Parar, aparcar o tirar el coche, esa es la cuestión

Josep Camós

23 de enero de 2011

¿No ves que molestas, coño?

Ese fue, textualmente, el primer piropo que recibí de otro conductor. Yo tenía una experiencia al volante de unos… cuatro días con un coche que era dos meses más viejo que yo y una “L” verde que lucía brillo de nuevo. El caso es que me dio por hacer una parada en un chaflán de los muchos que hay en Barcelona pero, cosas de mi torpe cálculo espacial de por aquel entonces, no me di cuenta de que una parte de mi modesto cochecito invadía levemente un carril destinado a la circulación. Conclusión: molestabacoño muy a mi pesar, que a mí nunca me ha gustado causar problemas.

Salí de allí mosqueado por las formas de aquel conductor, pero aprendí algo que en todos estos años he intentado llevar a rajatabla: cuidado con dónde aparcas, no vaya a ser que molestescoño. Siento la repetición de esa malsonante construcción, pero es que la frase se me quedó grabada a fuego, algo que, por lo que veo una y otra vez cada día por la calle, no le ocurrió jamás a esos seres humanos que tiran sus coches ahí donde les viene en gana.

En el mundillo de los exámenes de Tráfico, se obsequia con una falta “9.3. Selección del lugar” a ese aspirante a la obtención del permiso de conducir que, castigado por la ceguera que dan los nervios, elige la peor de las alternativas posibles para parar el coche cuando el examinador le comunica que ya está todo el bacalao vendido y que por él ya puede ir dejándolo, que sí, que ya, que se ha acabado. Al menos en los exámenes a los que yo he asistido ese “9.3” apenas se dispensa, pero más allá de la obtención del permiso, desde luego, hay como para llenar talonarios con ese código.

El que se para en toda la rotonda

De acuerdo, con la ley en la mano tenemos que en una glorieta o rotonda no tiene por qué estar prohibido parar ni estacionar, a no ser que dificultemos el giro de los vehículos que circulan por ella. Ahora bien, ¿se os ocurre un lugar más caótico que ese para hacer vuestras necesidades? A la necesidad de parar para que baje la abuela me refiero, claro, que de las otras ya se encargarán los conductores que lleguen y encuentren vuestro coche ahí en medio.

Mal aparcado

El que se queda a vivir en doble fila

Dice el Reglamento de la Circulación que la parada en doble fila está permitida si no entorpecemos mientras que el estacionamiento, no. Y eso es así entre otras cosas porque parar significa inmovilizar el vehículo por tiempo inferior a dos minutos y sin abandonarlo en ningún momento, no vaya a ser que quiera salir alguien y haya que largarse, mientras que estacionar equivale a dejar el coche en un sitio hasta que se pudra de viejo, que es lo que hace más de un conductor al tirar el coche en medio de la calle para irse a comprar el pan, el periódico o un paquete de tabaco, inmune a la idea de que quizá esté molestando al dejar el coche allí plantado a la espera de que aprenda a moverse él solito.

El que deja el coche en el vado y emigra

En el caso de los vados permanentes, pensados para dejar libre el paso de vehículos hacia el interior de un edificio, se produce un fenómeno curiosísimo que incluso llega a transmitirse como una tradición, de padres a hijos e incluso a los familiares que vienen de visita. Y es que en casi todas las calles hay un vado en concreto en el que todo el mundo aparca porque “ese vado no es de nadie”, luego también está el vado en el que “se puede aparcar porque al dueño no le importa”, e incluso el vado en el que “no pasa nada si dejas el coche porque hasta por la mañana no vienen a sacar la furgoneta, a eso de las ocho y cuarto”, matiza la vecina, y finalmente está el vado que no tiene señal pero en el que nadie aparca porque lo usa el dueño para dejar su coche… en la calle.

El de los vados es todo un mundo que, además, cuenta con un apartado dedicado a la comunicación entre el conductor que aparca allí y el dueño del vado. Antiguamente, existía la opción epistolar del tipo: “si molesta, estoy en…”, que con el auge de la telefonía móvil se transformó en un: “si molesta, llamar al 609.XXX.XXX”, y que con el paso que llevamos acabará siendo un papelito que diga: “si molesta siempre puedes seguirme en twitter: @pepito”.

Paso de peatones

El que cree que un paso de peatones es… ¡un parking!

Una serie de líneas de gran anchura, dispuestas sobre el pavimento de la calzada en bandas paralelas al eje de esta y que forman un conjunto transversal a la calzada, indica un paso para peatones, donde los conductores de vehículos o animales deben dejarles paso. No, no es un sitio que han marcado en el suelo para que podamos dejar ahí el coche. Ah, y para que el resto de los conductores podamos dejar pasar a los peatones, tampoco resulta muy útil que haya coches en doble fila justo antes del paso para peatones, que la carne de burro no transparenta y el vehículo de tracción animal, tampoco.

El que cree que lleva el coche del hombre invisible

Porque ese es en definitiva el problema de fondo: que más de uno, cuando deja el coche ahí tirado, cree que el suyo es el coche del hombre invisible y que, por tanto, es imposible que moleste ya que transparenta todo cuanto sucede a su alrededor. Y cuando ya la cosa alcanza límites extrasensoriales es cuando llega el conductor del vehículo que molesta, porque molesta, y con una mirada de desdén te dice algo así como: “pero si pasas de sobraaa”. Como si todo se resumiese en eso.

Comenzaba esta reflexión recordando mis primeros días como conductor y acabo recordando una anécdota de mis días de repartidor. Iba yo por una calle muy estrecha en la que debía avanzar con mucho cuidado de no tocar ningún balcón con el camioncillo. En estas que me encuentro una Opel Combo encima de la acera, a dos ruedas. Evidentemente no me moví y ocurrió eso que acabo de contar: llega el tipo de la furgonetilla, la mirada desdeñosa, el gesto con la mano para que pasara, la sonrisa burlona… y mi respuesta cortante: ¿Tú qué quieres, que me lleve puesta la ropa que tienen tendida en el entresuelo? Al tipo se le heló la sonrisa al comprender que por arriba yo no pasaba ni loco. Sacó la Combo de la misma forma que años atrás yo había sacado mi coche de aquel chaflán.

¿Me habré dejado algún ejemplo? Si veis que sí, decidlo y ya os leo, que tengo que mover el coche…

Foto | Vagabond Shutterbug, Dick Penn, Daniel Lobo
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