¿Quién no se ha encontrado alguna vez al circular en mitad de la noche por una oscura y recóndita carretera con una persona que deambula por la calzada sin hacerse ver? Y no, no hablo de la leyenda urbana aquella sobre la chica de la curva, sino de un noctámbulo peatón que, ajeno a lo que le rodea, trisca por la carretera como quien pasea por mitad del campo.
Si días atrás hablábamos de peatones en la jungla del asfalto, hoy nos encargamos de los que transitan por las carreteras, y ni que sea para variar pido un contenido aplauso para la DGT después de leer lo siguiente:
Tras la muerte de dos peatones el domingo cuando caminaban por una carretera gallega la DGT ha decidido hacer operativo este sistema que supondrá una sanción de 80 euros a los peatones que circulen por carreteras rurales sin dispositivos reflectantes.
De acuerdo, primero es la educación y luego la sanción. “Educa a los niños y no tendrás que castigar a los hombres”. Que sí, que sí, pero esto es lo que hay: yo me muevo a diario por entornos rurales y veo día sí y día también… no, mejor dicho, veo noche sí y noche también a infinidad de personas que vagan por las carreteras sin ningún tipo de cuidado o precaución, y mucho menos usando un triste chaleco reflectante.
Al contrario, si puede ser van de oscuro para no desvelar el misterio de su ubicación, no vaya a ser que los demás los veamos desde el interior de un vehículo y podamos verlos a distancia. Con lo divertido que es esquivarlos a última hora justo cuando descubrimos que ese arbusto de ahí es en realidad un tipo con boina y chaqueta marrón que camina por donde le viene en gana…
Así que sí, si nadie por su cuenta pone remedio a esto, que venga la DGT y vea. Que vea, digo, que nadie hace caso de lo que cuenta el Reglamento General de la Circulación y que extracto aquí:
Fuera de poblado, como norma general, la circulación de los peatones se hará por la izquierda. No obstante, la circulación de peatones se hará por la derecha cuando concurran circunstancias que así lo justifiquen por razones de mayor seguridad. Circularán por su derecha los que empujen o arrastren un ciclo o ciclomotor de dos ruedas, carros de mano o aparatos similares, todo grupo de peatones dirigido por una persona o que forme cortejo y los impedidos que se desplacen en silla de ruedas. La circulación por el arcén o por la calzada se hará con prudencia, sin entorpecer innecesariamente la circulación.
Fuera de poblado, entre el ocaso y la salida del sol o en condiciones meteorológicas o ambientales que disminuyan sensiblemente la visibilidad, todo peatón deberá ir provisto de un elemento luminoso o retrorreflectante homologado que sea visible a una distancia mínima de 150 metros para los conductores que se le aproximen, y los grupos de peatones dirigidos por una persona o que formen cortejo llevarán, además, en el lado más próximo al centro de la calzada, las luces necesarias para precisar su situación y dimensiones, las cuales serán de color blanco o amarillo hacia adelante y rojo hacia atrás.
No se trata de un capricho. La visibilidad es necesaria para la seguridad, tanto la del peatón como la del conductor. Quien quiera entenderlo, que lo entienda de una vez, y quien no… que al menos reciba una colleja en forma de sanción. Ahora, sólo falta que alguien se dedique a sancionar estas cuestiones, claro, que de momento no conozco a ningún radar capaz de emitir recetas para peatones invisibles.
Ciclistas, la noche os confunde
Addendum, ya que estamos: los ciclistas y la noche. “Cuando sea obligatorio el uso del alumbrado, los conductores de bicicletas llevarán, además, colocada alguna prenda reflectante que permita a los conductores y demás usuarios distinguirlos a una distancia de 150 metros, si circulan por vía interurbana”. Eso es lo que dicta la ley… y el sentido común.
Llamo la atención en este punto a todos esos trabajadores que van arriba y abajo en bicicleta vestidos con la ropa de faena, generalmente ropa de color azul oscuro que por la noche no se ve. Transitan por carreteras locales y comarcales desde los polígonos industriales en que trabajan hasta los pueblos donde residen, y en muchas ocasiones lo hacen a oscuras, sin luces ni chalecos. Es un riesgo laboral y vial que no tiene ningún sentido.
Supongo que habrá que esperar a que haya un atropello multitudinario para que alguien tome cartas en el asunto. Mientras tanto, vamos de susto en susto por la carretera.
Vía | prnoticias
Foto | out0fwave, spanginator
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