Miedo a conducir tras obtener el carnet

Jaume

1 de abril de 2009

Sara es una chica de lo más normal. Durante muchos años nunca se había llegado a plantear convertirse en conductora. Pero a los 33 años eso cambió, se apuntó a la autoescuela y, tras dos intentos infructuosos, consiguió su flamante Permiso de conducción para el Reino de España. Ahí es donde empezaron los problemas. Como diría Laurence Fishburne, Bienvenida al mundo real.

No es un caso atípico. Un coche diferente, a menudo el de un familiar o amigo (con el susodicho incluido de serie como exigente copiloto), con un tacto diferente, gasolina en vez de diésel, etc. Y, sobre todo, la desaparición de esa figura salvadora con un omnipotente doble mando.

Conducir un vehículo es una actividad compleja. Circular, lo es aún más. Prestar demasiada atención a ciertos aspectos del manejo, por ejemplo a embragar con extrema suavidad para evitar el calado, hace que el recién iniciado sienta que desatiende otros aspectos. Hasta el punto de sentir que pierde el control del coche.

La suma de todas estas inseguridades, añadiéndole algunos errores tontos en sus primeras salidas con la L verde, provocan en Sara una especie de neurosis, que su autoestima baje, un miedo a conducir insalvable. En los peores casos puede desembocar en un cuadro de amaxofobia. Con su expreso permiso, aprovecharé el caso real de Sara para tratar este tema.

¿Cómo puede nuestra amiga superar el miedo a ponerse a los mandos de un vehículo? Lo que más le ayudaría es un punto de confianza en sí misma, de autoestima. Sara, si hay dos desconocidos que han pensado que estabas lista, tanto tu profesor/a como tu examinador/a, que además son profesionales, ¿por qué vas a llevarles tú la contraria? Ellos sabían que estás lista para continuar aprendiendo por ti misma. Así que adelante.

Lo más aconsejable es repetir más o menos los mismos pasos que durante las prácticas. Primero, aprender a conducir. Luego, a circular. El primer día puedes dirigirte a una zona cuanto más desierta mejor, donde puedas adaptarte a tu nuevo coche sin tener que estar pendiente del atroz tráfico. Practica las salidas, primero en llano luego en pendiente; los cambios de marcha, estacionamientos,… Durante el proceso, consigue que tus acompañantes no te atosiguen, que no intenten hacer valor sus costumbres adquiridas por delante de lo que te ha enseñado tu profesor. Incluso, si es posible, deshazte (temporalmente) de toda compañía.

Sara, sigue practicando tranquilamente hasta que automatices la conducción de tu coche. Llegará un momento en que no necesitarás prestar atención a tus pies y manos para manejar los mandos. Dejarás de pensar en lo que tienes que hacer tú, y te centrarás únicamente en lo que tiene que hacer el vehículo. Ese es el momento en que podrás empezar a moverte por carreteras convencionales.

Empieza por salir en momentos de poco tráfico, date una vuelta por una carretera nacional o autonómica. Te estarás familiarizando con el comportamiento de tu nuevo transporte sin tener que preocuparte por los infinitos detalles de la conducción en poblado: sin pasos de cebra, sin demasiados semáforos, calles estrechas con coches aparcando y desaparcando. Incluso cuando te sientas con fuerzas, puedes coger alguna autovía o autopista tranquila.

Embragar con suavidad al arrancar

Cuando tu embrague y tú seáis uña y carne, podrás meterte en el meollo de la ciudad. Ver los peatones a puntos de cruzar no será un problema ahora que controlas el coche no te controla a ti sino al revés. Callejea, aparca y desaparca, entra a rotondas, detente en stops complicado… ya estarás circulando.

Aunque al principio seguramente querrás alterar tu ruta para evitar lugares complicados, no lo hagas durante demasiado tiempo. Es más, cuando te sientas preparada, ve tú misma a buscar lugares complicados; pueblos más complicados, la capital, rotondas traicioneras de corto radio, cedas sin visibilidad, etc. Evitar los lugares complicados no te permitirá mejorar. Todo lo contrario, hará que el miedo se apodere de ti cuando te veas obligada a ir; justo lo que pretendemos evitar.

Sobre todo, Sara, ánimos. No te preocupe cometer errores. No te desanimes si se te cala el motor al salir de un semáforo. Una calada es inocua, a no ser que te quedes parada en medio de la vía del tren, nunca te va a pasar nada malo por ello. No te juzgues por eso. Ignora a los que tengan el pito fácil. Simplemente, tómalo como experiencia para mejorar.

Al final, serás una excelente conductora. No te olvides de venir a contárnoslo. Eso sí, no lo olvides nunca, ante todo Circula seguro.

Foto | Daquella manera, sergis blog

En Circula Seguro | La amaxofobia tiene cura