Por ahí no paso, lo siento

Morrillu

3 de marzo de 2012

Dicen que para entender perfectamente a alguien, a veces hay que ponerse en la piel del otro. Y si esto lo aplicásemos al volante nos convertiríamos seguramente en, además de respetuosos con los demás, en mucho mejores conductores. Porque además de entender los problemas que puede tener otro usuario de la vía al circular con su vehículo, también sabríamos dónde nos puede armar una pifia.

En mi interior conviven cuatro conductores diferentes: el de automóviles, el de motocicletas, el de bicicletas y el de peatón. Es obvio que todos, absolutamente todos somos lo último, peatones, y en el momento que empezamos a conducir lo compartimos. Pero no sé por qué me da la impresión que olvidamos con bastante facilidad. Creo que cuando estamos al volante (o manillar) no recordamos a la gente de a pie, o a la que no va a pie, en silla de ruedas, o lleva un carricoche de bebé, o simplemente tiene dificultades para desplazarse. La foto habla por si sola:

Paso cortado

Quizás el fallo fue nuestro por no habernos comprado un carrito de bebé de esos todoterreno con frenos, suspensión independiente, ruedas de tacos, chasis reforzado… ¿seguimos hablando de carri-coches? Ahh, si, espera, que esto es la jungla urbana y aquí cada cual se aplica aquello de: arréglatelas como puedas.

Me pregunto cómo es posible que la gente sea capaz de pararse en doble fila habiendo, cincuenta metros más adelante, un hueco para aparcar o, lo que es peor, dejen el coche sólo medio aparcado por no tardar treinta segundos más en hacer la maniobra completa. O paren en la esquina, sin importarles que siendo un cruce, a lo mejor, están obstaculizando la visión cuando se accede a la intersección en una de las direcciones, con el consiguiente peligro.

Lo de parar encima de los pasos de peatones, impidiendo u obligando a las sillas de ruedas o carritos a esquivarles, ya me parece de encefalograma plano, sinceramente. Más de una vez he llamado la atención a alguno y, por supuesto, le he obligado a retirar el vehículo para poder cruzar correctamente. A veces, yo tampoco tengo donde parar y, o bien aparco lejos, o me busco un parking o, simplemente voy antes. El último recurso es aparcar mal, pero siempre donde no estorbe absolutamente nada y por el tiempo mínimo. Y nunca me bajo del vehículo en estas circunstancias.

Para acabar, os voy a contar un caso que me sucedió este jueves. Circulando por una avenida de dos carriles con bastante tráfico, vi que estaba esperando una chica con un carrito y un crío de la mano para cruzar. Detuve mi vehículo para dejarla pasar por el correspondiente paso de cebra. Detrás de mi no venia nadie más por lo que seguramente, la inmensa mayoría habría dicho: no paro, total, detrás de mi ya podrá pasar. Menuda lógica se gastan algunos…

Pues bien, la chica en cuestión dijo con la voz suficientemente elevada que era el primero que se había detenido de más de una decéna de vehículos. Me parece increíble que alguien tenga que agradecer a un conductor que se detenga en un paso de peatones. Bajé la ventanilla y le respondí que, simplemente había parado porque precisamente, en el asiento de atrás, llevaba sentado a mi hijo y la entendía perfectamente.

Y es que además de conductor, soy peatón. Y padre.

Foto | Circula Seguro, Morrillu