el coche está parado, pero casi.
Las situaciones delicadas llegan cuando el coche tiene que moverse y a la vez girar, acelerar o frenar. Todas estas acciones introducen desequilibrios que desestabilizan el coche. Es fácil de entender: cuando frenamos el morro de nuestro coche se inclina hacia delante (el morro de hunde) y nosotros nos desplazamos e inclinamos un poco hacia adelante, o cuando tomamos una curva el coche se inclina y nosotros nos desplazmos e inclinamos también hacia el exterior de la curva.
Esos movimientos que todos hemos sentido son debidos precisamente a esas acciones, o fuerzas, que desestabilizan el coche. Y por eso un conductor que no sepa reaccionar ante una situación de desestabilización del coche, puede perder el control del mismo, y tener un accidente, por ejemplo saliéndose de la curva, o haciendo un trompo.
Subvirar y sobrevirar: el coche «se nos va»
En una curva, por intentar pasarla a demasiada velocidad, porque el pavimento es más deslizante de lo normal, por suciedad o por lluvia, o porque los neumáticos no nos dan suficiente agarre, o por ejemplo ante un imprevisto que nos hace dar un volantazo para esquivar un obstáculo, el coche «puede írsenos». Puede ser que el coche subvire, es decir que se vaya de morro, y nos saldríamos de la curva, o que el coche sobrevire, es decir que se vaya de culo, y giraría demasiado o incluso se atravesaría o terminaría mirando hacia atrás.
En esos momentos es cuando conviene saber actuar. La teoría nos dice que para corregir el subviraje habría que levantar un poco el pie del acelerador y deshacer un poco el giro del volante, y que para corregir el sobreviraje hay que hacer contravolante y ser muy fino con el acelerador. Pero claro, esto no es tan fácil de hacer como de decir.
Hay que tener algo claro: ningún conductor tiene la formación, habilidad y temple suficientes, con la formación básica de la autoescuela, para saber actuar en situaciones límite. O dicho de otra manera: somos conductores, no pilotos, y esa es una gran diferencia.
Un piloto ha desarrollado una capacidad para detectar y corregir los momentos de desestabilización muy superior a la de un conductor, y tiene la habilidad, en las manos, girando el volante, con suavidad o con rapidez, según lo que toque, y en los pies, con el freno y con el acelerador, son sensibilidad y tacto, para corregir la trayectoria del coche. Lamentablemente un conductor no tiene esa habilidad, porque nadie nos la ha enseñado, y nunca la hemos puesto en práctica.
Por eso hay cursos de conducción, de diferente tipo, de conducción segura, de conducción preventiva, de conducción deportiva, para intentar enseñar estas técnicas a los conductores. Pero vuelvo a insistir, siendo muy útiles estos cursos, unas horas de práctica no se pueden igualar con los años de formación y experiencia de un piloto.
Y por eso existen los sistemas como el control electrónico de estabilidad ESP: él se encarga de corregir la trayectoria del coche si no es la adecuada, y que este vaya por donde le decimos que vaya. Corrige el subviraje y corrige el sobreviraje. Claro, dentro de los límites de la física, no es mágico.
El ESP incluye una serie de sensores para saber si el coche se mueve por donde debe, o si se está desestabilizando y no lo va a hacer. Hay básicamente tres sensores: uno para conocer el ángulo de giro del volante, otro para conocer el giro de las ruedas, y otro para conocer cuánto está girando el coche.
El giro del volante es lo fundamental
Es decir, si yo con el volante le digo al coche que tiene que girar tantos grados, pero el coche no lo está haciendo, y gira menos, el sistema reconoce que el coche está subvirando, y si el coche gira de más, el sistema reconoce que el coche está sobrevirando. Y entonces es cuando el ESP actúa para corregir la trayectoria mediante el frenado selectivo de las ruedas.
Hay un aspecto vital, que todo conductor tiene que grabar en su memoria: el ESP intentará por todos sus medios que el coche vaya a dónde el conductor le diga que vaya. Es decir, en un coche con ESP el conductor no debería hacer nada especial salvo girar el volante lo justo y necesario para trazar la curva.
Si el conductor intenta hacer contravolante, pensando que así va a corregir la trayectoria, ha actuado mal, porque el ESP intentará llevar el coche a dónde indique el conductor con el volante. Si el coche sobreviraba y se nos iba de culo, y hacemos contravolante girando el volante hacia el exterior de la curva, el ESP va a hacer que el coche vaya hacia el exterior de la curva. Y entonces es cuando nos salimos, o nos golpeamos contra el guardarraíl si lo hay.
Es decir, como un gran monitor me dijo en un curso de conducción: «Si con el volante apuntas al árbol, el ESP te va a llevar al árbol. En un coche con ESP hay que apuntar al centro del carril, a trazar la curva, nada más».
Pues eso, si estamos conduciendo un coche con control de estabilidad, nosotros como conductores no tenemos que hacer cosas especiales con el volante, simplemente tenemos que apuntar con el volante, con suavidad, hacia donde queremos que el coche vaya.
El ESP es un sistema que está siempre vigilante listo para actuar en cualquier momento. Actúa rapidísimamente, reaccionando más rápido que cualquier conductor normal, y evita el accidente si se ha puesto al coche en apuros, hasta donde las leyes de la física lo permiten. Es por todo esto que el ESP se ha hecho obligatorio y por lo que ningún conductor debería desactivarlo nunca, por su seguridad, y la de los demás que compartimos las carreteras.
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En Circula Seguro | ¿Qué es el ESP o control electrónico de estabilidad?