Estamos en pleno verano y es época de hacer viajes con el coche. Aunque todavía no terminamos de salir de la crisis, y aunque haya que conformarse con unas vacaciones de bajo coste, por ejemplo yendo al pueblo, en lugar de irse de viaje a algún lugar más exótico, se siguen realizando muchos viajes por carretera.
Hay una máxima realmente importante y válida para todo caso cuando se conduce: no hay que hacerlo con prisas. Y desde luego cuando tenemos que hacer un viaje largo con el coche, las prisas son todavía menos aconsejables. El primer consejo que debemos recordar es no marcarse una hora de llegada ni tener prisa por llegar.
No podemos pretender hacernos un viaje largo del tirón, apurados por llegar a una hora determinada. Es algo peligroso de verdad. Conducir es una tarea cansada, que requiere mucha concentración, y que se realiza en una postura estática que termina resultando incómoda.
Cansancio y fatiga disminuyen nuestra capacidad de reacción
Nuestra vista y nuestro cerebro se cansan, pero también lo hacen nuestras manos y brazos, la espalda, y las piernas y pies. Y como estamos en una posición estática la circulación sanguínea también puede verse afectada. El consejo de parar a descansar cada cierto tiempo no es caprichoso ni baladí, tiene toda la razón de ser.
Debemos tener presente que cada dos horas de conducción, o unos 150 a 200 km recorridos, aproximadamente, hay que parar, detener el coche, bajarnos y descansar. Detenernos unos minutos, salir del coche, cambiar de postura, descansar la vista, estirar las piernas y caminar un poco, respirar aire fresco del exterior y beber algo, es lo mejor que podemos hacer para seguir conduciendo después con máxima seguridad.
Se ha comprobado que cuando un conductor lleva mucho tiempo seguido al volante, el cansancio y la fatiga que empiezan a aparecer hacen que pierda concentración y que su velocidad de reacción ante un imprevisto disminuya. Así que parar para descansar no solo es una cuestión de comodidad, lo es también de seguridad.
Hidratarse también es muy necesario, pues el cerebro es el primero que acusa la falta de agua, y en consencuencia la capacidad del conductor al volante. Por eso deberíamos de beber agua o algún refresco incluso cuando conducimos, pero desde luego cuando paramos a descansar.
Si la bebida tiene algo de azúcar no solo rehidrataremos nuestro cuerpo, sino que también recuperaremos algo de glucosa que agradecerá todavía más nuestro cerebro. Se puede comer también algo ligero, como por ejemplo un sándwich o fruta. La parada se puede aprovechar también para repostar o para pasar al aseo. No es una pérdida de tiempo.
Los conductores que puedan acusar con más facilidad somnolencia al volante, deben aprovechar esta parada todavía con más razón: el aire fresco y caminar les desperezará, y tomar un café o alguna bebida con cafeína les ayudará a reactivarse. Y si con eso no es suficiente, parar un poco más de tiempo y echarse una siesta en una área de descanso segura, es lo mejor que pueden hacer.
No conviene tener tanta prisa por llegar del viaje como para no tener ni 15 o 20 minutos para parar a tomarse un descanso. Las encuestas muestran que casi la mitad de los conductores no paran a descansar cada dos horas como se aconseja. Hay que hacerlo antes de que nos sintamos cansados. Incluso se pueden planificar las paradas sobre el mapa, en lugares que además tengan algo bonito que ver mientras descansamos. Este verano no lo olvidemos en nuestros viajes, por favor.
En Circula Seguro | Por fin, ¡vacaciones de verano!