Michelin lanza un neumático verdaderamente impinchable

Josep Camós

23 de mayo de 2011

Todos hemos oído hablar de neumáticos antipinchazos, esos que cuando encuentran un clavo en su camino se pinchan… pero menos, y permiten al conductor proseguir la marcha durante unos cuantos kilómetros y a una velocidad determinada, dependiendo de lo que indique cada fabricante. En este tipo de cubiertas, una banda de goma rígida impide que el neumático se deforme al perder el aire y así el conductor puede llegar hasta un lugar en el que reparar el pinchazo.
Ahora, Michelin ha presentado el 3S Concept, un neumático que no se llega a pinchar, o que cuando se pincha se autorrepara en marcha, mientras vamos conduciendo, y lo más curioso de todo es que con este neumático no nos damos cuenta de lo que ha ocurrido hasta que desechamos la cubierta al final de su vida útil y nos ponemos a contar las cicatrices de los clavos que se bebió por el camino.
¿A que parece una historia de ciencia ficción? Pues no lo es.

Michelin ha dado a conocer este invento, aunque lo de «dar a conocer» hay que cogerlo con pinzas, que quienes se han encargado de comunicar esta novedad en la Challenge Bibendum 2011 que se ha celebrado estos días en Berlín han sido muy celosos con lo que contaban, ya que el neumático está en fase de prefabricación y no es plan de ir aireando secretos industriales… protegidos por 15 patentes.
Por lo que se sabe, el 3S Concept utiliza una banda de unos dos milímetros de grosor que contiene un misterioso componente que en caso de pinchazo se encarga de cubrir el orificio al instante sin necesidad ni de detenerse, algo que resulta más útil cuanto mayor es la frecuencia estadística en materia de pinchazos: en Europa pinchamos cada 75.000 kilómetros, y en algunas regiones del sudeste de Asia y de África pinchan hasta cada 3.000 kilómetros. Como para pensárselo.
Con la eliminación definitiva de la rueda de repuesto y el gato necesario para elevar el vehículo en caso de pinchazo, estamos hablando de una reducción de 30 kg de peso en el maletero, lo que se traduce en un ahorro de 1,9 gramos de CO2 por cada 100 kilómetros, y también en la lógica reducción en la fabricación de neumáticos, ya que sin las de repuesto se eliminan un 20% de las cubiertas necesarias para los turismos. En lo referente al consumo del vehículo, todo apunta a que este nuevo neumático tiene un comportamiento similar al que presentan los más ahorradores de la marca francesa.
Quizá exagero, pero me da a mí que desde la invención del neumático desmontable no habíamos asistido a una mejora parecida. Bueno, lo de eliminar las cámaras de aire e imponer el tubeless fue un hallazgo, y en cambio el falsamente llamado neumático antipinchazo siempre me pareció un engaño comparable a los supuestos beneficios de la rueda de galleta. Ahora, si el sistema del 3S Concept se impone estaremos hablando de olvidarnos para siempre de cambiar una rueda. Por fin.

Cuando el éxito fue pinchar el neumático

Aquella tarde de primavera de 1889, un ciclista irrumpió en la factoría de cauchos que regentaban André y Edouard Michelin. El intrépido deportista había pinchado uno de los neumáticos de su bicicleta y necesitaba ayuda, ya que Dunlop, que fue el fabricante de los primeros tubos de caucho inflados con aire para proporcionar confort a los ciclistas, había pegado los neumáticos a las llantas del vehículo de forma que era prácticamente imposible desmontarlos para su reparación.
Los trabajadores de Michelin hicieron cuanto pudieron con aquel neumático pinchado… pero el arreglo duró menos de 100 metros. Pese al fracaso, la idea del neumático desmontable se convirtió en el objetivo prioritario de los Michelin. Al cabo de dos años, la fábrica presentó un sistema que permitía «reemplazar en un cuarto de hora una cámara de aire pinchada, utilizando solamente medios mecánicos y sin que requiera la intervención de un especialista. En resumen, un neumático desmontable que pueda ser reparado por cualquier persona», según lo contaba el mismo Edouard Michelin.

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El neumático desmontable se probó a fondo en una carrera de ida y vuelta entre París y Brest, en el extremo oeste del país galo. Sin embargo, el invento necesitaba mejoras, ya que para reparar un simple pinchazo era necesario aflojar hasta… ¡17 tuercas! Y luego había que apretarlas, claro.
Tres meses después, Michelin presentaba un neumático que se podía desmontar en tan solo un minuto y cincuenta segundos y, para ponerlo a prueba, en junio de 1892 organizaron una carrera entre París y Clermont-Ferrand, donde tiene su sede la empresa. Además, para añadirle emoción al asunto, los organizadores esparcieron por el camino clavos que causaran pinchazos en las ruedas de los competidores y demostrar de esta manera la validez del neumático desmontable Michelin. Nunca tantos pinchazos dieron tanto éxito a una marca de neumáticos.