Hoy lunes 25 de mayo conocemos una nueva etapa en la desescalada del confinamiento por la alarma sanitaria, que nos ha tenido con el coche parado tanto tiempo. 22 millones de españoles (el 45% de la población) pasan a Fase 2, lo que suponen nuevas ventajas de movilidad y reunión con respecto a la Fase 1. Además de los desplazamientos por la provincia que ya podíamos hacer con anterioridad, ahora podemos ir a lugares como centros comerciales, playas o eventos sociales. Eso sí, siempre armados con nuestra mascarilla y bajo determinadas circunstancias de aforo que nunca está de más revisar.
En este escenario es muy posible que vayamos a hacer uso de nuestro vehículo particular después de tenerlo estacionado durante mucho tiempo. Si no hemos tomado las recomendaciones básicas para estacionar un vehículo durante mucho tiempo, ya no hay marcha atrás. Pero sí hay determinadas pautas que podemos seguir para revisar que nuestro automóvil se encuentra en perfecto estado. Si debes hacer algún viaje por la provincia o de cierta importancia, no lo dejes para el último momento.
Revisar la presión de los neumáticos
Lo primero que debemos hacer es plantarnos delante de nuestro vehículo y realizar una primera inspección visual. Lo primero que nos podría llamar la atención, aparte del polvo o la suciedad que se haya podido acumular, es que las ruedas estén ligeramente desinfladas. Incluso aunque a primera vista no lo parezca, debemos tener por seguro que así ha sido, pues ya sabemos que con el tiempo los neumáticos pierden presión poco a poco.
Lo ideal es que antes de que lo hubiésemos dejado estacionado, hubiésemos inflado las ruedas hasta el máximo recomendado para nuestro modelo. Incluso los hay que colocan gatos o tacos bajo el coche para que los neumáticos desinflados no se deformen, ya que efectivamente la estructura de la goma se puede dañar si pasa mucho tiempo. En todo caso, debemos contar con que debemos acudir a la gasolinera a revisar la presión de los neumáticos y acudir con cuidado si vemos que estos se han desinflado.
2. Revisar el nivel de los líquidos
Lo segundo que debemos hacer es abrir el capó y revisar los niveles de los distintos líquidos que hacen funcionar nuestro vehículo. En este caso, no solo debemos tener en cuenta la posible evaporación de alguno de ellos, sino también la posibilidad de que nuestro automóvil tenga alguna fuga y haya perdido flujo (algo que podemos comprobar mirando debajo de nuestro vehículo). Los líquidos que debemos comprobar son:
- El aceite de motor (metiendo la varilla en frío), para que sus piezas estén debidamente lubricadas.
- El líquido refrigerante, más ahora que empiezan las altas temperaturas.
- El líquido de frenos, que debemos revisar en todo caso en nuestro taller de confianza.
- El líquido del limpiaparabrisas, ya que presumiblemente lo usaremos para limpiar la luna de polvo acumulado.
Si detectamos que alguno de estos niveles están bajos, lo rellenaremos siempre con el líquido que corresponde en cada caso. De todas formas, no debemos descartar llevar el coche al taller para que nos revise el líquido de frenos o nos haga un cambio completo del aceite, algo muy recomendable tras largos estacionamientos.
3. Colocar la batería (si la habíamos retirado)
A continuación es el momento de hacer revivir nuestro vehículo, pero no lo haremos por las bravas. Sabemos que la batería es uno de los elementos que más sufren los periodos de inactividad, porque aunque el coche esté parado, algunos elementos electrónicos siguen funcionando y la batería tiende a descargarse. Por ello, es posible que al inicio del periodo de confinamiento optáramos por retirar la batería, algo que no siempre es recomendable porque los vehículos más modernos cuentan con sistemas electrónicos que pueden llegar a desconfigurarse. Por eso, si finalmente lo hicimos, debemos volver a colocarla con cuidado de conectar correctamente los bornes y con total seguridad.
Arrancar el motor con cuidado
Cuando finalmente giremos la llave, debemos prestar mucha atención a lo que sucede. Si vemos que el coche no arranca, podemos parar e intentarlo más veces, pero nunca tener la llave girada más de cinco segundos. Ello es debido a que, si es un problema diferente de la batería, podemos terminar por empeorarlo. Si el problema es que la batería se ha descargado, insistir puede terminar por descargarla del todo, haciéndola inservible. Lo mejor en este caso es avisar a nuestro seguro o a algún familiar para que nos ayude a arrancar el coche con unas pinzas.
Una vez que lo hemos conseguido arrancar, es bueno tenerlo al ralentí durante al menos 5 minutos, para que el motor entre en calor y comiencen a circular los distintos líquidos. Mientras tanto, podemos revisar que no se enciende ningún testigo luminoso de avería y que los sistemas electrónicos del coche (incluida la iluminación), funcionan correctamente.
Circular por ciudad y carretera
Para que nuestra sufrida batería se cargue adecuadamente es imprescindible poner el coche en circulación. Debemos empezar a rodar de forma suave, sin grandes acelerones ni alcanzar grandes velocidad. Mientras tanto, podemos ir comprobando que todos los sistemas funcionan correctamente, como los frenos, o si el indicador de temperatura se eleva en exceso y salta el ventilador. Cualquier anomalía en este sentido podría indicarnos que existe alguna fuga en el líquido de frenos o el refrigerante.
Durante estos primeros minutos de trayecto prescindiremos de poner la radio o escuchar música. De esta forma podremos estar pendientes de posibles ruidos anormales de nuestro vehículo. De ser así, podemos esperar un rato más para ver si se deben al anquilosamiento del coche y desaparecen en cuanto éste “entre en calor”. De persistir, lo más recomendable es acudir cuanto antes a nuestro taller de confianza. Finalmente podremos entrar en carretera, para que la batería termine de cargarse a tope y comprobar que nuestro coche responde a todas las situaciones correctamente.
Acudir a la gasolinera a repostar
Una vez que nuestro vehículo ha terminado por “desperezarse”, es hora de la puesta a punto. Nuestro primer destino es la gasolinera para repostar. Aunque aún tengamos combustible de sobra, es muy posible que durante el largo estacionamiento se hayan formado sedimentos en el fondo del depósito, especialmente con gasoil. Estas impurezas pueden terminar dañando el sistema, por lo que es aconsejable que repostemos para que esas sustancias pueden revolverse y diluirse con el nuevo combustible.
Estando en la gasolinera podemos aprovechar para revisar el nivel de presión de los neumáticos, que como hemos dicho anteriormente, es muy probable que hayan perdido aire durante estas semanas de parón.
Lavar el coche haya estado en garaje o no
Bien en la propia gasolinera bien en un lavadero de coches, el siguiente paso es limpiar bien nuestro vehículo. Si ha estado estacionado en la calle es posible que haya acumulado hojarasca o restos vegetales en los limpiaparabrisas, que pueden rayar la luna si los accionamos estando sucios. También es muy posible que tengamos el coche manchado con deposiciones de pájaros, algo que no debemos demorarnos en retirar pues por su efecto corrosivo podrían dañar la pintura de la carrocería.
Aún habiendo tenido el coche en el garaje, con toda seguridad habrá acumulado polvo en toda su superficie. En este caso no basta con accionar el limpiaparabrisas para ganar el visibilidad. El polvo puede terminar por colarse en determinados engranajes y acabar dañándolos. El motor de los elevalunas eléctricos es un clásico, por lo que no bajes las ventanillas hasta haber lavado bien el coche.
Imágenes | PXFuel, Newspressonline, Flickr/Robert Couse-Baker, Pexels/Kaboompics, Flickr/Yonkers, iStock/Gunter_Nezhoda, PXFuel, PXHere.
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